Susana Wesley | Una heroína sin capa

Quiero ser la heroína. Quiero salvar el día, detener al villano y rescatar a quienes estén en peligro. Pero la mayor parte del tiempo, apenas puedo encontrar mis tenis, mucho menos mi capa de heroína. No tengo la energía necesaria para saltar de un edificio a otro. La mayoría de las veces, las preocupaciones de la vida diaria me convierten más en alguien que necesita ser rescatada, que en la mujer que desciende en picada para salvar a otros.

Pero eso no significa que tengo que dejar atrás mis sueños de heroína. Resulta que no se necesita capa ni saltar edificios a zancadas.

Un tipo de heroína diferente

El estudio de la historia cristiana vale la pena porque nos lleva a recordar a los superhéroes de la fe. Considera a los hermanos Wesley, John y Charles.  John fue predicador y teólogo del siglo dieciocho a quien se atribuye el avivamiento que con el tiempo se convirtió en la Iglesia Metodista.

Charles, el hermano de John también tuvo un papel clave en el avivamiento metodista. Quizás no conozcas mucho acerca de Charles, pero estoy segura que has cantado himnos que él escribió, incluyendo “El Señor resucitó” y “Oíd un son en alta esfera.”

John y Charles Wesley son héroes de la fe cristiana. Sus esfuerzos han impactado millones de vidas para Jesús. Pero continuemos indagando en sus historias, ¿de dónde les vino ese amor por Cristo y la pasión por ver que La Palabra se predicara?

Encuentren la heroína encubierta de esta historia –su mamá.

Quizá no usó una capa, pero la madre de los hermanos Wesley, Susana Wesley, es una heroína porque literalmente dio a luz una iglesia.

Susana sabía que la maternidad era difícil –dio a luz diecinueve hijos en veintiún años.  Solamente diez de esos bebés sobrevivieron más allá de la edad de 2 años. Susana dependía de Cristo con una intensidad contagiosa.  Ella impartió educación a sus hijos, inició una iglesia en casa mientras su esposo el predicador estaba ausente y se hizo responsable del alma de sus hijos.

Un tipo de capa diferente

Debido al impacto del Evangelio en su propia vida, Susana sabía perfectamente que no podría ni siquiera intentar discipular su gran prole en sus propias fuerzas. Cuando necesitaba tiempo a solas, en ocasiones se ponía su delantal sobre su cabeza. Ese era su mensaje clave para que sus hijos “dejaran a mamá a solas.” Susana no se escondía debajo de ese mandil para tener un tiempo “solo para mí” sino para orar por ella y por su familia. Esas oraciones dieron fruto en la vida de sus hijos y se multiplicó hasta alcanzar a millones.

Casi no uso delantal, pero la historia de Susana me recuerda algunas verdades que son cruciales para criar mi propia prole. Verdades tales como:

  • La oración es mi trabajo más importante.

  • Busca tener un tiempo a solas con el Señor a cualquier costo, aunque esto signifique que tengas que esconderte en algún lugar de tu cocina.

  • Si mis hijos me ven servir a Cristo apasionadamente, esto plantará en sus corazones una semilla de amor por el servicio.

  • La maternidad es difícil.  La maternidad vale la pena.

Como madres, todas podemos imitar algo del ejemplo de Susana. En algunas de las reglas de su hogar, podemos ver la manera en que ella vivía su fe, y encontramos un plan de acción para nosotras mismas.

  • Refrena la tenaz voluntad en el niño, así como la de aquellos que colaboran con Dios para salvar el alma del niño.

  • Enseña a tu hijo a orar, apenas aprenda a hablar.

  • Solicita que todos estén en quietud durante el tiempo de devoción familiar.

  • Para evitar las mentiras, no castigues las faltas que han confesado y de las cuales se han arrepentido.

  • Nunca permitas que una acción pecaminosa quede sin castigo.

  • Enseña a los niños a tener temor de la vara.

  • Nunca castigues dos veces al niño por la misma ofensa.

  • Elogia y recompensa el buen comportamiento.

  • Reconoce todo esfuerzo por complacer, aun cuando no se realice cabalmente.

  • Cumple debidamente todas tus promesas.

Por supuesto, desde mi punto de vista, cualquier mujer que se tome tan en serio la educación de sus hijos, es una heroína. Sus hijos pudieron haber llevado alguna ganancia al Reino, pero fue su mamá quien les dirigió hacia la fuente secreta de su fortaleza.

Parada sobre los hombros de Susana

En las historietas, los superhéroes obtienen su fuerza de cualquier cosa, desde arañas radioactivas (Hombre Araña) hasta nubes de energía cósmica (Los Cuatro Fantásticos), pero Dios suele proveer fortaleza y estímulo a través de las enseñanzas y apoyo de las madres.

He oído a la gente decir que si la crisis de SIDA en África llega a resolverse, será porque las mamás lo resolvieron. Creo que eso es cierto. Las mamás cuentan con algo que, a los políticos, doctores, y organizaciones de asistencia les hace falta –un instinto de mamá osa que les lleva a hacer cualquier cosa que sea necesaria para proteger el bienestar de sus hijos.

Madres como Susana, que aplican la tenacidad dada por Dios para disciplinar a sus hijos, bien pueden ceñirse una brillante capa roja. Esa combinación poderosa permite a las mamás convertirse en una raza de superhéroes que Dios puede usar para luchar contra el mal que trata de levantarse contra nuestras familias.

No todas vamos a criar a nuestros hijos de la manera que Susana lo hizo. (¡No hay manera de lograr que todos mis hijos se queden quietos durante el tiempo de adoración!) Pero podemos pararnos sobre sus hombros, reconociendo que la maternidad es un llamado alto y sublime, y viendo nuestro hogar como el lugar donde podemos ser heroínas, al apuntar a nuestros hijos hacia Cristo.

Enviando la Batiluz

Probablemente Batman sea el superhéroe con la calificación más alta. Verdaderamente me encanta su traje de piel y su guarida subterránea. Pero mi favorita es la batiluz. Cuando los ciudadanos estaban en problemas, hacían brillar sobre Ciudad Gótica una luz gigante con forma de murciélago, y el superhéroe aparecía para arreglar el día.

Me uno a Susana para enviar la batiluz hacia ustedes, mamás. Nuestra cultura está en peligro de perder de vista el valor de la familia y el papel clave que solo las mamás pueden realizar. Nuestros hijos están en peligro de llevar a cuestas nuestro enojo, frustración y amargura si no escogemos verles como bendiciones dadas por Dios. Y estamos en peligro de perdernos la importante misión que el Señor nos ha dado –ser mamás.

Dios ha estado enviando la Batiluz hacia los padres por generaciones. Si buscamos en Su Palabra, encontramos incontables llamados a considerar el enseñar y vivir nuestra fe en el hogar, como la mayor prioridad. Cuando vemos hacia atrás a través de las páginas de la historia, vemos mamás como Susana, que no criaron a la perfección, pero sí hicieron una diferencia al realizar su labor de madres con las prioridades del Reino en mente.

Por lo cual madres, escondámonos debajo de nuestros delantales y luego ciñámonos nuestras capas. Si gustas, incluso puedes ponerte un par de botas rojas. Pero levantémonos para llevar a cabo el llamado de Dios a nadar contracorriente, pidiéndole que quite nuestro enfoque de las tareas triviales de la maternidad y lo gire más allá, hacia la manera en que podemos usar cada momento de esta aventura llamada maternidad, para apuntar a otros hacia Jesús.

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Sobre el autor

Erin Davis

Erin Davis es una autora, bloguera y oradora a la que le encanta ver a mujeres de todas las edades correr hacia el pozo profundo de la Palabra de Dios. Es autora de muchos libros y estudios bíblicos, incluidos Beautiful … leer más …

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