Día 19 | Génesis 22-24
Hoy vemos a Abraham enfrentando la prueba más grande de su vida: Dios le pide entregar el «hijo de la promesa». ¿Cómo puede ser esto posible si Dios le había prometido este hijo para levantar una nación después de él?
Dios probó la fe de Abraham al pedirle que ofreciera al hijo que había esperado por tantos años y a través del cual le había hecho tantas promesas (22:1-2). Y Abraham pasó la prueba: él amaba a su hijo pero amaba más a Dios, y confiaba en que el mismo Dios que se lo dio sería capaz de levantarlo de los muertos. Por esto obedeció sin importar el sacrificio. Dios cumple Sus promesas tal y como Él lo ha establecido (21:1-2).
¿Cómo alienta esta verdad tu fe en cuanto a «eso»que estás esperando que Dios haga en tu vida?
Cuando estamos en Cristo debemos estar dispuestas a entregarlo todo sin …
Hoy vemos a Abraham enfrentando la prueba más grande de su vida: Dios le pide entregar el «hijo de la promesa». ¿Cómo puede ser esto posible si Dios le había prometido este hijo para levantar una nación después de él?
Dios probó la fe de Abraham al pedirle que ofreciera al hijo que había esperado por tantos años y a través del cual le había hecho tantas promesas (22:1-2). Y Abraham pasó la prueba: él amaba a su hijo pero amaba más a Dios, y confiaba en que el mismo Dios que se lo dio sería capaz de levantarlo de los muertos. Por esto obedeció sin importar el sacrificio. Dios cumple Sus promesas tal y como Él lo ha establecido (21:1-2).
¿Cómo alienta esta verdad tu fe en cuanto a «eso»que estás esperando que Dios haga en tu vida?
Cuando estamos en Cristo debemos estar dispuestas a entregarlo todo sin importar el costo, así como hizo María cuando derramó el perfume a Sus pies.
«Entonces María, tomando unos 300 gramos de perfume de nardo puro que costaba mucho, ungió los pies de Jesús, y se los secó con los cabellos, y la casa se llenó con la fragancia del perfume». –Juan 12:3
La mejor adoración se da cuando entregas tu vida como sacrificio vivo de alabanza a Él. Cuando «derramamos nuestras vidas» a sus pies, en una vida de entrega y de servicio en Su nombre y por Su causa, muchos son atraídos e impactados por esta «fragancia».
Más adelante en la lectura vemos la obediencia y dedicación del siervo de Abraham (24:10-27). Este criado cumplió con el encargo de su Señor con oración, diligencia y humildad. Él oró por la guía del Señor para cumplir la encomienda, tuvo discernimiento y sabiduría para actuar y esperar que el Señor obrara. Dios recompensó su fe. También recompensó la fe de Abraham, que había confiado en que Dios guiaría a su criado.
Y finalmente, la hospitalidad de Rebeca (24:15-20).Ella recibe al siervo de Abraham con solicitud y bondad. No hay adorno más hermoso para una mujer que ser generosa y hospitalaria, aun con los extraños. Hoy en día vivimos vidas tan ajetreadas e individualistas que perdemos la bendición que Dios puede traer al recibir a otros en casa con amor y generosidad. ¿Qué te impide abrir tu casa a otros?
Para meditar:
- ¿Qué valor tiene Cristo para ti?
- ¿Hay algo que debes entregarle y que insistes en retener?
- ¿Cuál es ese acto de adoración sacrificial que Dios te está llamando a hacer? Recuerda que estás sirviendo un ídolo cuando la bendición de Dios o Sus dádivas son más atesoradas en tu corazón que el Dador de ellas. Nada tiene más valor que Cristo.
Cuando haces algo en nombre del Señor, ¿buscas Su dirección y lo haces con diligencia y oración o lo haces a tu manera? Dios quiere que Sus siervos caminen con Él y dependan de Él, y Él recompensa nuestra fe.
«Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y dijo: “¡Abraham, Abraham!”. Y él respondió: “Aquí estoy”. Y el ángel dijo: “No extiendas tu mano contra el muchacho, ni le hagas nada. Porque ahora sé que temes a Dios, ya que no me has rehusado tu hijo, tu único”». -Génesis 22:11-12
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