No desperdicies tu soltería

En el capítulo 6 del libro “Mujer Verdadera: El maravilloso diseño de Dios para ti” presentamos el contraste entre diversas opiniones extremas sobre la soltería:

Nadie quiere quedarse «para vestir santos», o ser etiquetada de «solterona», figura inmortalizada en obras como Doña Rosita, la soltera, de Federico García Lorca; o en personajes caricaturescos, como «la bruja del 71» de la serie televisiva el Chavo del 8, una mujer neurótica, irritable, conflictiva, amargada. ¿Quién querría identificarse con el fracaso de que nadie quiso hacerse cargo de ella? Una vida insatisfecha o marcada con una «letra escarlata» por ser madre soltera o divorciada.

Por su parte, la mentalidad feminista celebra a las mujeres independientes, que «no necesitan de un hombre para salir adelante», que no considera las relaciones íntimas como exclusivas del matrimonio, y por eso, con un sinnúmero de recursos, engrandecen a aquellas «poderosas mujeres que redefinieron el concepto de la solterona».

Muchas pensábamos así, en alguna etapa de nuestras vidas; y allí seguiríamos desperdiciando nuestra soltería, ese hermoso regalo divino, si no fuera por Su indetenible obra de santificación en nuestros corazones.

Como el apóstol Pablo “…no pretendo haberlo alcanzado, sino que una cosa hago, olvidando lo que queda atrás y extendiéndome hacia lo que está delante, prosigo a la meta” pero en los 22 años que he transitado en esta “segunda soltería” he tropezado lo suficiente como para poder brindarles un consejo por cada año a quienes también “residen en este vecindario”.

Desperdicias tu soltería cuando…

  1. Vives para ti, para tu gloria, en lugar de hacerlo para Su gloria (1ª Co. 10:31);
  2. Tu único interés es salir pronto de la soltería, olvidando que “en Sus manos están tus tiempos” (Sal. 31:15 RVR1995);  y, que como bien decía Spurgeon “Si hubiera un mejor lugar donde estar mi Padre tendría allí”.
  3. Buscas más una pareja que Su Reino o que las cosas de arriba (Mt. 6:33, Col. 3:1);
  4. Quieres conocer a “ese alguien”, pero no tienes el mismo interés de conocerlo a Él (Is. 43:10);
  5. Tus ojos están más puestos en “posibles esposos” que en Cristo (Heb. 12:2);
  6. “Espiritualizas” tu desobediencia a Su Palabra para justificar tu unión en yugo desigual (2ª Co. 6:14);
  7. Desechas consejos sabios, y enseñanzas cristianas que confrontan tu pecado en lugar de aceptar la corrección (Pr. 14:16);
  8. Dedicas más tiempo a “tejer sueños en tu mente” que a pensar en lo verdadero (Flp. 4:8);
  9. No le das gracias a Dios por Su regalo divino de la soltería mientras eres soltera (Ef. 5:20, 1ª Ts. 5:18) y en su defecto, te llenas de amargura y falta de contentamiento;
  10. Le das más valor a llegar a ser “la señora de…” que a quién ya eres en Cristo (Juan 1:12);
  11. Confías más en ti y en tu capacidad para mantenerte sin caída, que en orar en dependencia de Él (Pr. 3:5-6, Mt. 26:41);  
  12. Pospones abrazar Su diseño para ti como mujer (Gn. 2:18) hasta que “llegue la pareja”; Crees que solo Lo glorificas cuando llegue “el esposo”, olvidando que “Él no comparte Su gloria” (Is. 42:8);
  13. Hablas más de posibles parejas que de Su Palabra, de Su Evangelio (Ro. 10:13-15)
  14. Eres una religiosa, asistes fielmente a la iglesia, pero tu corazón está lejos de Dios (Is. 29:13, Mt. 15:8);
  15. Tu esperanza no está puesta en Cristo y por eso no te ocupas de tu pureza (1ª Jn. 3:3)
  16. Sirves en la iglesia como escape a tu soledad, en lugar de hacerlo con la motivación correcta (Col. 3:23);
  17. No guardas tu corazón al exponer tus ojos y llenar tu mente de material romántico-sensual, en lugar de renovar tu mente con Su Palabra y poner tu mira en las cosas de arriba (Pr.4:23, Sal. 101:3, Ro. 12:2, Col. 3:2);
  18. Quieres (o no quieres) casarte por motivaciones egoístas no enfocadas en Cristo y Su propósito para el matrimonio (Ef. 5:22-33);
  19. Permaneces como Penélope “sentada en la estación del tren” durante años esperando que llegue el “caminante”, aferrada al pasado (Isaías 43:18), “perdida en el espacio”;  
  20. Usas una careta, engañando a otros y a ti misma en lugar de traer tu debilidad delante del Señor confesándole que no te gusta, no lo quieres, no es lo que hubieras elegido, pero que confías en Él (Sal. 51:10).
  21. Pierdes amigas porque el “potencial alguien” tuvo interés en ella (y no en ti), en lugar de gozarte con quienes se gozan y orar por Su bendición para ellos (Ro. 12:15, 1ª Co. 13:5)
  22. Crees que, debido a tus años en la fe cristiana, estás firme y por eso no tienes que cuidarte ni poner límites (1ª Co. 10:12).

¿Y qué pasa si descubres que has desperdiciado tu soltería? Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo. Ven a Él, en arrepentimiento, reconociendo tu pecado, pidiéndole perdón y que transforme tu corazón.

 

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Sobre el autor

Isabel Andrickson

Abogada de profesión y aprendiz de Su Palabra por pasión y convicción; es madre de un adulto joven a quien crio  como madre sola desde que tenía 3 años. Concluyó esa etapa, consciente tanto de las luchas y obstáculos que … leer más …


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