Jesús sabía exactamente cómo debía responder a los desafíos, interrupciones, y demandas de cada nuevo día. Yo creo que es así porque Él tenía el hábito de pasar tiempo a solas con Su Padre celestial al comienzo de cada día.
Esta cita matutina no era algo que Él agregaba a un itinerario sobrecargado. Era su línea de comunicación vital con el Padre. Era la mayor prioridad de Su vida; más importante que estar con Sus discípulos, más importante que predicar el evangelio, más importante que el tiempo con Su madre y Sus hermanos, más importante que responder a las demandas y las necesidades de las multitudes, más importante que cualquier otra cosa.
Si este tiempo con Su Padre era tan importante para Jesús, ¿cuánto más necesario es para nosotras pasar tiempo a solas con Dios, diariamente?