Teniendo en cuenta cómo caminamos

Cuando mis hijos eran pequeños, uno de ellos padecía de fuertes alergias y crisis de asma. Esta condición le producía mucho dolor en el pecho, y nos provocaba muchas noches de desvelo. Por años, mientras lo acompañaba en este proceso debí instruirlo en que era necesario que sus bronquios se fortalecieran, pero que llegaría un momento en que estas crisis serían cada vez menos frecuentes. El dolor que experimentaba era necesario para que sus pulmones se hicieran más fuertes.

De igual forma, en nuestra vida suceden situaciones no deseadas, son las que llamamos crisis, vienen de forma repentina la mayor parte de las veces y nos toman sin aviso. Sacuden nuestro mundo y prueban nuestra fe. Puedes poner el nombre a aquella en que te encuentres: un hijo rebelde, un esposo no creyente, falta de trabajo o de salud, un padre envejeciente, un diagnóstico repentino… pueden ser tan variadas. Pero todas tienen algo en común, son instrumentos en las manos de Dios para moldear nuestro carácter, para que salga quiénes somos en nuestro interior y para que Cristo pueda ser formado en nosotras mientras caminamos a través de ellas.

Comencé a compartirte de cómo enseñaba a mi hijo en su dolor porque creo que es una buena ilustración de cómo Dios lo hace con nosotros en las pruebas. La historia no es nueva, Israel fue afligida y Dios le dijo que iba al desierto para que conociera lo que había en su corazón, para que conociera lo que había en él (Dt. 8:2). Lo importante no es lo que atraviesas si no cómo lo atraviesasno es lo que padeces si no cómo decides vivir ese tiempo en que Dios busca purificarte como a los hijos de Levi al pasarte por fuego (Mal. 3:3).

La verdad es que el camino de la espera es el más incómodo, el menos deseado y el más impaciente. Es de dónde deseamos huir, pero es el aula de Dios y en ella muchas veces Él nos moldea con el fuego del dolor. ¿Has estado o estás allí? Ésta experiencia es común para todos sus hijos. Te invito a que puedas unirte a la lectura del capítulo 9 de nuestro libro Mujer Verdadera y tomar aliento.  Dios nos ha dejado Su Palabra como aliento y el testimonio de quienes nos precedieron para que veamos Sus pisadas; pero también Él desea que nos animemos a correr con los ojos puestos en Jesús hasta el final.

Nuestra vida de fe inicia de forma individual, cuando entregamos nuestra vida al Señor, pero no llegaremos solas al cielo, sino caminando las unas junto a las otras.

En este capítulo transitaremos las sendas del dolor, pero asidas también de la llave de las promesas, como lo hizo El Peregrino. Recordaremos juntas que ellas abren las cerraduras de las dudas en el dolor y nos permiten salir victoriosas no importa qué podamos enfrentar. Nuestro Dios reina en medio de cada situación que vivamos y Él las permite para nuestro bien y para Su gloria. ¡Que al leer este capítulo tu alma pueda cantar de esperanza y dar gracias a Dios por cada situación en que Su presencia ha estado contigo!

‘El SEÑOR es mi fuerza y mi escudo; en Él confía mi corazón, y soy socorrido; por tanto, mi corazón se regocija, y le daré gracias con mi cántico’. Sal. 28:7

 

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Sobre el autor

Elba Ordeix de Reyes

Esposa de Roby y madre de tres hijos adultos: Gabriel, Anna Gabriela y Andrés. Abuela de Noël, Lucas, Olivia, Vera y Julia Ann.

Anhela vivir una vida Coram Deo o en Su presencia cada día. Tiene pasión porque las mujeres … leer más …


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