Las palabras importan. Estas pueden animar o destruir. Estas pueden sanar o herir. Estas pueden ser guiadas por el yo o ser guiadas por el Espíritu Santo.
Cuando María visita a Elisabet en el primer capítulo de Lucas, las palabras de bendición que Elisabet proclama no fueron dichas porque estaba llena de felicidad, sino porque estaba llena del Espíritu Santo.
«Y aconteció que cuando Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz y dijo: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!». (Lc. 1: 41-42)
Elisabet se somete al Espíritu Santo y, por eso, sus palabras son guiadas por ese mismo Espíritu. En Las primeras canciones de Navidad, Nancy nos recuerda que el Espíritu Santo es de donde viene la bendición de Elisabet.
«Realmente no había manera en que ella supiera las noticias de María, excepto que el Espíritu le hubiese dado una revelación. Él le proveyó tanto el conocimiento como la motivación para bendecir a María de tal manera que celebraba lo que su joven pariente estaba experimentando».
Yo quiero ser consciente de cómo el Espíritu Santo me guía, especialmente en mis conversaciones con otros. ¿No lo quisieras también? Con demasiada frecuencia somos guiadas por muchas ocupaciones y estrés, que se convierten en la guía de nuestras conversaciones.
Una receta para una buena conversación
Una de mis formas favoritas de pasar tiempo en la estación navideña es horneando. Es aún más disfrutable cuando se hace con una amiga. Hay algo en mezclar y medir que guía a una buena conversación. Así que invita a una amiga a tu casa y hagan este pan. Y mientras mezclan, tengan una conversación que honre a Dios.
Pan de Semilla de Amapola
- 3 tazas de harina
- 1 ½ cucharadita de polvo de hornear
- 1 taza y 2 cucharadas de aceite
- 2 ½ tazas de azúcar
- 1 ½ cucharadita de vainilla
- 1 ½ cucharadita de saborizante de mantequilla
- 1 ½ cucharadita de sal
- 3 huevos
- 1 ½ taza de leche
- 1 ½ cucharada de semillas de amapola
- 1 cucharadita de saborizante de almendra
Precalienta el horno a 350 F. Combina todos los ingredientes anteriores en un recipiente grande usando una batidora manual. Mezcla por 1 o 2 minutos. Engrasa dos moldes de pan grandes o cuatro pequeños. Hornea durante una hora (para los moldes de pan grandes) o hasta que el palillo salga limpio.
Glaseado
½ cucharadita de vainilla
½ cucharadita de saborizante de mantequilla
¾ taza de azúcar
½ cucharadita de saborizante de almendra
¼ taza de jugo de naranja
Combina todos los ingredientes del glaseado. Haz orificios pequeños en el pan caliente usando un tenedor. Luego vierte el glaseado encima. Deja enfriar completamente antes de remover de los moldes. ¡Sirve y disfruta!
¿Lista para aprender más acerca de cómo dejar que el Espíritu Santo guíe tus conversaciones? Echa un vistazo a este estudio devocional de cuatro semanas por Nancy DeMoss Wolgemuth llamado El Poder de las Palabras. ¿Cómo permitir que el Espíritu Santo guíe tus conversaciones con otros?
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