Impulsa los talentos de tus hijos
Annamarie Sauter: ¿Crías a tus hijos con una mentalidad de misión? Ann Dunagan te da una visión para tus hijos.
Ann Dunagan: Este mundo necesita hombres y mujeres de carácter, hombres y mujeres de integridad, de profunda y ferviente devoción a Dios, no solo como misioneros, no solo como pastores de las iglesias, sino como hombres y mujeres de Dios que sean líderes en el mundo en todas estas diferentes esferas de influencia en la sociedad.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Como ustedes saben, en Aviva Nuestros Corazones, hablamos mucho acerca de este asunto de un legado, que no es solo el vivir en amor hacia Cristo, la fe en Él y una vibrante e indispensable relación con Él, sino el tener un corazón para pasar la antorcha de la fe a …
Annamarie Sauter: ¿Crías a tus hijos con una mentalidad de misión? Ann Dunagan te da una visión para tus hijos.
Ann Dunagan: Este mundo necesita hombres y mujeres de carácter, hombres y mujeres de integridad, de profunda y ferviente devoción a Dios, no solo como misioneros, no solo como pastores de las iglesias, sino como hombres y mujeres de Dios que sean líderes en el mundo en todas estas diferentes esferas de influencia en la sociedad.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Como ustedes saben, en Aviva Nuestros Corazones, hablamos mucho acerca de este asunto de un legado, que no es solo el vivir en amor hacia Cristo, la fe en Él y una vibrante e indispensable relación con Él, sino el tener un corazón para pasar la antorcha de la fe a la siguiente generación, y ver las semillas de la pureza y de la pasión por Cristo y que esta mentalidad misionera pueda transmitirse a la siguiente generación.
Estoy tan agradecida de ser el producto de una familia que tenía un enfoque misionero, de haber tenido padres que eran intencionales sobre la enseñanza de la Palabra de Dios, de los caminos de Dios, a los siete hijos en mi familia. Intencionales en cultivar en nosotros un corazón para vivir para el Señor y no para nosotros mismos, que tuviéramos un enfoque misionero.
Vamos a hablar en estos próximos días acerca de algunas de las enseñanzas que tuvieron lugar en mi familia; pero hoy estoy emocionada de tener conmigo en el estudio a una nueva amiga. Su nombre es Ann Dunagan. Ella ha escrito un libro titulado, «The Mission-Minded Family» (Una familia con mentalidad de misión)
Ann, bienvenida a Aviva Nuestros Corazones. Muchas gracias por acompañarnos en esta conversación.
Ann: Oh, gracias, Nancy. Me siento muy honrada de estar aquí.
Nancy: Lo que tú has escrito en este libro y más que eso, lo que tú has vivido en tu vida y tu familia, es algo que resuena profundamente en mí. Es algo por lo que tengo una pasión y es algo en lo que queremos que nuestras oyentes tengan una pasión también.
Quiero que nuestras oyentes lleguen a conocerte. Tú eres esposa y madre. Cuéntanos un poco acerca de tu familia, porque ese es el corazón de lo que Dios te ha llevado a hacer en el ministerio.
Ann: Estoy felizmente casada con mi esposo John. Tenemos siete hijos, sus edades van de los ocho hasta los veintidós años. Somos educadores en el hogar, por lo que hemos estado enseñando a nuestros hijos en casa. Estamos terminando nuestro décimo octavo año de educar en casa y hemos educado en casa todo el camino hasta secundaria, así que tenemos tres graduados.
Nancy: Sigo pensando que las madres son las que deben recibir los premios por esto. Uno va a las graduaciones de niños educados en el hogar y son los niños los que reciben los premios y yo pienso: «Esas mamás merecen grandes medallas».
Ann: Sí, creo que en una graduación de educación en el hogar los padres lo sienten muy profundamente. De hecho me enfrenté a una gran pared educando en el hogar, cuando mi hijo mayor se graduó de la universidad y yo todavía tenía un niño de primer grado en casa. Es como darse cuenta, «estamos corriendo el maratón. Todavía tenemos un largo camino por recorrer». Es como regresar a la línea de inicio, pero la gracia de Dios es nueva cada mañana.
Mi esposo y yo, tenemos una pasión por las naciones. Tenemos una pasión por la gran comisión de Dios y extender el reino de Dios a donde quiera que Él nos llame a ir. Algo que está profundo en mi corazón es alentar a las familias a expandir el reino de Dios y cumplir la gran comisión en cualquier esfera de influencia que estén llamados a alcanzar.
Es como darse cuenta, «wow, estamos corriendo el maratón». No todos vamos a estar abordando aviones dirigiéndonos a Zimbabue, a Tanzania o a la India. Sin embargo, todos tenemos que tener esta mentalidad de que donde quiera que Dios nos tenga, nosotros somos sus embajadores.
Así que hemos estado criando y entrenando a nuestros hijos. Hemos viajado con diferentes programas a diferentes lugares. Hemos estado en el ministerio a tiempo completo, aunque cada cristiano está en el ministerio a tiempo completo.
Nancy: Sea que se den cuenta o no.
Ann: Exactamente. Hemos estado involucrados en la obra misionera cristiana en los últimos veintitrés años. Hemos podido ir a muchos lugares diferentes y he estado como en veintinueve países de todo el mundo. Mi marido ha estado en unos sesenta países, en realidad ha estado en los siete continentes. Tenemos historias increíbles, como cuando Dios llamó a mi esposo para ir a la Antártida para predicar el evangelio.
Y luego, a lo largo del camino, hemos estado criando y preparando a nuestros hijos a ver las necesidades en el extranjero, a ver a los perdidos, a ir a lugares donde el evangelio nunca ha llegado, a rescatar a los huérfanos y sacar a los niños pequeños de las calles. Hemos transformado absolutamente nuestra filosofía de crianza de los hijos, la forma en que capacitamos a nuestros niños, la manera en que criamos a nuestros hijos.
Al escribir, «The Mission-Minded Family—disponible en inglés» (Una familia con mentalidad misionera), lo que quiero es transmitir la luz de la Palabra de Dios y la necesidad del evangelio y también quiero poder transmitir la oscuridad que hemos visto en los diferentes lugares de todo el mundo.
Nancy: Y quieres que tus hijos tengan ese corazón para las naciones también.
Creo que a veces cuando se piensa acerca de las misiones, te dicen: ¿Cómo pudiste hacer eso con siete hijos? Eso es algo que haces cuando estás soltera o cuando estás en la universidad o con el nido vacío, o cuando un grupo de jóvenes hace un viaje misionero, pero tú estás diciendo que las misiones realmente pueden y deben ser una forma de pensar para la familia, no solo un modo de pensar individual.
Ann:Absolutamente. Dios ha llamado a nuestras familias, incluso corporativamente juntos, con un combo único de regalos. Un esposo y una esposa tienen una combinación única de habilidades para el ministerio y dones que pueden impactar la sociedad. Es tan poderoso cuando una familia ama a Dios, es saludable y se divierte, y al mismo tiempo está siendo eficaz para el reino de Dios.
Estoy hablando de ser eficaz para el reino de Dios en la cancha de fútbol, ser eficaz para el reino de Dios cuando estás en un aeropuerto y la gente ve cómo están interactuando juntos como familia, cómo eres en la iglesia, cómo eres con tus vecinos. Dios solo quiere que nosotros como familia, seamos una luz.
Nancy: Sí, una luz brillante. Esto es realmente una manera contracultural de pensar, incluso para muchos cristianos, tristemente. Hablamos mucho en Aviva Nuestros Corazones de esta revolución contracultura de las mujeres que nadan contra la corriente, río arriba. Ellas dicen, «queremos ser mujeres de Dios en este mundo oscuro».
¿No crees que es contracultura tener una mentalidad para misiones cuando se trata de la familia hoy en día? Quiero decir, realmente, la mentalidad prevaleciente parece ser mucho más egoísta, ayudando a los niños a que tengan autoestima, a que tengan objetivos mundanos. ¿Ves esto a tu alrededor?
Ann: Por supuesto, y aunque como mujeres cristianas a veces hay un anhelo interior que dice: «Quiero hacer algo grande para Dios. Yo no quiero solamente quedarme en casa. Yo no quiero simplemente barrer el mismo piso una y otra vez». Pero la realidad es que Dios tiene una pasión por nuestros hogares, así como Él tiene una pasión para que nosotras llevemos el evangelio a las naciones.
Algo que Dios ha puesto en mi corazón es que hay un equilibrio divino para cada día en el interior de las familias cristianas.
Recuerdo que hubo una ocasión en que mi marido hizo algunos diferentes viajes misioneros y evangelizó en algunos lugares remotos. En este tiempo, teníamos cuatro pequeños en casa, y yo realmente quería ir. «Quiero ir, ¿puedo?» Mi esposo me decía: «En este momento se te necesita aquí en casa».
Hubo un día en que me sentí muy frustrada y le dije a mi marido, «¿qué quieres que haga? ¿Quieres que me aquí sentada en el sofá, solo leyendo libros de cuentos?» Él me miró y me dijo: «Sí».
Esos niños ahora ya están grandes. Esos niños, ya terminaron la preparatoria, entraron a la universidad, un par de ellos terminaron la universidad y ellos aman a Dios y nos aman a mi marido y a mí. Somos una familia muy unida, y es porque estuvimos dispuestos a invertir tiempo con nuestros hijosy a estar con ellos y jugar con ellos y leerles libros.
Nancy: Pero a medida que estabas haciendo eso, no lo estabas haciendo solo para que pudieran ser felices y tener una vida exitosa. En verdad lo has hecho con la meta a que tus hijos tengan una mentalidad de reino.
Ann: Sí, yo les leía buenos libros de historia. Les leía libros a nuestros hijos que inculcaran en ellos un corazón ferviente para con Dios.
Nancy: ¿Qué tipo de libros?
Ann: Oh, algunos de mis favoritos son: Los héroes cristianos: Antes y ahora (The Christian Heroes: Then and Now), biografías misioneras, leerles acerca de los hombres y las mujeres de Dios como Amy Carmichael, David Livingstone o Lauren Cunningham.
Nancy: Tengo que decirte que me he anclado en este tipo de libros, en las biografías cristianas, las biografías misioneras. No teníamos una televisión en nuestra casa cuando yo era pequeña, por lo que estaré eternamente agradecida. Por supuesto, no teníamos computadoras, laptops o iPhones, teléfonos celulares, videojuegos y todas esas tecnologías; pero sí tuvimos buenos libros y a mí me encantaba leer. Todavía me encanta. Tengo una de las mejores colecciones de biografías cristianas.
Cuando era pequeña, mi corazón fue tan inspirado e inflamado de amor por Cristo y pasión por servirle, porque mis padres pusieron a nuestra disposición buenos libros de hombres y mujeres que habían sido fieles servidores del Señor. Ellos fueron mis héroes al crecer. No eran figuras deportivas o figuras del espectáculo o de los actores o actrices o celebridades del mundo.
Amy Carmichael, Hudson Taylor, George Mueller y Gladys Aylward. Ellos fueron mis héroes, y ahí fue donde Dios realmente encendió en mi corazón una pasión para servir a Cristo y tener una mente centrada en el reino. Así que soy una gran fan de buenos libros de lectura para tus hijos y de que pongas buenos libros en sus manos.
Hay tantas buenas series disponibles en la actualidad que no estaban disponibles cuando yo era una niña. Qué gran cosa para cultivar en tus hijos un corazón y un hambre de conocer y servir al Señor a través de ese tipo de lectura.
Ann: Y aunque solo sea para inculcar en nuestros hijos que no se trata solo de lo que hacen. El blanco es conocerle a Él, que lo que hagamos sea entrenar a nuestros hijos a orar, entrenar a nuestros hijos a amar la Biblia misma. Ese es el mejor libro que podremos leerles a nuestros hijos, leerles en voz alta a nuestros niños la Biblia y conseguir que aprendan a leerla.
Nancy: ¿Fueron tus hijos receptivos y sensibles a este tipo de influencia? ¿Hubo algunos que no parecían tener tanto interés? ¿Cómo cultivaste el interés en ellos?
Ann: Dándome cuenta de que Dios tiene llamados y propósitos únicos para cada uno de nuestros hijos. Cuando la Biblia habla de «instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él» (Prov. 22:6, RVR). En la Biblia amplificada dice: «Instruye al niño en su particular talento...» Hay un talento en particular, en los diferentes rasgos de carácter con que Dios ha equipado de forma única a cada uno de nuestros hijos.
Tenemos que sacarnos de la cabeza que un misionero es como un personaje tipo Indiana Jones que se pone una chaqueta de cuero y un sombrero y recorre las selvas más remotas de África y que oye el latido del tambor tribal y ve a la gente bailar alrededor del fuego. Misiones es tener el corazón de Dios; es solo conocerlo a Él, permitiendo que su presencia fluya a través de nosotros en cualquier esfera de influencia en que Dios llame a cada uno de nuestros hijos.
Así que hay que entrenarlos para amar a Dios y para conocerlo, para que comiencen a desarrollar los dones y talentos que Dios les ha dado a cada uno. Para que puedan oír Su voz y su dirección, ya sea para ir a una ciudad o sea para entrar en los medios de comunicación; ya sea para entrar en el sistema educativo o para entrar en el negocio o dedicarse a la política, o para entrar en el ejército.
Este mundo necesita hombres y mujeres de carácter, hombres y mujeres de integridad, de profunda y ferviente devoción a Dios. No solo como misioneros, no solo como pastores de las iglesias, sino como hombres y mujeres de Dios que son líderes en el mundo en todas las diferentes esferas de influencia en la sociedad.
Nancy: ¿De dónde conseguiste ese corazón?
Ann:¿Un corazón para Jesús? Oh, he amado a Jesús desde que era muy pequeña. Mi madre me llevó al Señor cuando tenía tres años. Crecí en una hermosa familia cristiana. Mi padre era un profesor de secundaria y entrenador de golf. Mi madre era un ama de casa que siempre estaba allí. Mi madre ama la Biblia. Ella tiene un amor por la Palabra de Dios.
Nancy: ¿Es eso algo que te atrapó desde el principio?
Ann: Sí. Hubo una vez que yo estaba en un campamento cuando tenía ocho años de edad, y una maestra. . . Era un campamento familiar en realidad, pero los niños tenían una pequeña clase y había una maestra que alentó a los niños, «Lleven su pequeña Biblia y vayan al bosque y crean en Dios para que les dé una referencia o algo».
Así que fui al bosque y solo oré y dije: «Dios, ¿podrías hablarle a una niña pequeña como yo?»
El pensamiento vino a mi mente, «Jeremías, lee Jeremías capítulo 1». Mi idea inicial, que ahora realmente creo que fue también la dirección del Señor, era, «¡uy ! Jeremías está lleno de palabras confusas y nombres difíciles». Y cuando el libro comienza, está lleno de nombres y palabras confusas. «Palabras de Jeremías, hijo de Hilcías, que era de uno de los sacerdotes. . .»
Pero después, Jeremías capítulo 1 versículo 4 dice,
«La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:
“Antes de que yo te formara en el vientre, te conocí. Antes de que nacieras, te santifiqué y te presenté ante las naciones como mi profeta”.
Yo dije:
“¡Ay, Señor! ¡Ay, Señor! ¡Date cuenta de que no sé hablar! ¡No soy más que un muchachito!”
Pero el Señor me dijo:
“No digas que solo eres un muchachito, porque harás todo lo que yo te mande hacer, y dirás todo lo que te ordene que digas”» (vv. 4–7 RVC).
Así que eso fue algo que creció en mí desde que era una niña, y Dios ha sido muy fiel.
Nancy: Entonces Dios te dio un marido que tenía un corazón similar.
Ann: Sí, lo hizo. De hecho, éramos bastante jóvenes. Ambos acabábamos de graduarnos de la preparatoria, y mi esposo vino como orador invitado a nuestro grupo de jóvenes. En ese momento, me parecía que tenía toda mi vida en control. Yo amaba al Señor, pero hubo un período durante mi último año de preparatoria, donde había algunas áreas de rebelión.
Yo era como la Miss líder del grupo de jóvenes. Yo estaba arriba dirigiendo la alabanza. Yo era uno de los líderes allí. Pero este chico llega y él era como una estrella de fútbol y amaba a Jesús. Así que él llegó para compartir acerca de «atrevete a ser diferente», animando a los jóvenes en esa habitación a no hacer ningún compromiso con el mundo. Con el tipo de música que escuchaban, con el tipo de películas que veían, las decisiones que tomaban y con los amigos que tenían. No hacer compromisos con el mundo».
Solo recuerdo mirarlo y sentirme convicta. Al final del servicio, me acerqué y hablé con él. Tenía como una idea en mi cabeza de que yo había permitido estos pequeños pensamientos de basura, de pecado en mi vida. Así que le pregunté: «Yo trabajo como mesera en un restaurante y hay veces que no salgo del trabajo hasta las dos de la mañana. A veces tengo que tener la radio prendida para poder mantenerme despierta y no sintoniza las estaciones cristianas. Por eso a veces escucho una estación de rock suave. No es tan malo. ¿Eso es realmente un problema? ¿Está bien eso?»
Fue tan impresionante. Él solo me miró a los ojos y me dijo: «¿Puedo hacerte una pregunta honesta?»
Le dije: «Claro»
Él me dijo: «¿Cómo está tu vida de oración?»
Yo solo sacudí la cabeza y le dije, «podría estar mejor». Me impactó profundamente.
Él dijo, «bueno, ¿sabes qué? Yo solo te reto. La próxima vez que vayas a trabajar, solo apaga la radio y ora. Ora por la gente con la que vas a trabajar. Ora por las personas que van a ir al restaurante y mira lo que va a suceder».
Así que al día siguiente apagué mi radio y... (no sé si sea una bueno aclarar aquí, pero aquellas que están escuchando este programa, dejen su radio prendido porque este es un buen programa). Pero yo apagué la radio y oré. Oré por la gente con la que yo iba a estar trabajando.
Ese día el restaurante estuvo muy lento y hubo una mujer de unos treinta años, que se acercó a mí de la nada y ella me dijo: «Mi hermana, últimamente, ha estado hablando de que tienes que nacer de nuevo para ir al cielo. ¿Qué piensas de eso?»
Nancy: Wow.
Ann: Me quede asombrada. Había trabajado allí durante un año y medio y nunca había tenido la oportunidad de compartir mi fe antes. Y sin siquiera iniciar una conversación, alguien se acercó a mí y dijo: «¿Me podrías compartir tu testimonio?»
Así que fue un punto de reflexión muy influyente en mi vida. Cuando volví a casa ese día, yo estaba alabando a Dios en el coche y pensaba, «Dios, Tú eres tan real, eres tan grande y yo no quiero ningún otro tipo de compromiso en mi vida. Solo quiero cumplir tu propósito. Quiero servirte con todo, con el cien por ciento y me arrepiento de esto y me arrepiento de aquello. Solo estaba pidiéndole a Dios que entrara y dirigiera mi vida.
Entonces incluso pudimos vernos otra vez y le conté la historia. Él pensó que era genial que alguien hubiera escuchado realmente acerca de lo que él había predicado. Luego, dos años más tarde, nos casamos y ahora hemos estado casados durante veintitrés, casi veinticuatro años.
Nancy: Qué hermoso es ver la forma en que Dios puso dos almas gemelas juntas. Creo que algunas personas podrían escuchar tu energía y tu entusiasmo y tu entrega de todo corazón y pensar: «Bueno, eso es Ann Dunagan. Dios no me hizo de esa manera, o eso es un poco extremo. Ciertamente todo el mundo no tiene por qué ser así».
Pero estoy pensando de nuevo en ese versículo en Jeremías capítulo 1, donde Dios le dice a Jeremías lo que yo creo que es cierto para todas nosotras: «Antes de que yo te formara en el vientre, te conocí. Antes de que nacieras te santifiqué» (v. 5). Hemos sido apartadas desde antes de la fundación del mundo, para ser consagradas a Dios para sus propósitos, para los propósitos de su reino.
Lo que estás hablando... Todos tenemos diferentes personalidades. Podemos expresarlo de otra manera, pero Dios ha llamado a cada una de nosotras a tener un corazón que sea solo de Cristo, devoción apasionada y amor a Cristo; a vivir nuestras vidas no para nosotras, no para nuestros reinos, sino para Su reino; no solo para tener ese tipo de vida, sino para influir a la próxima generación, a los hijos que Dios nos ha dado; a creer que este es el llamado de Dios y la comisión y el propósito de sus vidas para cumplir con lo que sea que Él quiera que hagas y seas.
Así que esta no es solo una forma de vida para una pequeña minoría de misioneros muy piadosos. Realmente estás hablando de un llamado, una vocación y un estilo de vida para todos los hijos de Dios.
Ann: La Biblia nos dice en 2 de Corintios 5:20 que somos embajadores de Cristo. Parte de este versículo dice: «como si Dios les rogara a ustedes por medio de nosotros...» Dios tiene un amor apasionado por este mundo. «Como si Dios les rogara a ustedes por medio de nosotros, en nombre de Cristo les rogamos: “Reconcíliense con Dios”» (RVC). Hay un amor apasionado por un mundo tan perdido y herido.
No todos tenemos las mismas personalidades, no todos somos extrovertidos. Algunas personas son tímidas. Una vez escuché a alguien decir, «¿cómo puedo compartir mi fe? Soy una persona tímida». Oí a alguien decir, «bueno, puedes ser testimonio para personas tímidas». No hay excusa. Tenemos la luz de Jesucristo, y este mundo necesita desesperadamente a Dios. Dios quiere rogar a través de nosotros para ver Su reino expandirse aquí en esta tierra.
Nancy: Eso es lo que estás haciendo con tus siete hijos que van desde los ocho hasta los veintidós años. Cuando estaban pequeños, ¿cómo fue tu comienzo en pasarles a ellos un corazón por el evangelio, un corazón por el reino de Cristo y un corazón por vivir por una misión más grande que ellos mismos? Cuando eran pequeños, ¿cómo empezaste a transmitirles eso?
Ann: Cuando nuestra familia era más pequeña, mi esposo y yo estábamos saliendo al trabajo de evangelismo a tiempo completo. Viajábamos con nuestros hijos alrededor del mundo. Hubo un momento en que tuvimos un niño pequeño. Yo estaba a medio camino de mi embarazo. Estábamos viajando a lo largo de Hong Kong; estábamos contrabandeando biblias en China, metiéndonos en zonas remotas, durmiendo bajo mosquiteros, montando en el transporte público Jeepneys. Dios ha abierto puertas por todo el mundo. En realidad siempre hemos vivido en los Estados Unidos, pero hemos ido hacia atrás y adelante, atrás y adelante.
Nancy: ¿Y te llevaste a tus hijos contigo?
Ann: Así es. Cuando nuestra familia era más pequeña, simplemente llevábamos a nuestros hijos con nosotros a todas partes. A veces nos traíamos una sobrina, o alguien que pudiera ayudarnos, siendo un par de manos extra para ayudar con nuestros pequeños. Empezamos a orar y a buscar a Dios para saber exactamente lo que se suponía que debíamos hacer y quién debía ir a cada viaje. A veces mi esposo iría a un viaje de corto alcance solo. A medida que nuestros hijos crecían, tendríamos a veces que ir todos juntos como familia. A veces mi esposo llevaría a uno de nuestros hijos adolescentes. Entonces también se convertía en un momento muy especial de padre e hijo. Mi hija de edad universitaria y yo hemos viajado en muchos viajes misioneros, solo las dos.
Nancy: ¿Haciendo que tipo de cosas?
Ann: El objetivo principal de mi esposo es la misión de evangelismo. Él va a donde la cosecha está a punto de perderse si no llega alguien allí. Esa es nuestra vocación particular. Nuestro ministerio es el ministerio de la cosecha. Por ejemplo, cuando la Unión Soviética se disolvió a principios de los años noventa y había una puerta abierta como nunca antes para entrar a Rusia y otros lugares de la antigua Unión Soviética, ahí era adonde nos dirigíamos, llevando biblias, ayudando con la divulgación, haciendo evangelismo, estando en las escuelas.
Luego hubo momentos después del genocidio de Ruanda, en que ese lugar estaba muy maduro para la cosecha. Había habido tanta guerra y tanta devastación. Había personas que necesitaban desesperadamente escuchar el evangelio en ese momento.
El Señor ha cavado profundamente en mi corazón una necesidad por los huérfanos. Hubo momentos en que nos encontrábamos en una zona y estaban todos estos pequeños niños desnudos alrededor. Y recuerdo que comenzó a conmoverse mi corazón profundamente. Hubo un momento en particular. Hay una cita de Hudson Taylor cuando era joven. Él dijo: «Me siento como que no puedo seguir viviendo si no hago algo por la China».
Yo había llegado a este punto en el que sentía que no podría volver a África de nuevo a menos que hiciéramos algo grande para los huérfanos. Había este deseo ardiente que seguía ardiendo más profundo. Finalmente, solo llegué al punto en que me sentí como si estuviera a punto de explotar. «No puedo volver aquí de nuevo a menos que hagamos algo por estos niños huérfanos».
Hubo un par de cosas diferentes que el Señor usó para agitar esto de una manera muy profunda, el mismo corazón para trabajar con niños huérfanos estaba también dentro de mi hija. De hecho, comenzamos un orfanato en Uganda, al este de África llamado Villa Osanidde. Osanidde es una palabra de Uganda, una palabra de la lengua de Uganda que significa «eres digno». Suena como «oh día soleado». Así que queríamos ofrecer un lugar de alegría y felicidad, donde esta generación perdida –los padres estaban muriendo de SIDA– pudieran ser preservados, protegidos y criados para amar a Jesús.
Nancy: Hay un pasaje en Proverbios 31 que yo sé que ha sido significativo para ti que habla acerca de tener este corazón.
Ann: Cuando vemos Proverbios 31, por lo general comenzamos en el versículo 10. Proverbios 31:10 comienza: «Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas» (RV60). Bueno, si lo lees todo en su contexto, algunos de mis versos favoritos de la Biblia son Proverbios 31:8-9, que dicen:
«Abre tu boca a favor del mudo, en el juicio de todos los desvalidos. Abre tu boca, juzga con justicia y defiende la causa del pobre y del menesteroso» (RV '77).
El Señor comenzó a trabajar en mi corazón acerca de la importancia de abrir mi boca y compartir defendiendo la causa. El ser embajadores de Cristo, como si Dios rogase a través de nosotros. Dios está viendo la injusticia en este mundo. Él ve a los niños que están muriendo. Ve todas estas necesidades. Él quiere que abramos nuestra boca y defendamos la causa de los pobres y los necesitados.
Annamarie: Esta es Ann Dunagan hablando con Nancy DeMoss de Wolgemuth, acerca de criar los hijos con una mentalidad de misión. Este tema no es solo importante para los padres. Estoy segura que muchos abuelos y también mujeres solteras se beneficiarán mucho de esta conversación, pues pueden participar activamente en influir en la próxima generación.
Cuando la familia de Ann visitó África, ella quedó impactada al ver la cantidad de niños que no tenían ropa adecuada. Estas palabras de Jesús vinieron a su mente: «En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis».
Eso será mañana, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
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Gócense los Pueblos, Interpretada en español por la Iglesia Bautista Ozama, letra y música original por Keith Getty, Kristyn Getty, David Zimmer, Stuart Townend y Ed Cash
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