Reconociendo la viudez como un regalo
Annamarie Sauter: Es posible experimentar libertad aun en medio de la viudez. Con nosotras Anne Ortlund.
Anne Ortlund: Recuerdo que dije: «Señor, si yo estoy de este lado de la gloria y Ray está en el lado opuesto, en el cielo, lejos de aquí, aunque no nos veamos, si ambos estamos amándote y adorándote, eso es suficiente».
Eso me liberó, me dio una libertad que nunca creí posible tener. Me sentí liberada de las cadenas que me ataban, de la ansiedad de querer partir con Ray. Ahora quería irme cuando Dios decidiera que fuera mi tiempo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura para hoy en el reto Mujer Verdadera 365 es Daniel capítulos 10 al 12.
En esta serie, a la que damos inicio hoy, escucharás sabiduría práctica acerca de la viudez, la vejez, las prioridades, entre …
Annamarie Sauter: Es posible experimentar libertad aun en medio de la viudez. Con nosotras Anne Ortlund.
Anne Ortlund: Recuerdo que dije: «Señor, si yo estoy de este lado de la gloria y Ray está en el lado opuesto, en el cielo, lejos de aquí, aunque no nos veamos, si ambos estamos amándote y adorándote, eso es suficiente».
Eso me liberó, me dio una libertad que nunca creí posible tener. Me sentí liberada de las cadenas que me ataban, de la ansiedad de querer partir con Ray. Ahora quería irme cuando Dios decidiera que fuera mi tiempo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura para hoy en el reto Mujer Verdadera 365 es Daniel capítulos 10 al 12.
En esta serie, a la que damos inicio hoy, escucharás sabiduría práctica acerca de la viudez, la vejez, las prioridades, entre otros temas. Es una conversación que Nancy tuvo con una mujer que ya se encuentra en la presencia del Señor pero que dejó un gran legado.
Hoy iniciaremos considerando el tema de la viudez, pues la mujer de la que escucharás perdió a su esposo antes de ella partir. Aquí está Nancy con la conversación.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Ha sido para mí un privilegio a través de los años, tener a mis queridos amigos Ray y Anne Ortlund en los programas de Aviva Nuestros Corazones. Y hoy Anne está aquí y nos acompaña. Anne, muchas gracias por tomar estos días y venir a compartir tu corazón con nuestras oyentes.
Anne: Gracias, Nancy, el privilegio es mío, recuerda que nos conocemos desde que éramos universitarias.
Nancy: Es cierto, yo fui a la Universidad del Sur de California. En ese entonces tu dulce esposo Ray era pastor de la Iglesia de Lake Avenue. Recuerdo que llegué a esa universidad cuando tenía 17 años.
Anne: Y de inmediato comenzaste a enseñar en la escuela dominical.
Nancy: Sí, a los niños de tercer grado.
Anne: Todavía puedo recordar aquel mensaje escrito en la pizarra: «Hoy es tu vecindario, mañana el mundo».
Nancy: Así mismo. Ese era nuestro lema; y tú tienes una buena memoria Anne. Dios hizo cosas preciosas en la vida de esos niños, pero tengo que reconocer que también hizo muchas cosas maravillosas en mi corazón durante esos dos años que estuve en la universidad. Recuerdo que cuando comencé a asistir a esa iglesia de Lake Avenue, para mí fue como si hubiera muerto y entrado en el cielo. Experimenté la adoración como nunca antes, y las enseñanzas y la vida de esa iglesia se convirtieron en un tiempo muy dulce para mí.
Anne: Dios fue bueno y Dios sigue siendo bueno todavía... Antes de esos años ya tus padres y mis padres eran buenos amigos.
Nancy: Sí, así es. La última vez que te vi junto a Ray fue en el funeral de una amiga muy querida que tenemos en común, la Sra. Joyce Johnson. Recuerdo que nos sentamos y hablamos. Ray ya había sido diagnosticado con fibrosis pulmonar pero todavía en ese momento gozaba una buena salud. En ese entonces ustedes no sabían lo que Dios tenía preparado ni orquestado para sus vidas.
Anne: Estábamos sorprendidos porque habíamos hecho una especie de negociación con el Señor… Lo que nos muestra que con el Señor no se puede negociar. Él tiene sus propios planes. Imagínate, siempre habíamos dicho que nos iríamos juntos porque disfrutábamos mucho nuestra compañía. Decíamos que si uno de los dos contraía una enfermedad contagiosa, nos acostaríamos en la cama tomados de la mano, besándonos y pasándonos la mano para infectarnos uno al otro con el fin de que morir así, y juntos tomados de la mano iríamos al cielo…¿qué te parece?
Y aquí estoy yo, y él ya está allá desde el 11 de julio del 2007, y ¡wao! Dios en este tiempo ha hecho cosas preciosas. Sabes Nancy, no quisiera que volviera a estar aquí por nada del mundo en las condiciones que estaba, pues la fibrosis pulmonar te va asfixiando poco a poco. Es como ahogarse, es bien doloroso. En algunas ocasiones, al final de su enfermedad, cuando él ya casi no podía respirar y tenía 10 o 15 minutos jadeando y finalmente conseguía hacerlo, solía decir: «Este es un regalo de Dios para mí», su fe lo había llevado a depositarse plenamente en el Señor. Era conmovedor escucharlo hablar así.
Nancy: Y tuviste que caminar con él durante todo ese tiempo como esposa. ¿Cuánto tiempo tenían de casados?
Anne: 61 años de casados y 63 desde el día que nos enamoramos.
Nancy: Y tuvieron muchos años fructíferos ministrando juntos mientras Ray pastoreaba, y luego también a través del ministerio Heaven of Rest, (Refugio de Descanso). Ambos escribían libros, viajaban por el mundo dando charlas, haciendo ministerio y trabajo misionero. Ustedes eran simplemente Ray y Anne Ortlund, juntos como equipo. Cuando te viste perdiendo a Ray, durante esos meses con esa dificultad para respirar, ¿cómo atravesaste y procesaste esa situación?
Anne: Bueno, cuando Ray me pidió matrimonio lo hizo con el Salmo 34:3: «Engrandeced al SEÑOR conmigo, y exaltemos a una su nombre». Así que durante esos años, con la ayuda de Dios, eso fue lo que hicimos, y cuando él murió, eso era lo que estábamos haciendo, engrandeciendo al Señor y exaltando juntos Su nombre.
Teníamos un maravilloso hermano en Cristo que era enfermero. Él estuvo con él hasta en los momentos finales, monitoreando sus medicamentos. Imagínate, si le administraba una dosis muy alta podía dormirse, pero si le daba una dosis muy pequeña no se le quitaba el dolor, así que este hermano oraba al Señor para que le ayudara a ser preciso en su labor, y de ese modo Ray se pudo mantener sentado en su cama rodeado de su familia. Pudo mantenerse alerta como nunca antes lo estuvo en el púlpito
Ray pastoreó la situación sentado erguidamente en su cama, dirigiéndonos en los cánticos y en la lectura de la Palabra. Y tal y como hizo Jacob, él le dio una bendición y exhortación a cada uno de los que estábamos rodeando su cama. Luego al mismo tiempo todos proclamamos la bendición sacerdotal que aparece en Números 6:24-25: «El SEÑOR te bendiga y te guarde. El SEÑOR haga resplandecer Su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia».
Terminó exclamando: «Amén, amén y amén». Su cabeza se inclinó hacia delante y así partió con el Señor.
El enfermero dijo luego, que había sido la partida más bella que él había visto, la más gloriosa y realmente así fue.
Fue un momento bien emocionante Nancy, al momento que su cabeza se inclinó hacia delante sus ojos estaban mirando hacia arriba y él levantó su mano. Le pregunté a Patrick, el enfermero: «¿Qué piensas que estaba haciendo?» Y él me contestó: «Sabes, creo que estaba saludando al Señor».
Así que él partió de esta vida a la otra vida de una forma preciosa y suave, y eso ha sido un gran consuelo para mí, desde entonces
Nancy: ¿Era domingo en la mañana, verdad?
Anne: Era día de Resurrección, no pudo ser mejor día para morir.
Nancy: El día del Señor. Pienso en Ray y Anne Ortlund uniéndose al coro celestial, a los ciudadanos del cielo y encontrándose con mi padre y con otros hermanos… y con tus padres también.
Anne: Fue un poco agridulce porque al ser domingo, muchos de los familiares cercanos son pastores, y no pudieron estar en el momento de su partida, pues estaban en sus iglesias predicando, pero sus esposas estaban allí. Luego los pastores vinieron y pudieron estar con nosotros el resto del día.
Nancy: No pude estar en el memorial, ¿nos podrías contar cómo fue?
Anne: Bueno tuvimos dos memoriales. Uno en Newport Beach, pues el discipuló por mucho tiempo en esa iglesia y tenía amigos muy queridos, y además pastoreó durante algunos años la Iglesia Mariners de ese lugar. A ese servicio, celebrado en la Iglesia Presbiteriana de San Andrés, asistieron 700 personas. Luego al otro día tuvimos el otro memorial en la Iglesia de la Avenida Lake, en Pasadena, al cual asistieron más de 1000 personas.
Ambos memoriales fueron increíbles porque debido a que murió un domingo, no hubo forma de informar a los hermanos de las iglesias que él había partido, y que los memoriales serían el viernes y el sábado siguientes. Por otro lado, estábamos en tiempo de vacaciones y con todo y eso, asistieron cientos y cientos de personas. Verdaderamente fue muy conmovedor.
Nancy: Tu esposo impactó muchas vidas durante esos años y era realmente muy amado como pastor.
Anne: Una de las historias más bonitas ocurrió en el segundo servicio, en la Iglesia Bautista de la Avenida Lake, donde él fue pastor por 20 años, en Pasadena. Ray hijo, estaba predicando. Predicó en ambos memoriales y estaba exhortando a la iglesia para que volviera a los años de refrigerio; porque habíamos tenido un avivamiento en los últimos 7 años aproximadamente, o por lo menos los inicios de un avivamiento.
Ed Fisher había sido nuestro director de adoración por mucho tiempo. Ed ya estaba enfermo y cercano a la muerte al momento de los servicios memoriales de Ray, pero les dijo a las personas que estaban con él en su casa: «Tengo que ir a ese servicio»; pero ellos le dijeron: «No puedes, estás enfermo».
«Debo ir, debo ir», dijo. Así que lo llevaron en su camilla y lo pusieron en la parte de atrás de la iglesia.
Ray hijo no sabía esto cuando estaba predicando, y en ese momento estaba recordando a los hermanos la forma como se había iniciado ese avivamiento en la iglesia. Ese día que comenzó el avivamiento, cuando Ray terminó de predicar en la Avenida Lake, él no hizo ningún llamado al altar —porque de vez en cuando lo hacía— pero no lo hizo esa mañana. Pero a pesar de no haberlo hecho Ed Fisher que en ese entonces estaba en el coro, salió del coro, se acercó y se arrodilló al frente, y luego le siguieron muchas personas e hicieron lo mismo. Todo comenzó con Ed Fisher.
Y allí estaba él ahora, en la parte de atrás, acostado en aquella camilla, escuchando aquello. Esa tarde Ed murió... El libro de Salmos dice: «Clemente y justo es el SEÑOR; sí, compasivo es nuestro Dios» (Sal. 116:15). Él hace tantas cosas preciosas en nuestra vida como también durante nuestra partida, que puedes ver claramente que todo es parte de Su plan. No es una muerte realmente, es pasar de una vida a otra vida, es como una graduación. Algo mejor aún...
Nancy: Y la muerte no le tomó por sorpresa a Ray. Él había meditado en cómo él quería vivir y en cómo él quería morir, y se preparó para ministrar a su familia aún después de su partida.
Sé que tu hijo Ray, Jr., encontró una carta en el escritorio de Ray padre, que había escrito años atrás para entregarla a su familia luego de su muerte. ¿Recuerdas en qué momento esa carta fue leída por primera vez?
Anne: Es un misterio para mí cómo llegó esa carta a la gaveta de su escritorio, pues él no podía llegar hasta su oficina, porque como sabes estaba muy enfermo; yo ni siquiera sabía que existía esa carta, ni siquiera me di cuenta cuando la escribió. Y un día Ray hijo estaba revisando el escritorio de su padre, luego de su muerte y antes del funeral, y se encontró con esa carta dirigida a mí y a nuestros hijos.
Es una hermosa carta en la que exhortaba a cada uno de nosotros. Decía: «Es extraño escribirles cuando aún no he fallecido, pero cuando la lean ya no estaré con ustedes». Él nos motivaba a caminar con Cristo todo el tiempo, expresaba cuánto me amaba y que juntos cantaríamos un dueto en el cielo. Estoy esperando con ansias ese momento.
Nancy: Anne, él estaba seguro del hecho de que cuando muriera iba a estar con el Señor, y sabía que no era por lo que él había hecho sino por lo que Cristo hizo por él. Él dijo: «De hecho, estoy anticipando esta nueva aventura, y en el momento que la lean estaré en el cielo con Cristo». En verdad él estaba muy seguro de lo que decía.
Anne: Déjenme decirles algo a aquellos que nos escuchan… Si todavía no han recibido a Cristo, recuerden que la muerte puede estar más cerca de lo que imaginan. Esto no es un asunto para impresionar ni para asustar. Si tú no conoces a Cristo, te aconsejo urgentemente que hagas lo que Ray hizo, lo que Nancy ha hecho y lo que yo he hecho. Simplemente decir: «Oh Señor Jesús, creo que Tú perdonaste mis pecados al morir por mí en la cruz y quiero ser tu hijo(a). Quiero que el Padre me reciba por el perdón que tú ofreces». Les aseguro que Él lo hará si se lo piden, mis amadas amigas.
Nancy: Ray entregó su vida a Cristo y tuvo paz. De hecho, se conmueve el corazón al leer otra vez esa carta, que tus hijos te han autorizado a compartir públicamente, él decía: «Ahora mi vida en esta tierra ha acabado y debo ir a encontrarme cara a cara con el Señor. Confío en Él como mi Salvador y descanso en Su gracia en este momento de mi partida. No le temo a la muerte».
Solo Cristo puede dar ese tipo de seguridad que tenía Ray, de saber que él muy pronto estaría en la compañía del Señor.
Anne: Oh oh sí, yo también siento lo mismo. Apenas puedo esperar llegar allá.
Nancy: Así que Dios da gracia en el momento de la muerte y tú lo viste en Ray, pero sabemos que Ray partió y te dejó luego de 61 años de matrimonio. Tú también necesitaste de la gracia de Dios para aceptar esa separación física. ¿Cómo te ministró el Señor en esos primeros días de tu viudez?
Anne: Es interesante. Cuando regresé a la casa luego del hospital, entré a nuestro edificio (todavía digo «nuestro» y lo seguiré diciendo), tomé mi Biblia y me puse a hojearla. El Señor entonces me dio el Salmo 119:68a: «Bueno eres tú, y bienhechor». A partir de ese momento agradecí al Señor por la partida de Ray, pues sabía que Él había hecho algo bueno para Ray y ya no estaba sufriendo al no poder respirar. Él estaba cómodo y feliz en la presencia del Señor.
Un año después, entré en una verdadera crisis, Nancy. Fue el momento en que me di cuenta que me había pasado un año entero diciendo: «Oh Señor, apenas puedo esperar a estar de nuevo con Ray y contigo». Fue en ese instante cuando me percaté de que había estado poniendo a Ray y al Señor en el mismo lugar y de que eso era idolatría. Estaba diciendo: «Quiero estar con Ray y contigo».
Me sentía como Abraham cuando puso a su hijo Isaac en el altar, supe que tenía que dejar ir a Ray, entregarlo al Señor. Recuerdo que dije: «Señor, si yo estoy de este lado de la gloria y Ray está en el lado opuesto, en el cielo, lejos de aquí, aunque no nos veamos, si ambos estamos amándote y adorándote, eso es suficiente».
Eso me liberó, me dio una libertad que nunca creí posible tener. Me sentí liberada de las cadenas que me ataban, de la ansiedad de querer partir con Ray. Ahora quería irme cuando Dios decidiera que fuera mi tiempo. Como Pablo dijo en Filipenses 2, «quiero estar aquí y servirte hasta que tú lo decidas, y entonces cuando sea tu tiempo, partiré contigo, Señor». Sé que Él también me permitirá también ver a Ray.
Siempre decíamos: «Sabemos que no estaremos casados en el cielo, pero seremos los mejores amigos». Tal vez el Señor permita esto.
Nancy: Esa es una lección muy poderosa. Tu esposo, vivo o muerto, no puede tomar el lugar de Dios en tu vida.Cristo quiere ser tu principal amor. Las parejas que ponen al Señor en primer lugar en sus vidas, se dan cuenta de que su relación es más sana. Obtienes mayor libertad al entregar tu esposo al Señor, esté o no aquí contigo. Tú y Ray vivieron de esa manera cuando él estaba en la tierra, asegurándose de que Cristo tuviera el primer lugar en sus vidas.
Anne: Nancy, recuerda que 1 Corintios 7, habla a los casados y a los solteros, y dice que si estás casado, estás como dividido, porque quieres complacer a tu pareja y quieres complacer también al Señor. Pero si eres soltera, tú vives para complacer solo al Señor. Es Dios quien permite que esté soltera y es algo maravilloso también que Él otorga. Y ahora que Él me ha permitido estar sola, he descubierto que es muy lindo poder estar enfocada solo en el Señor y no estar dividida entre Dios y Ray, pues aún cuando lo extraño muchísimo, la verdad es que, mira, los esposos ocupan mucho tiempo.
Nancy: ¿De verdad?
Anne: Sí, es algo muy dulce y un privilegio especial estar solas, ya que puedes enfocarte y fijar tus ojos solo en Jesús.
Nancy: Entonces has abrazado este período de tu vida como un regalo y como un llamado. No has dejado de ministrar a otros luego de la partida de Ray. Has continuado impactando y has continuado invirtiéndote en la vida de otros, y has entendido que Dios te ha dado una misión en este período de tu vida también.
Anne: Mi versículo lema, el que he adoptado para mi vida, es Proverbios 4:18: «Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va aumentando en resplandor hasta que es pleno día». Ray y yo tuvimos una vida fabulosa llena de amor, pero esto continúa. Dios me ha dado tiempos maravillosos en estos años.
Nancy: Cuando miras hacia atrás en estos años de viudez, ¿ha habido algo particularmente difícil o que haya representado un reto para ti? Nos gustaría escuchar acerca de eso.
Anne: Claro que sí, he llorado muchas veces y todavía en algunos momentos me sobrecoge la idea de que él se ha ido. Luego pienso lo que él dijo: «Engrandeced al SEÑOR conmigo, y exaltemos a una su nombre», y me digo a mí misma: «él está engrandeciendo al Señor, él lo está exaltando y eso mismo estoy haciendo yo aquí». Así que, si ambos estamos haciendo lo mismo de manera simultánea, aunque no estemos uno al lado del otro, eso es un gran consuelo. Pero no te puedo negar que hay momentos de tristeza, y que lloro de vez en cuando.
Nancy: ¿Ha usado el Señor a otros creyentes como instrumento de aliento y de gracia para ti en este tiempo de tu vida?
Anne: Oh, oh, ¡no te puedes ni imaginar! El hecho de haber discipulado muchas chicas, así como Ray discípuló muchos hombres, hizo que ahora tenga muchos amigos que me acompañan. Tuvimos una actividad hace tres noches, donde no solamente tuvimos una cena maravillosa (éramos 30), sino que también expresamos lo que el Señor estaba haciendo en nuestras vidas, tanto de los esposos como de las esposas. Luego tuvimos un tiempo de oración extenso y precioso.
Mis amigos están en los 40, 30, casados y criando sus hijos, creo que el Señor me está usando para mostrarles que una viuda puede ser feliz aun cuando su pareja haya partido al cielo.
Nancy: ¿Cómo te alientan ellos?
Anne: Bueno, de muchas maneras. Ellos me dicen una y otra vez lo mucho que han crecido en el Señor desde que estoy compartiendo la Palabra de Dios y orando con ellos. Ellos no se dan cuenta de que me dan más de lo que yo les doy a ellos. Todos los días hay alguien que me llama por teléfono y me dice: «Vamos a almorzar juntas» o «ven a la casa a cenar con la familia» y eso es fabuloso para mí.
Nancy: Entonces no estás viendo que tu ministerio se acabó y que tu vida ha terminado. Ves que el Señor ha continuado usándote, y que tú has tenido el corazón dispuesto para seguir invirtiéndote en las vidas de otros. Creo que lo que ha permitido que se mantenga el gozo, la paz y la correcta perspectiva en tu vida, es que no estás buscando que otros te sirvan sino que tú buscas la manera de servir a otros.
Anne: ¿Sabes una cosa Nancy? Yo pensaba que la única manera de dejar un legado luego de haber partido con el Señor, iba a ser mediante mis libros; pero ahora me doy cuenta de que esto es algo que cualquiera puede hacer, invirtiendo tu vida en los niños, en la próxima generación. Hablándoles de Jesús y orando con ellos, cuando hayas desaparecido del escenario de la vida, ellos seguirán caminando en esta tierra, amando al Señor.
Nancy: Así es, y Dios tiene un gran corazón para las viudas. Lo puedes ver a través de las Escrituras. Él advierte fuertemente a aquellos que se quieren aprovechar de las viudas y de los huérfanos. En Deuteronomio capítulo 10 versículo 18, dice que «Él hace justicia al huérfano y a la viuda». Dios nos dice que el Señor defiende la causa de los huérfanos y de las viudas, y continuamente en la Biblia se nos dice que debemos tener amor por las viudas.
Podrías compartir algunas palabras de tu corazón Anne, acerca de cómo los hijos de Dios pueden ministrar y ocuparse de las viudas. Dinos algunas formas prácticas en que nosotros podemos apoyar, alentar y ser de bendición a las que están pasando por esta etapa de la viudez.
Anne: Bueno de diferentes maneras, pueden llevarlas a ver una buena película. El otro día precisamente fui a ver una película muy divertida, mis amigos me llevaron, fue excelente. Todos ustedes que nos escuchan conocen alguna viuda. Ellas los necesitan no solo en sus oraciones sino también presentes en sus vidas, necesitan su compañerismo, mostrando a través de ustedes la bondad de Dios, y manifestando la forma como Él está con nosotros más que nunca.
Otra cosa que puedes hacer por las viudas es orar por ellas. Me siento muy confortada sabiendo que oran por mí.
Nancy: Si has estado escuchando hoy, te animo a pedirle al Señor que ponga en tu corazón una viuda—tal vez alguien en tu familia, o tal vez alguien en tu iglesia. Ahora mismo levanta una oración y pídele a Dios que ministre a las necesidades de ella, que la bendiga; que supla las necesidades prácticas de esa mujer, y tal vez que puedas llamarla o visitarla para decirle: «¿En qué puedo servirte? ¿Cómo puedo apoyarte?» Extiéndele la mano, invítala a una comida, o de alguna manera trata de ministrar a esa viuda que Dios ha puesto en tu círculo de influencia.
Y para aquellas viudas que nos están escuchando: Qué bello recordatorio nos ha hecho Anne de que el trabajo que Dios tiene para ti en esta tierra no ha terminado. Él tiene un plan para ti. Hay otras vidas de jóvenes que puedes impactar dejando un legado que durará mucho más tiempo que tu vida en la tierra.
Gracias, Anne, por compartir con nosotras tu testimonio, estaremos hablando en los próximos días acerca de algunos temas que yo sé que han estado en tu corazón por muchos años, y escucharemos sobre las reflexiones y la sabiduría que Dios te ha provisto a través de esta experiencia. Gracias por acompañarnos en Aviva Nuestros Corazones.
Anne: ¡Gracias a ti Nancy! Es un privilegio para mí, gracias por permitirme estar con ustedes.
Annamarie: Has estado escuchando una conversación que Nancy DeMoss Wolgemuth y Anne Ortlund tuvieron en una ocasión. Ellas han compartido mucha sabiduría con nosotras. Qué edificante es poder escuchar de mujeres mayores que aman la Palabra de Dios, y están dispuestas a compartir acerca de la obra que Dios ha hecho en ellas en las diferentes etapas de sus vidas.
Hoy has sido animada a abrazar la etapa de vida en que te encuentras, sea que estés casada, que estés criando hijos o que estés viuda. En cada etapa de tu vida eres un instrumento en las manos de Dios para llevar a cabo Sus propósitos en la expansión de Su reino. Y si conoces alguna mujer viuda, te animo a que hoy puedas compartir de alguna manera el amor de Cristo con ella. Para compartirle este programa visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com.
Envejecer…es algo en lo que usualmente no nos gusta pensar. Pero la verdad es que Dios nos puede dar la gracia para glorificarle en cada etapa de nuestras vidas, incluyendo la vejez.
Anne: Amo esta edad, la amo. Nunca esperé que me gustaría tanto. Quisiera sacarle todo el jugo a esto y obtener todo lo bueno que pueda sacarle. Te parecería algo como agridulce; descubres que tienes artritis, y que hay lugares que nunca pensaste que te podían doler. Pero el hecho es que, como dice Pablo en Filipenses 4 versículo 11, «pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación». Nunca he estado más gozosa. Nunca pensé que fuera divertido envejecer.
Annamarie: En el próximo programa, aprende cómo abrazar la vejez con gozo, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Adornando el evangelio juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Dame a Cristo, Jonathan & Sarah Jerez, Vivir Es Cristo ℗ 2013 Jonathan & Sarah Jerez.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación