La angustia del alma de Cristo
Leslie Basham: Nancy Leigh DeMoss ha estado meditando en la oración de Jesús en Getsemaní, y hay un punto en el cual las palabras no son suficientes.
Nancy Leigh DeMoss: No podemos comprender la profundidad de los horrores que Cristo enfrentó en el Huerto de los Olivos, en Getsemaní, mientras contemplaba la cruz.
Leslie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh Demos en la voz de Patricia de Saladín
Nancy: Hasta aquí en esta serie sobre El Cristo incomparable, hemos estado escudriñando la persona de Cristo. Hemos hablado de Su encarnación, Su nacimiento y Sus primeros años. Hemos visto Su humanidad y Su divinidad—el hecho de que Él es hombre y es Dios. Hemos visto Su bautismo, Su tentación, Su transfiguración. Hemos considerado Su inocencia y Su espíritu de oración. Hemos visto Su humildad y Su serenidad, y estamos asombradas.
Nuestros corazones están diciendo: "¡Señor, Tú eres verdaderamente …
Leslie Basham: Nancy Leigh DeMoss ha estado meditando en la oración de Jesús en Getsemaní, y hay un punto en el cual las palabras no son suficientes.
Nancy Leigh DeMoss: No podemos comprender la profundidad de los horrores que Cristo enfrentó en el Huerto de los Olivos, en Getsemaní, mientras contemplaba la cruz.
Leslie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh Demos en la voz de Patricia de Saladín
Nancy: Hasta aquí en esta serie sobre El Cristo incomparable, hemos estado escudriñando la persona de Cristo. Hemos hablado de Su encarnación, Su nacimiento y Sus primeros años. Hemos visto Su humanidad y Su divinidad—el hecho de que Él es hombre y es Dios. Hemos visto Su bautismo, Su tentación, Su transfiguración. Hemos considerado Su inocencia y Su espíritu de oración. Hemos visto Su humildad y Su serenidad, y estamos asombradas.
Nuestros corazones están diciendo: "¡Señor, Tú eres verdaderamente incomparable!" Creo que en muchos de nuestros corazones, Dios nos ha estado dando una nueva visión de lo maravilloso que es Cristo. Pero quiero sugerir que no es suficiente solo ser sorprendidas con Cristo, el saber que Él es incomparable. El diablo sabe que Jesús es incomparable. Tenemos que hacernos la pregunta: "¿Cuál es el propósito de todo esto—el propósito de Su venida a la tierra; que Él sea Dios y hombre, su oración, su ser sin pecado, Su humildad, Su serenidad? ¿Para qué fue todo esto? ¿De qué se trató todo esto? "
Así que en los próximos días, a medida que continuamos en esta serie y nos preparamos para la Semana Santa y el Domingo de Resurrección, queremos ver la obra de Cristo a favor nuestro, que fue posible por ser quien Él era y a causa de Su vida sin pecado.
Hoy queremos ir con Cristo al Huerto de Getsemaní, donde vamos a ver lo que Oswald Sanders llama en su libro “la angustia del alma” de Cristo, “El Cristo incomparable”.
Cuando llegamos a Getsemaní, en cierto sentido estamos paradas en tierra santa, sentimos como si estuviéramos adentrándonos a una escena increíblemente íntima—sintiendo que tal vez no deberíamos estar ahí para esta visión profundamente personal de Cristo en un momento de debilidad y de intensa angustia y de tentación.
Me encontré a mí misma resistente a entrar a través de mi propia meditación, y mucho menos para enseñarla a los demás, porque no hay manera de hacerle justicia a esta escena. Estamos hablando de misterios aquí que es imposible que comprendamos totalmente. Pero el hecho es que este pasaje se registra en la Escritura, creo que eso significa que la intención de Dios para nosotros es que seamos testigos de esta escena y meditemos sobre ella, recordando que era una parte muy importante de la pasión de Cristo.
Ahora, vamos a dar un paso atrás y a contextualizar el entorno y el escenario donde se encuentra el Jardín de Getsemaní. Recuerda que Jesús acababa de comer la última cena con Sus discípulos. Cuando se fueron recuerdas, ¿qué hicieron? Ellos cantaron un himno—ya hablamos sobre eso.
Jesús sabía que dentro de poco tiempo iba a ser traicionado, arrestado, juzgado y crucificado, por lo que tomó los tres discípulos más cercanos a Él, a Pedro, a Santiago y a Juan— caminó con ellos desde el aposento alto, atravesando el valle de Cedrón, hasta el Monte de los Olivos, que es más o menos una milla de largo de cadenas de colinas justo al este de Jerusalén. El monte está por encima del templo, es muy boscoso, con un montón de olivos.
Es posible que quieras ir a Google y hacer una búsqueda sobre el Monte de los Olivos. Encontrarás algunas fotos que te darán una representación real y visual del tipo de paisaje que había allí, todos estos olivos retorcidos en esa área.
En la parte inferior de la ladera del Monte de los Olivos se encuentra el Huerto de Getsemaní. Esa palabra viene de una palabra hebrea que significa "prensa de aceite". Como veremos, se le puso ese nombre de manera apropiada, ya que aquella noche en medio de los olivos, el Hijo del Hombre, el Hijo de Dios fue "oprimido" más allá de todo lo que podemos imaginar.
Ahora, el mundo antiguo tenía una gran cantidad de usos para el aceite de oliva. Se utilizaba para cocinar, para conservación, para el cuidado de la piel, los cosméticos, para la curación. Las lámparas se encendían con mechas sumergidas en aceite de oliva. El aceite de oliva se utilizaba para la unción. Había un montón de propósitos para el aceite de oliva.
Es interesante leer sobre cómo las aceitunas se procesaban para producir ese aceite. Creo que ese proceso es una metáfora o una imagen de lo que Cristo sufrió en ese huerto.
Primero se golpeaban los olivos para que las aceitunas cayeran al suelo. Luego las aceitunas se recogían y se colocaban en un recipiente redondo de piedra; luego se trituraban o se pulverizaban haciendo rodar una gran piedra de molino sobre la cuenca. Cada célula de la aceituna contiene una pequeña gota de aceite de oliva, y cuando la piel de las aceitunas se rasgaba bajo el peso de la piedra, el aceite de cada célula era liberado. Curiosamente, a medida que las aceitunas se trituraban, un líquido rojizo brillante comenzaba a fluir fuera de la fruta.
Vi una foto de esto en Internet, y me trajo a la mente ese versículo en Lucas 22 que nos dice que cuando Jesús agonizó en oración ferviente, “su sudor era como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra" (v. 44).
Un escritor ha dicho: "Su corazón fue aplastado como en un lagar, y esto forzó a salir un sudor de sangre de todas Sus venas".
Bueno, pero se requiere todavía una mayor presión para producir aceite de oliva, por lo que finalmente la pulpa de la aceituna se tritura hasta formar una pasta. Y esa pasta era untada sobre las esteras apiladas unas encima de la otra debajo de una gran piedra. Esa piedra fue llamada "Getsemaní", la prensa de aceite. Bajo el peso y la presión de esa piedra enorme, se sacaba más líquido fuera de la pasta, y entonces el aceite se separa de la pasta.
¡Qué imagen tenemos en todo esto, de lo que Cristo padeció en el huerto de esa “prensa de aceite”en Getsemaní!
En los relatos de los evangelios, hay palabras fuertes que se usan para describir la intensa presión por la que Jesús pasó, en esa "prensa de aceite" de Getsemaní. Escucha algunos de estos versículos y escucha la intensidad de estas palabras:
Mateo capítulo 26 nos dice: en el versículo 36
“Entonces Jesús llegó con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, [la prensa de aceite] y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí mientras yo voy allá y oro. Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse (esa es una palabra que significa "triste, hasta tener dolor interior) y a angustiarse.” (v. 37)
En el idioma original significa "estar en angustia de la mente, sentirse lleno de tristeza. Uno puede sentir el peso de la piedra que descendía sobre Él, apretándolo, presionándolo.
El pasaje paralelo en Marcos capítulo 14 el versículo 33 dice:
“Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a afligirse y a angustiarse mucho”.
Esa es una palabra diferente a la utilizada en Mateo. Esta significa "asombrarse por completo, estar aterrorizado”. Él comenzó a entristecerse y a angustiarse mucho.
Ahora, de vuelta a Mateo capítulo 26 dice:
Entonces Él les dijo: " Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quedaos aquí y velad conmigo. Y adelantándose un poco, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras. (vv. 38-39).
Ahora, tomando en cuenta la versión de Lucas, en el capítulo 22 dice: "Entonces se le apareció un ángel del cielo, fortaleciéndole" (v. 43).
Ahora, veo eso, y yo pensaría, si no supiera el siguiente versículo: "¡Ah! ¡La presión le será quitada! Él ha sido fortalecido por un ángel. Pero, el versículo siguiente en Lucas 22, dice:
“Y estando en agonía, oraba con mucho fervor; y su sudor se volvió como gruesas gotas de sangre, que caían sobre la tierra”.
El ángel lo fortaleció no para liberarlo de la presión, sino para darle la gracia y la resistencia para orar con más fervor en agonía.
La palabra griega es agonía—así como suena en español. Es una palabra que significa "un combate, un concurso, con un énfasis en el dolor y en el trabajo que implica el conflicto". Esa palabra agonía—Él estaba en una agonía—se usa para referirse a la emoción temblorosa y a la ansiedad producida por el miedo o la tensión antes de un combate, antes de una lucha o de una pelea.
Él sabe que irá a ese combate contra el infierno para la salvación de nuestras almas, y Él está en esta gran agonía, temblor y ansiedad frente al dolor y al trabajo que implica ese conflicto. Está bajo la piedra, apretado en esa prensa de aceite.
Hebreos capítulo 5 nos dice que: "Cristo, en los días de su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía librarle de la muerte" (v. 7). Seguro haciendo referencia a Getsemaní, y tal vez a otras oraciones, pero sin duda se refiere a las oraciones de Getsemaní. Gran clamor.
Estas son dos palabras que cuando las pones juntas significan "gritos bulliciosos, y poderosos clamores fuertes". Él está clamando a Su Padre. La piedra es pesada, está presionado hacia abajo. El sudor cae como sangre. Está saliendo aceite debido a la gran presión. Y cada célula de su cuerpo va a ser triturada en la cruz. Él grita. Él está preocupado, está triste. Está muy angustiado. Es muy triste. Está en una agonía. Él clama a gritos.
Y ahora, puedes preguntarte: ¿Por qué Jesús experimentó tal angustia de Su alma al momento de Su muerte inminente, cuando leemos que otros mártires han ido a la muerte con serenidad y cantando?
Bueno, el hecho es que Jesús no fue un mártir, y los mártires que murieron cantando y en paz no sufrían por sus pecados o por el pecado de otros. Debido a la muerte de Cristo en la cruz, la culpa y el castigo por sus pecados habían sido eliminados. Así que en los momentos más oscuros de aquellos mártires, que dieron sus vidas por Cristo, a través del peor de su sufrimiento, Dios nunca les dio la espalda o los abandonó, como lo hizo con su propio Hijo.
Eso pone nuestros problemas, nuestras presiones y las situaciones en perspectiva, ¿no es así? Nunca vamos a luchar como Él lo hizo, ni en los momentos más oscuros. No podemos ni siquiera entender la profundidad de los horrores de lo que Cristo enfrentó en el huerto de Getsemaní, al contemplar la cruz.
Quiero leerles varias citas de un libro que se ha convertido en una bendición para mí. Lo estoy sosteniendo aquí. Se llama “El Salvador sufriente” de FW Krummacher. Krummacher vivió desde el 1796 hasta 1868, así que este es un libro antiguo. Tiene un lenguaje antiguo, pero es muy rico.
Simplemente te lleva a través de la semana de la pasión de Cristo. Cuando llegué al capítulo de Getsemaní, casi me dejó sin aliento. Fue tan potente y los conceptos realmente penetraron mi corazón. Quiero leerles varias citas de este libro escrito por Krummacher, “El Salvador sufriente”.
Krummacher habla de tres causas en las que se basó la agonía, la angustia de Jesús en Getsemaní —ingredientes de la copa que le dio a beber Su Padre celestial. Él dice que en primer lugar, y lo estoy citando:
Su agonía [la agonía de Jesús] fue causada, en primer lugar, por Su horror al pecado, por el asombro ante las abominaciones de nuestras malas acciones. . . . Su visión de ellos es muy diferente a la visión adoptada por el hombre en su estado de oscuridad. Ellos [es decir, nuestros pecados, nuestras malas acciones] se presentan a sí mismos ante Sus ojos santos en su deformidad desnuda, en su naturaleza indeciblemente abominable, y en su poder destructor del alma. [Él ve el pecado como lo que realmente es.]
En el pecado, dice Krummacher, Él [Jesús] ve apostasía desde el Todopoderoso, desafiando con rebelión la Majestad Eterna, y la revuelta de base en contra de la voluntad y la ley de Dios, registrando todos los frutos y resultados horribles del pecado, de la maldición, la muerte y la perdición sin fin.
¿Cómo era posible que el alma pura y santa de Jesús, a la vista de tales horrores, no iba a temblar y a estremecerse?. . . ¡Uno solo puede imaginar la santidad personificada [Cristo] colocado en medio de una piscina [de un pozo negro] de la corrupción del mundo!
En segundo lugar él dice que Jesús estaba experimentando la maldición del pecado en la cruz, Jesús asumiría la culpa y pagaría el castigo de todos los pecados que había cometido toda persona que hubiera vivido alguna vez o que viviría — la maldición del pecado.
Krummacher dice:
Él se siente como se sentiría un proscrito delante de Dios. Todo lo que implica estar separados de Dios, privados de Su favor, alejados de Su afecto, y ser un hijo de ira, lo siente tan profunda e internamente, como si Él mismo estuviera en esa situación. . . .En ese momento Su alma no está consciente de la presencia de la gracia de Dios, y solo conoce el dolor y la angustia del abandono.
Y, en efecto, el hecho de que Jesús fue a la cruz como el substituto, tomando el lugar de los pecadores, es la clave para entender el significado de lo que ocurrió en Getsemaní.
2da a los Corintios lo dice de esta manera: "Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él."
En el libro “El Cristo incomparable” de Sanders que hemos estado siguiendo, Sanders dice: "Él tomó una copa de la ira sin misericordia, para que podamos tomar una copa de misericordia sin ira. La agonía no era el miedo a la muerte, sino el sentido profundo de la ira de Dios contra el pecado que Él iba a llevar. "
Así que lo vemos en angustia, por el horror del pecado que Él experimentó, en nuestro lugar, sufriendo la maldición del pecado. Luego, en tercer lugar, estaba el asalto del maligno y sus demonios que trataron de conducirlo a la desesperación, para que Él dudara del corazón de Su Padre hacia Él. Ellos trataron de disuadirlo para que no llevara a cabo la obra de la redención.
Escuché ayer un audio de un amigo pastor de nuestro ministerio que habló recientemente a nuestro personal en el tiempo de capilla. No pude estar allí, pero escuché ayer la grabación.
Hay un querido hermano que está ministrando a los creyentes y pastores perseguidos en el sureste de Asia. Él también tiene una profunda carga en relación al tráfico sexual de miles de jóvenes en Tailandia. Este pastor ha estado allí muchas veces y lo ha visto con sus propios ojos. Y en este mensaje dirigido al personal de nuestro ministerio él dijo:
En los Estados Unidos, nuestro pecado en cierta manera ha sido lavado, ha sido limpiado, pero he estado en lugares donde el pecado no es tan limpio” Luego habló de las calles de Tailandia. Niñas de 12 y 13 años embarazadas y pensando que eso es algo bueno en su religión porque lo están haciendo para servir a sus familias. Es simplemente indescriptible.
Cuando voy a esos lugares, le pido a Dios que me permita conocer el corazón de Cristo en esos lugares.
Y entonces lloró mientras compartía con nuestro personal acerca de cómo, a veces, en las calles de la India, en las calles de Tailandia, se sentía tan abrumado y con una mezcla del sentido de compasión, misericordia, y angustia parecida a la que siente Dios cuando mira esa escena.
Y él dijo: en ocasiones he sentido un dolor tan intenso que yo he dicho: "Dios tienes que retroceder porque mi cuerpo humano no puede soportar esto."
Yo he pensado: "Eso debe ser solo un poco de la angustia que Cristo sintió en Getsemaní". Porque en Su humanidad, Jesús experimentó el peso, la intensidad total de lo que significaría morir por nuestros pecados, no solo los tuyos, sino el de ella, y el de él, y los míos—todos los pecados de toda persona que haya vivido en la historia de este mundo.
El contenido de la copa servida ante Él por Su Padre era tan horrible que Él deseaba ser librado de tener que beber esa copa, pero si evitar la copa, o salvarse de esa copa significaría frustrar la obra de redención, entonces, Él estaba dispuesto a beber hasta la última gota.
Tres veces hizo Su súplica al Padre. "Si es posible que la redención pueda llevarse a cabo sin que yo tenga que beber esta copa, entonces no me hagas beberla." Una vez más, no es el miedo a la muerte, sino el horror del pecado y de la maldición del pecado.
Pues bien, el silencio del Padre le aseguró que no había otra manera para que el mundo fuera redimido, así que Él no le preguntó de nuevo, sino que se volvió a sus discípulos y les dijo: "¡Levantaos! ¡Vamos! Mirad, está cerca el que me entrega." (Mateo 26:46).
Krummacher dice en su libro, “El Salvador sufriente”,
¡Qué petición tan trascendental es esta! ['Levántate, vámonos.'] El campeón de Israel sale a atacar y a vencer, en nuestro lugar, la muerte, el infierno y al diablo. . . Vamos en adoración a doblar nuestras rodillas ante Él y acompañarlo con aleluyas.
Oh, las innumerables bendiciones eternas que son ahora nuestras, como resultado de la angustia del alma que Jesús sufrió en la prensa de aceite de Getsemaní.
Así que cuando sientas que estás siendo presionada más allá de tu capacidad de soportar, ve a Getsemaní y recuerda que Él fue presionado más allá de lo que cualquiera de nosotras va a tener que soportar.
- Cuando llegue la tentación y te sientas que no puedes resistir al tentador, ve a Getsemaní y considera a Cristo que resistió la tentación para beneficio nuestro.
- Cuando tu carne quiere resistirse a la cruz, ve a Getsemaní, y da gracias porque Jesús dijo: "SÍ," a la voluntad de Dios y deja que Él te de gracia para negarte a ti misma, toma tu cruz y sigue a Cristo.
- Cuando tu corazón se duela al ver los horrores del pecado y en los estragos que ves que está sembrando a tu alrededor (y a veces dentro de ti), ve a Getsemaní y adora al Salvador que bebió la copa de la ira de Dios sobre el pecado, para que tú nunca tengas que probar la maldición del pecado.
- Cuando te preguntes si puedes seguir soportando la presión del dolor y la batalla, ve a Getsemaní, y deja que la victoria de Cristo te dé el valor para ser fiel en la batalla— en todo el camino hacia la meta.
Amén.
Leslie: Este mensaje es parte de la serie, El Cristo incomparable. Para escuchar la serie completa, visita www.AvivaNuestrosCorazones.com.
¿Nancy?
Nancy: ¿Te imaginas vivir en un país donde no está permitido mencionar el nombre de Jesús, reunirse con otros creyentes, o andar con una Biblia? Bueno, una mujer que está en esa situación exactamente nos contactó. Ella escribió:
Estaba desanimada y vacía, pero Dios es bueno. Él me mostró Su misericordia a través de Aviva Nuestros Corazones.
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Leslie: ¿Cuál fue el mayor aborto involuntario de la justicia en la historia del mundo? Es probable que hayas leído sobre este incidente. Nancy te ayudará a explorar sobre esto profundamente mañana en Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
1F. W. Krummacher. El Salvador sufriente, p. 102.
Getsemani, Cettina Marraffa, Easter Melodies ℗ 2010 Ill Millennio; Oh Que Inmenso Amor / Ven Amigo a Jesús, Steve Green, Toma la Cruz ℗ 1991 Sparrow Records.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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