Semana dos
Palabras: Espejo del corazón
“En mi corazón he atesorado tu palabra,
para no pecar contra ti.”
Salmo 119:11
Escribe formas en que este verso puede ser aplicado en tu vida esta semana.
Espero que estés siendo retada por nuestro breve estudio de la lengua, y que Dios te dé una mayor motivación de hablar palabras de ánimo y de vida.
Quizás tú, al igual que yo, quieres cambiar algo en tu hablar. La clave para una lengua transformada es un corazón transformado. Una persona justa y piadosa ama lo que Dios ama y odia lo que Dios odia.
Jesús lo dijo así: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno;… porque de la abundancia del corazón habla su boca.” (Lucas 6:45). Esta semana aprenderemos cómo nuestro hablar refleja nuestro verdadero corazón.
Si soy necia, mis palabras serán de necedad. Si soy malvada, mis palabras serán de maldad. Pero si soy piadosa y mi corazón está en sintonía con Jesucristo, hablaré con sabiduría palabras llenas de gracia, misericordia y verdad.
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Día uno
Condición del corazón
“El corazón del sabio enseña a su boca
y añade persuasión a sus labios.”
(Proverbios 16:23)
¿En ocasiones trivializas tus palabras diciendo cosas como “no quise decir eso. Se me salió”?
Lamentablemente, la verdad es que realmente sí queremos decir lo que sale de nuestras bocas-nuestras palabras revelan lo que hay en nuestros corazones en verdad.
Pienso en tantas palabras hirientes o descuidadas que he dicho a familiares, colegas y amigos-palabras que lamento y desearía poder echar atrás. Pero no podemos borrar nuestras palabras.
Según la Palabra de Dios, todos pecamos con nuestra lengua (Santiago 3:2); necesitamos confesar nuestros pecados y alejarnos de ellos. Tenemos que tomar responsabilidad por nuestras palabras, ponernos de acuerdo con Dios sobre lo que nuestras palabras revelan acerca de nuestro corazón y pedirle que cambie nuestro corazón para que hable palabras de sanidad.
Dejemos que HOY Dios transforme nuestros corazones por el poder de su Santo Espíritu. Cuando nuestros corazones estén llenos de Él y con Su sabiduría y gracia, hablaremos sabiamente con palabras de gracia que bendigan e instruyan a otros.
- ¿En qué momento has trivializado tus palabras?
- Pídele al Señor que te revele palabras que has hablado y que lo han deshonrado. Escribe una breve oración expresando tu arrepentimiento por aquellas palabras y la condición del corazón que revelaron.
- ¿Cómo pueden “añadir persuasión” las palabras del que es sabio para aquellos que escuchan?
- Describe algún momento en que alguien te instruyó con palabras sabias. ¿Cómo afectaron tu vida esas palabras?
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