Con cubeta en mano

«Jesús le dijo: “Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: ‘Dame de beber’, tú le habrías pedido a Él, y Él te hubiera dado agua viva». -Juan 4:10

Eran las doce del día cuando esta mujer fue al pozo a sacar agua. Sí, en un día cotidiano en medio de sus labores hogareñas tuvo un encuentro que transformó su vida.

Me impresiona el relato de la mujer samaritana del cual leemos en la Biblia en Juan 4:7-29. En muchas ocasiones, al igual que ella, estoy tan sumergida en mis responsabilidades, que olvido la presencia constante de Cristo en todo lo que hago: mientras limpio mi casa, instruyo a mis hijos, lavo la ropa o trabajo en la oficina. Jesús está presente en mis deberes como esposa, madre, hija, amiga, hermana; buscando confrontar mi pecado, saciar mi sed y transformar mi corazón para que pueda mostrar Su evangelio a otros.

Jesús utilizó una actividad común y la convirtió en una experiencia extraordinaria, mostrando que nuestra comunión con Dios no se limita a un templo o a un momento devocional, sino que Él está presente siempre, acompañándonos en cada tarea que realizamos. Pensar que Jesús está a mi lado, mientras vivo cada minuto, me hace más consciente de Su compañía y cuidado en mi vida. Él conoce cada detalle, todos mis pecados, sabe lo que necesito y en Su misericordia me ha provisto del Agua Viva que me da la fortaleza para enfrentar cada día, no con mis habilidades, sino con Su poder y gracia.

Cuando esta mujer se dio cuenta quién era la persona que estaba a su lado, dio fruto (v. 29). Doy fruto cuando intencionalmente camino con Cristo, minuto a minuto, pues se opera un cambio en mi manera de hablar, de pensar y de actuar, porque sé Quién está conmigo. Debemos vivir recordando quién es nuestro Dios, a quién le servimos y por qué lo hacemos. Son preguntas que me hago en las cosas más ordinarias y «pequeñas», mientras lavo el baño o lavo la ropa de mis hijos y esposo. Todo lo que hago es un servicio a Dios y en cada oportunidad puedo tener un encuentro transformador con Él.

Es mi oración que el Señor transforme nuestras vidas «con cubeta en mano» en medio de nuestro caos; que en la tormenta de nuestro día, podamos encontrar perdón, paz y vida en Cristo.

 ¿Cuál es la «cubeta» (la responsabilidad) que Dios te ha dado? ¿Estás viviendo día a día, minuto a minuto con Cristo como el centro de tu vida? 

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Sobre el autor

Alejandra Cardoza de Slemin

Que la foto no te engañe, Alejandra es una pecadora que esta siendo transformada por Cristo y Su Palabra. Fue atrapada en la montaña rusa del matrimonio y la maternidad, re-definiendo el mandato de tomar su cruz y seguir a … leer más …


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