Lilias Trotter | Rindiendo los sueños para perseguir el llamado de Dios

¿Quién fue Lilias Trotter? Mi familiaridad con esta excepcional mujer inició en un encuentro fortuito con 2 hermanas de más edad, quienes pasaban el invierno en mi pueblo natal. Querían vender su biblioteca para reducir su estilo de vida. y su principal preocupación era que su preciada colección de libros escritos por o sobre Lilias Trotter pudieran perderse en la transferencia. El valor que dieron a esta colección captó mi interés, y escuché atentamente cuando me contaron su historia en un largo almuerzo.

Una crianza privilegiada

Lilias Trotter nació en 1853 en una familia inglesa adinerada. Creció en los privilegiados alrededores del elegante West End londinense, bajo la tutoría privada de institutrices en el hogar y la estimulación de viajes continentales al exterior.

Su receptividad espiritual se aceleró al inicio de sus veintes en la vida más profunda de las conferencias, que se desarrollaban en la Convención de Keswick.  Su fe avivada fue estirada y aplicada en el campo misionero a las prostitutas y en trabajo voluntario a tiempo completo con la recién formada YWCA.

Paralela a su celo por el servicio había una pasión por el arte nacida de una sensibilidad innata a la belleza, acompañada de un talento excepcional dado por Dios. Ese talento y el lugar que tenía en su vida, serían puestos a prueba profundamente por su reunión en Venecia en 1876 con John Ruskin, el principal crítico de arte del momento. Sus ambiciones para ella fueron grandes – él creía que bajo su tutoría ella se convertiría en una de las más grandes artistas vivas de Inglaterra.

Una elección difícil

Pero Lilias, ya involucrada profundamente en el ministerio en Londres, se dio cuenta que se le requiría hacer una elección. En mayo de 1879, la joven Lilias con 26 años de edad, le escribió a una amiga:

Lo veo tan claro como la luz del día ahora, no puedo entregarme a pintar de la manera que [Ruskin] quiere y continuar buscando el Reino de Dios y su justicia primero.

Cuando este doloroso asunto fue resuelto en su corazón, ella continuó su amistad con Ruskin y siguió pintando, pero su prioridad era su ministerio en Londres, donde ella pretendía amar completamente a los necesitados durante el resto de su vida.

Un llamado a ir

Entonces, casi una década más tarde, a la edad de treinta y cuatro, ella escuchó un mensaje acerca de aquellos en Algeria que nunca habían escuchado el nombre de Cristo y sintió el llamado de Dios a ir. El resto ocurrió en un sorprendente corto periodo de tiempo, ella solicitó en las Misiones de África del Norte y declinó por razones de salud. Luego con sus propios recursos, se propuso ir a Algeria para trabajar con la misma misión, pero no hizo conexión.

Casi dos años después viajó con dos amigos a Argel donde no conocía a nadie y ni siquiera una palabra de la lengua árabe nativa. Dedicó los restantes 40 años de su vida en una colonia francesa (lo que Inglaterra resintió) trayendo luz, vida y el amor de Jesús al pueblo árabe musulmán (algo que resentían los cristianos) aprendiendo el idioma y amando a la gente.

Una perspectiva eterna

Lilias Trotter cortó los valores que aceptaba la cultura —aún, a veces, la subcultura cristiana—con una perspectiva eterna acerca de lo que era verdadero e importante. Hablaba verdades universales que iban en contra de una sociedad, que tanto antes como ahora, mide el valor en términos de números, poder y fama. Pero Dios solo pide fidelidad; los resultados son Suyos. Para mí, su perspectiva de la fe es como un cubo de agua fría para el alma sedienta:

Si solo pudiéramos ser el punto de cristalización desde el cual Dios puede trabajar, no importa nada cuán insignificante sea ese punto de inicio.

Toma lo más difícil en tu vida – lugar de dificultad, externa e interna, y espera que Dios triunfe gloriosamente en ese lugar. Solo allí Él puede hacer que tu alma florezca.

La fe es el enlace que une nuestra mayor debilidad a la Fortaleza del Dios Todopoderoso.

Estoy llena de esperanza de que cuando Dios se retrasa en ejecutar nuestros más pequeños pensamientos, es para dejarse lugar a Sí mismo para trabajar con las grandes.

Una obra que continúa

¿Cuál fue su legado? Durante los 40 años de ministerio de Lilias, ella fue pionera en métodos, medios, y materiales para alcanzar el mundo árabe musulmán, considerado como estando un siglo por adelantado a su época. Escribió literatura devocional en inglés y desarrolló una literatura culturalmente sensible al mundo árabe. No hay manera, por supuesto, de medir el amor y la luz que ella brindó a un sinnúmero de individuos con quienes vivía y servía. Algunas personas creen que el crecimiento de la iglesia cristiana en Algeria actualmente es la germinación de semillas plantadas un siglo antes por Lilas y personas como ella.

La propia Lilias, ofrece la perspectiva que provee la respuesta final, citando el libro de Apocalipsis: "Sus obras siguen con ellos." Ella continúa escribiendo "Y los resultados no necesitan terminar con nuestros días terrenales… Dios puede usar, debido a la maravillosa solidaridad con Su iglesia, las cosas que Él ha forjado en nosotros, para la bendición de almas que no conocemos: Sólo Dios conoce las posibilidades infinitas que nos aguardan a cada una de nosotras."

Creo que las obras de Lilias sí la persiguen en este mundo—¡y en el próximo!! Y creo que su lección para nosotras es que cualquier cosa que hagamos para Dios tiene una vida que trasciende quién somos o dónde estamos, y a Su manera y en Su tiempo será usada para la eternidad.

¿Quieres aprender más sobre Lilias Trotter? Te recomendamos su biografía, A Passion for the Impossible escrita por Miriam Rockness.

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Sobre el autor

Miriam Huffman Rockness

Miriam Huffman Rockness

Miriam vive en Lake Wales, Florida donde su esposo Dave pastoreó la Primera Iglesia Prebisteriana durante treinta y cinco años. Su amor por la Palabra y amor por la familia moldeó su papel en el ministerio: enseñar estudios bíblicos comunitarios … leer más …


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