Una de mis cosas favoritas que en mi Iglesia se hace en tiempo de Navidad es comprar regalos y otros artículos para alguna familia que esté en necesidad en nuestra comunidad. Pasamos un par de meses ahorrando dinero, alguien compra los regalos, y tenemos una fiesta para envolverlos. Una vez que el último cordón ha sido atado, enviamos los regalos a las familias. Sus reacciones siempre son lo más destacado de la temporada Navideña para mi.
Mientras mi Iglesia es excelente todo el año en dar a los necesitados, yo siempre estoy especialmente agradecida por su generosidad en Navidad. Hay algo especial acerca de tomarse un tiempo en la que posiblemente sea la época más ocupada del año para dar a los demás. Es una hermosa imagen de lo que Cristo ha hecho por nosotros.
En una de las lecturas del devocional, aprendemos que hay muchas lecciones que podemos aprender de la primer parte de la canción de Zacarias. Lecciones como:
- Somos guardados para servir.
- Servicio es adoración; adoración es servicio.
- No hay miedo en el amor.
Zacarias cantó, «concedernos que, librados de la mano de nuestros enemigos,
le sirvamos sin temor, en santidad y justicia delante de Él, todos nuestros días». (Lucas 1:74-75)
«Los temas de salvación que corren tan profundamente a través de esta canción de Navidad describen mucho más que la transición de llegar a nacer de nuevo», Nancy escribe; «Dios nos salva con un propósito. Él nos salva para servirle a Él.»
Las Palabras de Zacarías nos enseñan que el servicio y la adoración son uno mismo. El servicio naturalmente fluye de la adoración, y la adoración naturalmente fluye del servicio. En otras palabras, «Nosotros alabamos a Dios sirviéndole; existimos para servirle a Él con adoración».
Por Su salvación, somos libres para «servirle sin temor», en santidad y rectitud delante de él todos nuestros días, Zacarías dice.
Debido a que Cristo vino a salvarnos del pecado, podemos adorarlo sin temor. Debido a Su extravagante gracia, queremos servirle fielmente.
Hacer ruido lleno de alegría
Cuando estaba en la secundaria, incluso en la universidad, una de las mejores cosas que hicimos durante todo el año fué villancicos en hogares de ancianos locales y miembros de nuestra Iglesia confinados en su hogar.
No, no todos nosotros tuvimos las mejores voces y algunos de nosotros no recordábamos todas las palabras, pero nosotros cantamos con nuestros corazones para quienes necesitaban un poco de alegría navideña. Cantamos canciones declarando el nacimiento de Cristo. Servimos a otros, y en el proceso tuvimos la oportunidad de alabar al Señor. Fué un ganar/ganar.
Te animo a tomar tiempo esta semana, ya sea con tu familia o con un grupo de amigos, canten alegremente para la gente que quizá no está disponible para ir a la Iglesia y cantar junto con la congregación. Mientras alabas a Jesucristo, sirves a otros al darles la oportunidad de hacer lo mismo?
Aprende más acerca del servicio en Aviva Nuestros Corazones podcast por Nancy DeMoss de Wolgemuth. ¿Qué otras maneras hay en las que podemos servir y alabar al Señor?
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