Anclada en la certeza de que Dios es mi reposo | Ancla Firme

10 de abril de 2024

Imagina un barco que ha navegado largas travesías y se encuentra bajo el manto de la noche. En este momento, la necesidad de anclarlo se vuelve imperativa. Las personas a bordo, al arrojar el ancla, confían plenamente en que la embarcación permanecerá inmóvil. Aunque se entreguen al merecido reposo, tienen la certeza de que el barco, como un guardián silencioso, permanecerá firme, permitiéndoles realizar todas sus actividades con la seguridad de que su refugio flotante se mantiene inalterable en la quietud de la noche. Dios es mi lugar de reposo.

Temas: Vida devocional

Coleccion: Ancla firme