Sirviendo a otros con motivaciones puras
Débora: Un gran predicador de siglos pasados, Charles Spurgeon, dijo lo siguiente…
Nancy DeMoss Wolgemuth: «No sueñes que el camino al cielo está en la cima del honor, más bien termina en el valle de la humillación. No te imagines que puedes crecer para ser eternamente grande, siendo grande aquí. Tú debes menguar, ser cada vez menos, y menos, y aunque seas despreciada y desechada entre los hombres, ese es el camino a la gloria eterna».
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy 18 de junio de 2024.
Durante los últimos programas Nancy ha estado definiendo lo que es la verdadera grandeza a la luz de los evangelios. Ha sido un estudio que ha traído mucha convicción con respecto al tema del servicio y el poner las necesidades de otras personas antes que las nuestras. Si te perdiste cualquiera …
Débora: Un gran predicador de siglos pasados, Charles Spurgeon, dijo lo siguiente…
Nancy DeMoss Wolgemuth: «No sueñes que el camino al cielo está en la cima del honor, más bien termina en el valle de la humillación. No te imagines que puedes crecer para ser eternamente grande, siendo grande aquí. Tú debes menguar, ser cada vez menos, y menos, y aunque seas despreciada y desechada entre los hombres, ese es el camino a la gloria eterna».
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy 18 de junio de 2024.
Durante los últimos programas Nancy ha estado definiendo lo que es la verdadera grandeza a la luz de los evangelios. Ha sido un estudio que ha traído mucha convicción con respecto al tema del servicio y el poner las necesidades de otras personas antes que las nuestras. Si te perdiste cualquiera de los episodios anteriores, espero que los leas o escuches a través de nuestra página web, AvivaNuestrosCorazones.com. Este es un tema que todo creyente debe considerar.
Hoy escucharemos de algunas amigas que han estado presentes a lo largo de este estudio. Ellas son esposas de pastor, me refiero Holly Elliff y Kim Wagner. Ellas estarán conversando con Nancy sobre cómo luce el servicio en el día a día. Hemos escuchado a lo largo de esta serie que Jesús se hizo siervo de todos. Ahora, cuando nosotras servimos, ¿lo hacemos con motivaciones puras? Aquí está Kim Wagner para iniciar la conversación de hoy.
Kim Wagner: Sabemos que es algo bueno servir. Nos involucramos en buenas obras para satisfacer las necesidades urgentes y para ser fructíferas en el ministerio; pero ¡wow! Constantemente me doy cuenta de que necesito evaluar mis motivaciones; ¿por qué estoy haciendo lo que hago? ¿Lo estoy haciendo para que alguien me venga a aplaudir? Y mientras lo pienso, esto me acaba de llegar a la mente, es un ejemplo que puede parecer divertido, pero ilustra el corazón de esto.
Tengo un estudio bíblico los miércoles por la noche con estudiantes universitarios y algunos que todavía están en bachillerato. Un día hice algo y supongo que voy a tener que seguir haciendo esto por siempre. Cuando comenzamos el estudio, era el cumpleaños de uno de los de los estudiantes. Así que ese miércoles hice una torta de cumpleaños en casa para ellos y se la llevé. Bueno, les cuento que ahora he tenido que seguir haciendo esto cada vez que hay un estudiante de cumpleaños durante la semana.
Pero lo gracioso sucedió uno de estos miércoles en que había hecho el pastel. Había dos estudiantes de cumpleaños ese día. El pastel tenía sus nombres y todo. A lo largo del día me preguntaba: «Estoy haciendo esto realmente por amor o es porque sé que ellos lo esperan?». Yo estaba evaluando mi motivación.
Entonces llegamos y subí a la casa donde teníamos el estudio bíblico. Vino una amiga al carro y ella saltó para tomar el pastel y llevarlo a la casa. Le dije: «Jean, es mejor que lo dejes, quiero llevarlo porque quiero que sepan que yo hice el pastel para ellos». Ahora, yo estaba bromeando con ella en la forma en que lo dije, pero era porque todo el día había estado evaluando mis motivaciones, ¿por qué estoy haciendo lo que hago?
Creo que incluso como madres tenemos que hacer eso. Tenemos que servir a nuestras familias, pero no servirlas para que otra madre que me esté viendo venga y me dé palmaditas en la espalda o para que mi esposo me dé palmaditas en la espalda; sino para llegar a un lugar de pureza de corazón, donde realmente lo haces para el Señor como un acto de adoración para Él y por amor a los demás. Amor por los demás de manera que sean atraídos a Cristo no a mi deseo de recibir palmaditas en la espalda.
Nancy: Bueno, creo en verdad que para la mayoría de nosotras, el asunto es que nos cansamos de servir. Creo que muchas de las mamás están en posiciones en que están haciendo eso todo el tiempo, o ciertos tipos de responsabilidades de trabajo. Hablé acerca de eso en esta serie, de que a veces nos resentimos por las demandas de lo que Dios nos ha llamado a hacer. Pero eso puede pasar en cualquier posición porque hay cosas en cualquier vocación en la vida que no son muy glamorosas.
Hay una parte de nosotras que quiere decir: «Mira, estoy cansada de servir. Quiero que alguien venga y me sirva». Siempre estás haciendo comida para tus hijos, asegurándote de que sus necesidades sean satisfechas, asegurándote de que tengan ropa, asegurándote de que hagan su trabajo escolar. Luego está todo lo relativo al aspecto emocional y espiritual de servir a los demás. Creo que todas tenemos esa parte en nosotras que dice: «Me gustaría ser servida por un tiempo».
Entonces viene el resentimiento cuando no te sirven, cuando otros no son tan sensibles a nuestras necesidades, como se espera que seamos todo el tiempo sensibles a sus necesidades. ¿Soy la única que lucha con esto?
Holly Elliff: ¡No! Tengo una buena amiga que ahora está atravesando por el síndrome del nido vacío, que yo no lo tengo, y no lo voy a tener por mucho tiempo y probablemente nunca lo tendré porque todavía tengo niños en casa, también tengo nietos que vienen y cuido a mi mamá. Así que mis probabilidades de una casa vacía son bastante escasas, lo cual es algo con lo que he tenido que luchar a veces con el Señor en esta etapa de mi vida.
Estaba hablando con una amiga el otro día. A ella le encanta la Palabra, le encanta estudiar, le encanta enseñar la Palabra de Dios. Pero ese día ella había ido a arreglarse las uñas, y luego se fue a un café y durante cinco horas se sentó y acabó de hacer un estudio profundo, diligente en la Palabra. Mientras ella me hablaba de esto y todas las cosas gloriosas que descubrió, yo estaba sentada ahí tratando muy, muy difícilmente de tener un corazón recto.
Nancy: Y alegrarte por ella.
Holly: Y alegrarme por ella. Casi el final de su narración sobre sus cinco horas, ella repentinamente dijo, «o, esta probablemente no es una conversación realmente útil para ti, ¿verdad?»
Y yo dije: «Bueno, en realidad no. No lo es. Pero estoy muy contenta de que hayas tenido cinco horas para estudiar». Solo estoy dejando esto al Señor, yo probablemente nunca tendré cinco horas para estudiar hasta que tenga alrededor de cien años.
Pero nuestras vidas están en un lugar muy, muy diferente. Creo que tenemos que ser muy cuidadosas con las mujeres, acerca de no considerar dónde estamos en nuestra vida, y que volquemos nuestra situación en la vida de otra persona y digamos: «Bueno, Dios, estás haciendo esto por ellas. No quiero lo que tengo, quiero lo que ellas tienen». Entonces terminamos en un lugar de tal comparación que nos convertimos en mujeres descontentas. No es que yo no quiera que ella lo tenga; puede ser que yo solo quiero tenerlo también.
Nancy: Toda esta comparación es muy peligrosa, y todas lo hacemos.
Holly: Mi vida no se va a ver como la vida de otra persona. Si demando del Señor que mi vida se vea como la vida de otra persona, podría encontrarme perdiéndome las cosas que Dios me dio y terminar en un lugar que no quiero estar.
Nancy: ¿Cuáles son algunas de las áreas en las que caemos en la comparación?
Holly: Creo que la comparación física es muy importante en nuestra sociedad. Creo que incluso tanto jóvenes como niñas preadolescentes realmente luchan con esto. Yo estaba con una adolescente ayer que ha tenido algunos problemas con desórdenes alimenticios como la bulimia. Mucho de esto provino de comparar su situación con la situación de otras adolescentes, y pensando que ella no podía verse de la forma en que se suponía que se viera. Esto la llevó a un espiral descendente en su vida, que Dios ha corregido. En nuestra sociedad hay un enfoque en las cosas externas y no en las cosas del corazón.
Nancy: Eso es muy cierto. Y no son solo adolescentes y estudiantes universitarias que se están comparando físicamente; las mujeres hacen esto a medida que envejecen. La búsqueda de la juventud y el mantener la belleza de la juventud es una obsesión en nuestra cultura, y es lo que estamos haciendo con las partes del cuerpo, las cirugías, el pelo, la ropa y el maquillaje. Así que muchas de estas cosas no son un asunto de si está bien o mal, es lo que está detrás de esto. ¿Es mi objetivo ser lo máximo? ¿Lucir como una modelo de veinticinco años cuando en realidad tengo cuarenta y cinco o cincuenta y cinco o sesenta y cinco años?
Holly: Como si eso fuera una opción para nosotras, vernos como una modelo de veinticinco años de edad. Pero eso es un problema.
Nancy: Pienso que las posesiones, el tener cosas es otra área importante en nuestra cultura. Es muy fácil comparar y evaluar basándonos en la casa, el coche, la ropa, las cosas. Aquí es donde entran la envidia, los celos, ese espíritu competitivo. Los grandes almacenes y los centros comerciales logran esto de forma magnífica. Ellos logran sus ingresos con las personas que se comparan y se sienten descontentas con lo que tienen y quieren tener más, o quieren sobresalir, o no quieren sobresalir por verse inadecuadas.
Otra área de comparaciones es la que hacemos en las relaciones, en el matrimonio.
Kim: En las relaciones de pareja, la competencia también se lleva a cabo. Pero no es necesariamente una comparación física, sino una competencia entre uno y otro que tiene lugar entre los esposos. El movimiento feminista comenzó como una competencia llevada a cabo por mujeres que anhelaban y envidiaban a los hombres y lo que tenían, y que deseaban cambiar de lugar con ellos. La batalla de los sexos es una expresión de quién es el más grande.
Holly: Y promover el concepto de que mi papel es menor que su papel, y por eso ahora estoy descontenta con el papel que Dios me dio, que tal vez en los años 50 se sentían que era suficiente, pero de repente en los años 70 ya no es suficiente para las mujeres. Tenía que haber algo más, o no podían estar contentas.
Nancy: Esto es así, y recordando una de las últimas sesiones, hay algo muy convincente acerca de un liderazgo servicial y a la vez humilde. En esa sesión hablé del General George Washington. Un miembro de nuestro equipo de producción me dijo después de esa sesión, «me gustaría saber más acerca de George Washington después de escuchar esa historia. Cuando escuché lo que dijiste me di cuenta de que no sé mucho sobre él, pero pensé al escuchar la historia que es el tipo de hombre que me gustaría seguir». Y es porque hay algo muy convincente acerca del liderazgo de un siervo humilde.
Por supuesto, tenemos el increíble ejemplo de Cristo; tenemos un pésimo ejemplo en los discípulos, pero un gran ejemplo en Cristo. Cuando hablamos de liderazgo, de servicio humilde, de personas que te han servido de inspiración que te pueden ser o no ser bien conocidas. Personas que tú has visto que sirven de esa manera y que hacen que tu corazón diga: «wow, yo seguiría a esa persona hasta los confines de la tierra». ¿Has encontrado un ejemplo convincente? ¿Alguien así viene a tu mente?
Holly: Te diré quién viene a mi mente, es una mujer mayor en nuestra iglesia llamada Kathleen. Ella en los últimos tres años ha llevado un grupo los miércoles por la noche de niñas de once y doce años de edad. Ella utiliza métodos que probablemente se utilizaban en los años cuarenta. Si alguien me hubiera dicho: «¿Podrías utilizar un franelógrafo para enseñar a las niñas de once y doce años de edad?», yo habría dicho: «¿Estás loca?»
Pero, ¿sabes qué? Ellas se han aprendido desde el Génesis hasta el Apocalipsis Escrituras increíbles. Tuvieron la noche para los padres la otra noche y ella tenía 131 preguntas de las Escrituras que les hizo a esas chicas; desde la creación hasta el juicio final del trono blanco, y ellas sabían las respuestas a esas preguntas.
La señorita Kathleen es una sierva, y ella es una líder que sirve. Ha tenido cáncer durante más de veinte años. Ella ha pasado por numerosas rondas de quimioterapia; nunca sin dolor, y ella nunca se siente bien. La mayoría de nosotras en su posición, físicamente, estaríamos esperando que alguien nos sirviera. No haríamos el esfuerzo para hacer lo que ella ha hecho.
Nancy: Qué impacto tan enorme está haciendo en la vida de esas niñas.
Holly: Qué gran ejemplo…
Nancy: No solamente lo que están aprendiendo acerca del contenido, sino también lo que están aprendiendo acerca de la vida y de Cristo.
Holly: De alguien que sirve tras bastidores sin ninguna recompensa que no sea la obediencia a Cristo.
Nancy: No hay una recompensa inmediata aquí, pero una gran recompensa más adelante. Creo que algunos de los héroes anónimos de verdad y los que más ejemplifican el corazón de Cristo son aquellos que trabajan con niños, madres, trabajadores de guarderías (¡Dios bendiga a las educadoras!). Trabajadores de la escuela secundaria.
Holly: Las personas que cuidan a sus hijos los domingos en la mañana para que puedan sentarse en un servicio de adoración y muchas, muchas veces no logran llegar allí por sí mismas. Es un ministerio al que no me gustaría ser llamada, pero estoy muy agradecida por esas personas que han elegido servir.
Nancy: Realmente es un honor servir. Si el Presidente de los Estados Unidos o alguien a quien tenemos en alta estima dijera: «Me gustaría que vinieras a trabajar para mí, para ser mi jefa de personal … o lo que sea», lo consideraríamos como un gran honor y privilegio. Pero el Rey de reyes, dice: «He venido a servir, y te invito a servir».
Creo que nos olvidamos de que vivir ese llamado es un honor, es un privilegio hacerlo por Él y para Él. Me encanta ese pasaje de 1 Samuel 25 donde Abigail viene donde David y le dice: «He aquí, vuestra sierva es una criada para lavar los pies de los siervos de mi señor» (v. 41). A todas nos encantaría lavar los pies de Jesús y estaríamos encantadas de hacerlo, pero lo que ella dijo fue: «Yo quiero lavar los pies de tus siervos». No puede ser mucho más bajo de ahí. Hacerlo para los más indignos, para los que no te pueden dar nada a cambio. Ellos no te pueden pagar, no pueden hacerte quedar bien, tu nombre nunca saldrá a la luz por hacer esto. Eso es vivir en la práctica el corazón de Cristo.
Holly: Y realmente venir a aceptar el lugar donde Dios te ha llamado a servir. Porque, Nancy, la forma en que tú sirves va a ser diferente de la forma en que yo sirvo muchas veces. Así que si tú eres una madre en casa con una casa llena de niños, y durante todo el día estás haciendo las cosas simples que parecen tan poco importantes en ese momento, realmente necesitamos tener una perspectiva correcta sobre lo que eso importa.
Nancy: Necesitamos una nueva definición de grandeza.
Holly: Exacto, lo que agrada al corazón de Dios. El hecho de que Dios sabe lo que estamos haciendo, y lo ve, no es insignificante para Él, y dará fruto, pero puede que no sea esta semana que dé fruto. Amar a tu marido lo suficiente como para lavar sus pies cuando ha tenido un día pésimo, sin decirle que tu día ha sido pésimo también, es realmente importante.
Kim: Necesito, como mencionó Nancy hace unos minutos, volver a ese gran cuadro general una y otra vez; y mientras lo hago, debo recordar que esto es para el Señor, y que Él me ha llamado para que cada persona alcance el conocimiento de Cristo y así completar los que faltan. Él me ha llamado para bendecir y para amar a los que están a mi alrededor, para invertirme en ellos. Así mientras sigo recordando este gran cuadro durante todo el día, puedo ver esa perspectiva general y entonces puedo hacer mis tareas domésticas con un corazón de gratitud y un corazón de amor.
Nancy: Creo que lo que realmente me impactó en este pasaje, en estos tres pasajes paralelos que hemos visto en los últimos días (y he mencionado esto), es que todos ellos caen bajo la sombra de la cruz. Las disputas de los discípulos, discutiendo, contendiendo, todo estaba en el contexto de que Jesús les estaba diciendo: «Yo voy a morir, por eso he venido». Y en ese contexto el que ellos estuvieran discutiendo y comparándose y viendo cuál sería el mayor y autopromocionándose, esas cosas son malintencionadas en cualquier momento. Pero hacerlo en el contexto del Salvador dando Su vida por nosotros es simplemente horrible.
Vivimos nuestras vidas a la sombra de la cruz. Cuando nos estamos esforzando y manipulando, tratando de llevar la delantera y comparándonos, lo estamos haciendo a la sombra de lo que Cristo hizo por nosotros. El ejemplo de Cristo es un gran contraste con eso. Pero Él dice, a pesar de tu necedad, de tu orgullo, de tu arrogancia, tu insensibilidad y tu egoísmo: «Yo no he venido para ser servido sino para servir y dar mi vida en rescate por muchos».
Así que Él nos muestra que la cruz es el mayor lugar donde esto ha sido ilustrado. ¿Que Dios mismo se quitara Su corona y soportara el ridículo y fuera despreciado, rechazado, maltratado, perseguido y Su cuerpo fuera molido, y Su sangre derramada, eso es el evangelio. Dios se hizo hombre y fue a la cruz.
Así vivimos el evangelio al seguir los pasos de Cristo y tomamos esa vasija de agua y esa toalla y decimos: «Yo quiero ser una sierva para lavar los pies de los siervos de mi Señor».
Kim: Estoy muy agradecida de que Dios nos dejó todos esos ejemplos de los discípulos en la Palabra. Donde ellos se mostraban orgullosos, argumentativos, luchando por una posición, ya que podemos identificarnos con ellos tan fácilmente. Pero también, ¿no es una imagen del poder transformador de la resurrección? Porque poco después de esto, Jacobo era uno de los que discutía por querer estar al lado del Señor, a Su derecha, y él fue el primer mártir. Fue martirizado probablemente los siguientes dos años. Él estaba ahora entregando su vida. Se había dado cuenta de que esa era la verdadera grandeza, cuando mueres y te das por la causa de Cristo.
Así que ver a estos hombres como hombres normales, luchando por el poder, llenos de orgullo, arrogantes, argumentativos, y luego solo en cuestión de poco tiempo. . . Lo que nos muestra que es una apología de la resurrección, el poder del Espíritu Santo, la verdad del evangelio, y qué gran esperanza para nosotras de que podemos ser transformadas y cambiadas.
Holly: Ellos estaban en proceso, y nosotras, también. Quiero decir que no sabemos cuándo será nuestro momento cuando el Señor nos lleve al cielo, pero estamos en proceso hasta entonces, convirtiéndonos en las mujeres que Él quiere que seamos si estamos casadas o solteras, mayores o jóvenes. Si todavía estamos respirando, estamos en proceso, y Dios todavía está deseando hacer de nosotras las siervas que Él quiere que seamos.
Nancy: Solo quiero terminar compartiendo una cita de Charles Spurgeon que me encontré cuando estaba estudiando estos pasajes. Realmente resume lo que hemos estado hablando durante estos días. Él dijo,
«No sueñes que el camino al cielo está en la cima del honor, más bien termina en el valle de la humillación. No te imagines que puedes crecer para ser eternamente grande siendo grande aquí. Tú debes menguar, ser cada vez menos, y menos, aunque seas despreciada y desechada entre los hombres, ese es el camino a la gloria eterna».
Esa es la manera de Dios. Eso es lo que Jesús estaba tratando de explicarles a estos discípulos. No estaba tratando de ponerlos a ellos o nosotras en una situación de humillación. Él está diciendo, «quiero exaltarles; yo quiero que sean verdaderamente grandes. Quiero que tengan éxito, pero este es el camino: Humildad + servicio = verdadera grandeza.
Débora: Acabas de escuchar a Nancy DeMoss Wolgemuth. Ella estuvo acompañada hoy por sus amigas Holly Elliff y Kim Wagner. Esta conversación es parte de la serie titulada, «¿Cómo alcanzar la grandeza?».
¿Rechazarás hoy la definición de grandeza del mundo y servirás como lo hizo Cristo? Es importante que te hagas esta pregunta, y des los pasos necesarios para seguir Su ejemplo en tu hogar, tu lugar de trabajo o la universidad.
Tuvimos la oportunidad de compartir con una oyente que sirvió como voluntaria en una de nuestras conferencias Mujer Verdadera. Ella tuvo la oportunidad de aplicar esta enseñanza a su vida sirviendo allí y compartió su lucha con nosotros. Reyna nos habla sobre un objeto en específico que tuvo un gran impacto en su vida.
Reyna: El día que empezamos a servir y me entregaron el mandil, recordé algo que pasó por mi mente cuando yo vi los mandiles en los eventos de Aviva Nuestros Corazones. Yo decía: Por qué usan mandiles, por qué no elegir una florecita, un listón, algo más lindo; y recordé que yo tenía una aversión muy fuerte hacia los mandiles porque eran como un símbolo de retroceso para la mujer, un símbolo de denigración, como si fueras una sirvienta. Entonces no me gustaba ni usarlos ni verlos, y no me gustaba cuando los veía en los eventos de Mujer Verdadera. Pero ahora que fui una servidora voluntaria y me entregan mi paquete y me dicen que debo usarlo, recordé esto y supe que era un cambio muy fuerte el que Dios había hecho en mi corazón porque yo quería usar antes una capa de supermujer, una capa de orgullo y usarlo al revés. Pero Dios se encargó de colocarlo donde va, enfrente como un servicio. Porque alguien que se pone un mandil, está demostrando físicamente que quiere servir a los demás, y para eso estamos aquí, para demostrar la humildad y el amor que Cristo tuvo de venir y entregarse por nosotras; así que Él se encargó de colocármelo de frente y de cambiarme el corazón de querer ser una supermujer a querer ser una sierva suya y de los demás.
Débora: Ciertamente, cuando servimos a los demás nos parecemos más a Cristo. ¡Qué Dios ponga este mismo sentir que puso en Reyna en muchas de nosotras!
Y bueno, cambiando de tema, quiero hacerte una pregunta. ¿Te has preguntado alguna vez cómo deberías pensar exactamente sobre la comida? Este tema seguramente es una lucha para muchas de nosotras. Mañana, mi querida amiga Erin Davis nos ayudará a ver la comida como un buen regalo de nuestro amoroso Padre. Te esperamos aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
Adornando el evangelio juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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