Soy una de esas personalidades «tipo A» que nunca siente que lo mejor de sí misma es suficiente. Recuerdo que cuando era niña y tocaba en un recital de piano, aunque leía la música correctamente y ejecutaba todas las notas adecuadamente, pensaba que había hecho una pésima actuación. Lo mismo ocurre con mis trabajos artísticos. Se podría pensar que soy más tolerante, ya que pinto sosteniendo los pinceles entre los dientes, pero no es así. Siempre me pongo un nivel de exigencia increíblemente alto y, como resultado, hay más trabajos que acaban en el bote de la basura que enmarcados en la pared.
Desde entonces he aprendido a dejar atrás mis tendencias de tipo A, pero de vez en cuando la «superdotada» que llevo dentro me mete en problemas, especialmente en mi camino con Cristo. He conocido al Señor durante muchos años y he crecido en Él a lo largo de las últimas décadas, sin embargo, en ocasiones me he quedado despierta por la noche, sin poder dormir, pensando...
Señor Jesús, ¿estoy haciendo bien esto que se llama «la vida cristiana»? ¿Estoy viviendo una vida que te agrada, es decir, que realmente te agrada? Es durante esas horas locas de medianoche cuando me preocupo y me pregunto qué piensa Dios de mí. ¿Es sincero mi arrepentimiento? ¿Son puros mis motivos cuando adoro? ¿Sólo te obedezco para ganar puntos? Al instante, se me hace un nudo en el estómago.
Tal vez te identifiques (no es necesario que seas del tipo A; podrías ser de un tipo de personalidad completamente diferente). Anhelas vivir una vida que complazca a Dios, pero la duda y las inseguridades te hacen tropezar. O puedes pensar que agradar al Señor es cuestión de seguir un montón de reglas y regulaciones, pero encuentras que «Haz esto» y «No hagas aquello» solo te lleva a más frustración. O puede ser que haya pecados ocultos en tu vida que te frenen.
Enciende la llama en tu corazón
Bueno, eres una seguidora de Aviva Nuestros Corazones, y quizás incluso te dirijas a Mujer Verdadera '22. Para mí, al menos, eso demuestra tu deseo de vivir una vida que agrade a Dios. No sólo de obedecerle, (aunque eso es lo que demuestra que le amamos), sino de amarle con pasión, afecto vivaz y deseo intenso, teniendo el anhelo de conocer a Dios cada vez mejor, con fuego en los ojos y en el corazón. Así que, enciende la llama en tu corazón y conoce la fuente de amor que es Él. No hay mejor manera de conocerlo que a través de Su Palabra....
- Adéntrate en la Palabra de Dios y tu corazón cambiará. Estarás disciplinando tus afectos contra la tentación y enseñando a tu corazón a no divagar tan a menudo.
«Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida» (Prov. 4:23).
- Adéntrate en la Palabra de Dios y tu pasión por Jesús aumentará. Crecerán las emociones de apego al Señor y la devoción a Sus caminos. Los sentimientos siguen a la fe, y…
«…la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo» (Ro. 10:17).
- Adéntrate en la Palabra de Dios y serás fortalecida para elegir el camino que honra a Dios.
«Más bien disciplínate a ti mismo para la piedad. Porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura» (1 Ti. 4:7–8).
- Adéntrate en la Palabra de Dios y te convencerás de que vale la pena seguir a Jesús.
Sabrás que Sus deleites son más satisfactorios que los del pecado.
«Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de Él. Mi oración es que los ojos de su corazón les sean iluminados, para que sepan cuál es la esperanza de Su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos, y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de Su poder» (Ef. 1:17-19).
Descubre lo que le agrada a Él
Efesios 5:8,10 lo resume bellamente: «Anden como hijos de luz... Examinen qué es lo que agrada al Señor». Amiga, simplemente averigua qué es lo que le agrada a Jesús; pídele que te muestre lo que le deleitaría, lo que lo honraría y exaltaría. Encuentra maneras de «hablar de Jesús», de darlo a conocer y de mostrar Sus atributos. Luego, mantenlo a Él como tu centro de atención. Cuando lo hagas, estarás viviendo como hija de luz, ¡y estarás trayendo una sonrisa al corazón de Dios!
¿Quieres más y más de la bondad y la paz de Dios? Entonces aprende a conocerlo cada vez mejor. Porque a medida que lo conozcas mejor, te dará, con Su gran poder, todo lo que necesitas para vivir una vida verdaderamente buena.
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