A todo el mundo le gusta visitar su casa. La decoración es preciosa; la comida, impecable. Comparándola contigo (tu diminuto apartamento, más bien), tu casa parece una compacta zona catastrófica. El don de la hospitalidad no puede ser para ti … ¿o sí?
Al abrir la Palabra de Dios a través de este estudio de seis semanas, aprenderás que la hospitalidad no consiste en cultivar el entorno, la comida y la compañía perfecta. Es una forma de vivir en plena entrega a Jesús.
Sírvete una taza de algo cálido y reconfortante y acepta esta invitación para descubrir cómo lo imperfecto de ti y de tu imperfecto hogar puede, de hecho, apuntar a otros a un Dios perfecto.