Definitivamente estamos viviendo en un mundo salvaje. Día tras día escuchamos y vemos un sin número de sucesos negativos, violencia, inmoralidad sexual en la televisión, en los medios sociales, en nuestras comunidades que resultan inconcebibles para nuestras mentes. A medida que nuestra cultura siga empujando los límites del rechazo a la verdad de Dios, vamos a continuar siendo testigos de la caída espiritual de una sociedad desprovista de sabiduría.
La Biblia nos manda en 1ª Pedro 4:7 y en 5:8 a que seamos prudentes, de espíritu sobrio y alertas para la oración. Dicho esto, es imprescindible que nosotras aprendamos cómo llegar a ser mujeres sabias en un mundo salvaje. El libro de Proverbios nos recuerda en 2:4 que busquemos la sabiduría “como un tesoro escondido”.
La Biblia nos relata la historia de cómo Dios se le apareció a Salomón y le dijo que le daría cualquier cosa que pidiera (2ª Crónicas 1:6-7). Salomón pudo haber tenido riquezas, poder, prestigio, cualquier cosa que deseara. La solicitud de Salomón fue que le diera sabiduría (2ª Crónicas 1:8,10). Salomón en su momento más elevado espiritualmente escribió, “El temor del Señor es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción” (Proverbios 1:7).
Sin embargo, vemos en la historia, que esta vida que había estado tan elevada y correcta, comenzó un proceso de decadencia. En sus años dorados él dejó de temer a Dios y simplemente comenzó a depender en su propia sabiduría humana. Salomón dejó de ser el hombre más sabio del mundo, y se convirtió en el necio más conocido del mundo.
Es una gran verdad que estamos viviendo en la era de la información. Tenemos hoy a nuestra disposición, más conocimiento que en ninguna otra época de la historia. Podemos decir que tenemos más conocimiento en nuestras manos de lo que somos capaces de procesar.
Es bueno señalar que hay una enorme diferencia entre sabiduría y conocimiento, y que el conocimiento por sí solo no es suficiente. Vivimos en un mundo acelerado. Abunda la astucia, pero la sabiduría es escasa. Nuestra cultura exalta el desenfreno y la ideología feminista. Nuestras vidas están repletas de distracciones, decisiones y dilemas por lo cual necesitamos la verdadera sabiduría para vivir vidas que honren a Dios.
La victoria mayor del enemigo de nuestras almas viene cuando confundimos sabiduría por conocimiento, o aun peor, por información. Es ahí que veremos la acumulación de inteligencia humana y no la Palabra de Dios como la fuente de la sabiduría. Habiendo creído esta mentira, nos hemos convertido en personas saturadas con información y despojadas de sabiduría. El Salmista nos recuerda que,
“El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos” (Salmo 111:10).
Cuando negamos a Dios y Su soberanía, comenzamos a depender de nosotras mismas en una búsqueda inútil de alguna forma de sabiduría humana que pudiera calmar nuestros temores más profundos y satisfacer nuestros agitados espíritus. El resultado es un fracaso total ya que no habrá una respuesta que nos pueda satisfacer.
La verdadera sabiduría viene de lo alto, no es algo que conseguimos por nosotras mismas y la buena noticia es que la sabiduría es un don de Dios que Él da en abundancia a aquellos que lo pidan “Pero si alguno de vosotros se ve falto de sabiduría, que la pida a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. (Santiago 1:5)
¿Temes al Señor? ¿Estás honrando al Señor con tu vida? ¿Está tu corazón en Dios o en las cosas del mundo? ¿Eres sabia de acuerdo a Dios o de acuerdo al mundo? Aprendamos a ser mujeres sabias en un mundo salvaje por eso te invito a leer el capítulo 10 del libro “Mujer Verdadera: El maravilloso diseño de Dios para ti”.
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