¿Está el río de tu vida en calma?
Débora: Dios les ha dado a las mujeres características claramente femeninas, pero eso no quiere decir que tengan que ajustarse a un estereotipo.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Para muchas mujeres el hablar de ser femeninas evoca esta imagen de una niña que usa lazos y adornos con florecitas y viste de color rosa. Hay ciertas cosas que no hace y ciertas cosas que tiene que hacer. Pero en realidad estamos hablando de algo más, algo que no está tan relacionado con lo que hacemos, sino más bien con quiénes somos.
Mary: Eso es así. A mí me cuesta mucho usar el color rosa. No me queda bien ese color. Así que soy una de esas chicas.
Nancy: Pero sí sabes usar un martillo, ¿verdad?
Mary: Sí, puedo usar un martillo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 4 de agosto …
Débora: Dios les ha dado a las mujeres características claramente femeninas, pero eso no quiere decir que tengan que ajustarse a un estereotipo.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Para muchas mujeres el hablar de ser femeninas evoca esta imagen de una niña que usa lazos y adornos con florecitas y viste de color rosa. Hay ciertas cosas que no hace y ciertas cosas que tiene que hacer. Pero en realidad estamos hablando de algo más, algo que no está tan relacionado con lo que hacemos, sino más bien con quiénes somos.
Mary: Eso es así. A mí me cuesta mucho usar el color rosa. No me queda bien ese color. Así que soy una de esas chicas.
Nancy: Pero sí sabes usar un martillo, ¿verdad?
Mary: Sí, puedo usar un martillo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 4 de agosto de 2023.
Esta semana Nancy dio inicio a una conversación con Mary Kassian. Ellas han estado viendo cómo luce la mujer salvaje descrita en Proverbios capítulo 7. Mary ofrece una mirada profunda a esta mujer en su libro Chicas sabias en un mundo salvaje, en el que se basa esta conversación. Creo que este es un tema muy apropiado para nuestros días y espero que saques mucho provecho de esta serie de enseñanzas. Puedes acceder tanto al audio como a la transcripción a través de nuestro sitio web, avivanuestroscorazones.com. Allí también podrás encontrar recursos relacionados a estos episodios.
Bien, continuemos con la conversación.
Nancy: Mary, algunas de nuestras oyentes no tienen la edad suficiente para recordar una canción que fue muy popular a principios de los años 70; pero tú y yo tenemos la edad para recordar la canción principal de Helen Reddy.
Mary: Así es. La canción más popular de 1972, «Soy mujer»
Soy fuerte. Soy invencible. ¡Soy mujer!
¿Quieres que la cante?
Nancy: Sí, quiero que la cantes.
Mary: Soy fuerte. Soy invencible. ¡Soy mujer!
…y ahí se termina el coro.
Nancy: ¿Y cuántos años tenías cuando salió esta canción?
Mary: Tenía doce años.
Nancy: Y estabas familiarizada con ella.
Mary: Estaba familiarizada con ella. La cantábamos en la escuela intermedia. Recuerdo caminar por el pasillo y todas las chicas se sabían la canción. Realmente marcó un cambio en la actitud de las niñas en ese tiempo. Porque todas tomamos ese mantra de yo soy fuerte y soy invencible, y soy mujer.
Nancy: Y yo tengo una actitud.
Mary: Tengo una actitud y nadie me dice qué hacer. Esta mentalidad fue introducida cuando era una niña. Entonces se abrió camino a la cultura popular, y más tarde vimos con las Spice Girls, hay poder femenino. Y luego las Chicas Superpoderosas, la caricatura animada para niñas, y todo este concepto, este concepto cultural de las mujeres siendo fuertes e invencibles y teniendo esta actitud atrevida, audaz, descarada, insolente, engreída, y controladora.
Nancy: Pero esa actitud en realidad no es tan nueva. No comenzó a principios de los años 70. De hecho, vemos esa actitud en la mujer que hemos estado viendo en Proverbios capítulo 7. La mujer a la que hemos llamado la mujer salvaje. Ese pasaje la describe de una manera que realmente suena muy contemporánea. Dice en el versículo que «es alborotadora y rebelde, sus pies no permanecen en casa».
Mary: Así es. Alborotadora y rebelde son dos palabras descriptivas muy reveladoras sobre la actitud de esta mujer joven. Lo de alborotadora realmente es esta actitud de «en tu cara», «voy a hacerlo a mi manera», una actitud impertinente, insolente, audaz y descarada. Una actitud que dice «o se hace a mi manera o no se hace», y la otra palabra, rebelde, habla de obstinación, terquedad.
Nancy: De hecho creo que algunas de las traducciones en realidad la llaman así. Ella es alborotadora y obstinada, terca.
Mary: Terca u obstinada, ella es ingobernable. «Nadie va a decirme qué hacer».
Nancy: O cómo vestirme o cómo hablar, o con quién casarme, o si debo casarme.
Mary: Exactamente. Así que la primera de ellas es en realidad una de las dos caras de la misma moneda. Alborotadora y rebelde. Alborotadora es que tengo el derecho de hacer lo que quiero. Voy a hacer lo que quiero. Y la segunda es, nadie más va a decirme lo que tengo de hacer. Así que realmente son las dos caras de la misma moneda. Es el mismo tipo de actitud rebelde e impetuosa.
Y ese es el tipo de actitud que admiramos en las mujeres. Nosotras decimos, «oh eso es genial». Ya sabes, ella es una mujer que está en control. Y dices, «qué carácter tiene esta chica», pero esto es algo que se dice más como un elogio que como algo negativo. Esto es defendido como algo deseable para las mujeres de hoy.
Nancy: Y describe nuestros modelos a seguir en el entretenimiento, en la cultura. Cuando piensas en mujeres populares, en los shows populares y en la forma en que presentan a la mujer, ¿no es esa la actitud que se ve en todos los ámbitos?
Mary: Esa es la actitud. Alborotadora y obstinada. Ella es la que tiene el control. Lo ves en las películas. Ella es la que está tirando los golpes de karate y patadas a los hombres, siendo la dominante y diciéndoles lo que tienen hacer. Realmente es defendido como la característica deseable para la mujer. Ser esa alborotadora, testaruda, rebelde, atrevida, el tipo de chica que «…o se hace a mi manera o no se hace».
Nancy: Entonces al mirar a la mujer de Proverbios 7, quiero recordarles que hemos visto que ella no era una prostituta. Ella no era una mujer de la calle. Ella era una dama de la iglesia. ¿Ves esa actitud entre las mujeres de la iglesia hoy?
Mary: Claro que sí. De hecho, creo que es igual de frecuente tanto en la iglesia como fuera de la iglesia. Esta mujer en Proverbios 7 era una mujer joven, casada y tenía todo el comportamiento correcto. Pero tenía esta actitud subyacente. Ella tenía la actitud de que tenía el derecho de determinar la forma en que iba a actuar y nadie iba a decirle qué hacer. Y vemos mucho de esa actitud en las jóvenes de hoy.
Como dijiste Nancy, no es nada nuevo. Esta forma alborotadora y caprichosa, esta obstinación es realmente una característica de la naturaleza pecaminosa y característica de la forma que toma la feminidad cuando no está bajo el señorío de Jesucristo. Y lo vemos en la mujer de Proverbios 7, y lo vemos en toda la historia, y lo vemos en la sociedad actual, y ciertamente lo vemos en la iglesia.
Nancy: ¿Qué crees que sea lo que conduce a eso? ¿Es una reacción hacia los hombres o a algo así?
Mary: Bueno, creo que en parte es así. Pero también creo que hay varias razones para que se den estas actitudes. Una de ellas podría ser una reacción a la decepción o al dolor que las mujeres han experimentado en sus relaciones. Por otra parte pienso que una gran parte se debe también a la formación cultural, esto se sostiene como el ideal para la mujer. Se nos dice que las mujeres que no tienen la actitud de «tomar el control», son vistas como que están «fuera de control» o que se van a aprovechar de ellas.
Nancy: Y ellas no van a llegar a ninguna parte.
Mary: Y ellas no van a llegar a ninguna parte. Van a ser pisoteadas, serán muy débiles y sin agallas. La cultura pinta esta imagen de la mujer ideal quien es alborotadora, obstinada y ruidosa, desafiante, que va por lo que quiere, y dice: «Esto es lo que quiero», y así lo exige. Ella es ingobernable, no quiere que nadie le diga qué hacer.
Luego también menosprecia las actitudes que realmente son piadosas, actitudes bíblicas. La cultura les resta importancia y las pinta como indeseables y débiles. Dice que una mujer que tiene características bíblicas se ve como alguien que es endeble y muy débil. ¿Y quién querría ser así?
Nancy: Creo que nadie, y creo que muchas de las jóvenes no nos escuchan cuando les hablamos de algunas de las características de la Mujer Verdadera o del Movimiento Mujer Verdadera. Hablamos sobre cultivar las virtudes de la humildad, la mansedumbre, la sumisión y piensan: «¿Y quién querría eso? ¿Y por qué querrías eso?»
Mary: Se nos dice en 1 Pedro capítulo 3, que hay ciertas características que Dios quiere en las mujeres y que Él creó a la mujer para que fuese así. La belleza de una mujer es tener un espíritu quieto y sereno, manso y apacible. El pasaje también habla de la sumisión o la deferencia, la docilidad de la feminidad. Luego dice que estas cosas son muy, muy preciosas a los ojos de Dios. Creo que cuando nos rebelamos en contra de estas imágenes, cuando vemos como indeseables la gentileza, la tranquilidad y la docilidad nos muestra lo mucho que nuestros corazones no están en sintonía con el camino de Dios.
Dios las ve increíblemente preciadas. Así que la pregunta para mí como cristiana cuando me acerco a las Escrituras y leo todo esto, el reto para mí es…¿de verdad mi corazón valora esto? ¿Valoro lo que Dios valora? ¿Veo estas cosas en la forma en que Él las ve?
Nancy: Estamos hablando aquí acerca de algunas diferencias innatas, creadas por Dios entre los hombres y las mujeres, que nuestra cultura ha tratado de borrar, de anular esas líneas, esas distinciones. Pero incluso nuestra composición física, nuestros cuerpos dan testimonio de que Dios creó diferencias entre hombres y mujeres que son preciosas y valiosas.
Mary: Nuestros cuerpos son testimonio de eso. En Génesis cuando Dios le llevó a Eva a Adán, él dijo: «Esta es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne. Ella será llamada mujer, porque del hombre fue tomada» (2:23). Y así, esas palabras mujer y hombre, Ish e Ishshah, son los términos hebreos. Uno viene de la palabra, fuerza, para el hombre, y la palabra para mujer probablemente se deriva de la palabra, suavidad.
Así que hay un entendimiento de que ella es alguien que responde y se relaciona, y ella es suave y receptiva de una manera muy positiva; y Dios ve eso como algo muy precioso. Muy a menudo nuestra cultura menosprecia y disminuye esto, pero es algo hermoso en la mujer. La cultura lo convierte en dureza y en un espíritu duro y áspero que cuando sale a la superficie no es nada hermoso.
Nancy: Yo pienso, Mary, cuando hablamos de las mujeres teniendo una disposición hermosa, suave, y gentil, que para muchas mujeres eso evoca esta imagen de una niña femenina. Ya sabes, ella siempre tiene volantes y usa el color rosa. Hay ciertas cosas que no hace y ciertas cosas que hace. Pero en realidad estamos hablando de algo que no está tan relacionado con lo que hacemos sino más bien con lo que somos.
Mary: Eso es seguro, porque a mí me costaría mucho usar el color rosa. No me queda bien el rosa. Así que, soy una de esas chicas.
Nancy: Pero sí sabes usar un martillo, ¿verdad?
Mary: Sí puedo usar un martillo. Mi padre era un carpintero, y tengo cinco hermanos. Yo hice todo el cableado en nuestro sótano, todo el cableado eléctrico. Soy bastante buena con un martillo y construyendo cosas. Así que no se trata de lo que haces. Además, no se refiere a un tipo de personalidad. No tienes que ser una chica introvertida, o tímida, o con un tipo de personalidad dócil para cultivar estas características piadosas. Yo creo que pueden florecer en cualquier tipo de mujer, en cualquier tipo de personalidad.
Una mujer que está ahí peleando con novillos, puede ser tan femenina como la belleza sureña que está vestida con encajes y rosa. Así que no es lo que haces, es quién eres. Creo que cuanto más nuestro carácter sea transformado por el poder de Jesucristo, más nos convertimos en quienes somos, más Él hace nuestra personalidad brillar, y más real y verdaderamente nos convertimos en las mujeres que Él nos creó para que seamos.
Nancy: Creo que todo el tema sobre la personalidad es un tema con el cual yo luché mucho cuando era joven. Mientras leía 1 Pedro 3, miraba este modelo de una mujer con actitud afable y apacible, yo pensaba, «voy a tener que tener un trasplante de personalidad para convertirme en ese tipo de mujer». Esa simplemente no era la forma en la que yo estaba programada, porque para mí eso se refería a la personalidad.
Pero mientras he crecido en el entendimiento de los caminos de Dios, veo que Dios nos dio diferentes personalidades que quiere usar para Su gloria. No estaríamos haciendo este ministerio de Aviva Nuestros Corazones y no estaríamos haciendo las cosas que estamos haciendo, si realmente fuéramos personas calladas e introvertidas. Así que Dios nos ha dado estas personalidades extrovertidas, pero Él quiere tenerlas llenas de ese espíritu afable y apacible que es como el Espíritu de Cristo.
Mary: Es el Espíritu de Cristo. No hay nada más fuerte o más poderoso. Ahí es donde creo que la suavidad de una mujer, su capacidad de ser receptiva y sensible realmente es su mayor fortaleza. Cuando el pasaje habla de la gentileza, tendemos a pensar en la gentileza como una debilidad. Pero la gentileza o mansedumbre es realmente la fuerza de carácter que me permite responder de una manera muy amable y de una manera muy considerada, incluso a personas que no se comportan adecuadamente.
Es fortaleza de carácter cuando puedo responder de una manera apacible y piadosa, incluso a alguien que me está tratando severamente o tratándome de una forma equivocada. Así que es una disposición en la que confiamos en Dios y confiamos en que Él está en control y que Él es soberano y que Él es bueno.
Nancy: Por lo tanto, al responder a Su providencia en nuestra vida, las circunstancias que Él trae a nuestra vida, no debemos oponernos o resistirnos a las circunstancias que Él nos trae.
Mary: Así es, no necesitamos pararnos contra ellas con dureza o patear en contra de ellas y hacer un gran alboroto. Lidiamos con esas circunstancias con sabiduría, con gracia y con gentileza. Así que la gentileza o la mansedumbre puede ir con cualquier personalidad, cualquier tipo de personalidad. Cualquier mujer puede cultivar la mansedumbre y la calma.
El otro día estábamos hablando en tu casa. Estábamos viendo el río en la parte trasera, y no había ni siquiera una pequeña onda en la superficie del agua. Decíamos que realmente eso es de lo que se trata estar en calma. Significa que no no estás agitada o ansiosa, o con la necesidad de tener el control y manipular. Es esa profundidad de carácter y esa profundidad del espíritu donde tienes convicciones sólidas como la roca. Hay una fuerza de carácter que confía en que Dios está en control y por lo tanto exhibe calma.
Nancy: En cambio, en ese mismo río también he visto ondas espumosas. Hay días en que el viento está aullando allá afuera, y ese río realmente se agita. Esa sí que es una imagen de la forma en que mi corazón puede estar a veces, simplemente agitado, en confusión, ansioso y controlador.
Pero mientras veíamos el río esa noche, vimos una serenidad allí. Una calma que entra en nuestros corazones cuando, y vuelvo a lo mismo otra vez, cuando confiamos en que Dios está en control, en que Él es bueno, cuando estamos rendidas a Su providencia en nuestras vidas. Entonces puede haber, incluso en medio de las circunstancias turbulentas, una confianza calmada y serena en Dios, que es realmente hermosa cuando la vemos en una mujer.
Mary: Realmente es algo hermoso de ver. De nuevo, esto no tiene que ver con la personalidad. Puedes tener una mujer que es muy efervescente, muy extrovertida, muy alegre, que puede demostrar una tranquilidad en su espíritu, porque ella solo confía en Dios. Ella realmente confía en Él y tiene esta dulzura en su espíritu. Esta receptividad suave, a pesar de que ella es una mujer alegre y extrovertida.
Nancy: Lo contrario de esto, la mujer salvaje, ese gran versículo en Isaías 57:20, que dice, «pero los impíos son como el mar agitado, que no puede estar quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo».
Mary: Eso es exactamente lo que hace una mujer salvaje. Vemos esta mujer en Proverbios capítulo 7. Ella es alborotadora y caprichosa. Así que es obstinada, rebelde, y al igual que el versículo en Isaías, ella arroja cieno y lodo y está toda revolcada. Ella parece tan dulce en el exterior, pero está agitada por debajo de la superficie. Ella se involucra en situaciones, en circunstancias en las que no debería. Ella se lanza y hace un desastre en su vida.
Nancy: Gentil, tranquila, esa es la descripción de la mujer sabia, a diferencia de la mujer salvaje. Y a continuación, hay una tercera palabra y quiero analizarla para nosotras. Es la palabra dócil.
Mary: Dócil. Esa es una gran palabra. Yo estaba buscando una palabra que describiera una disposición. Más adelante, en 1 Pedro 3, vemos que una mujer sabia cuando se casa va a ser sumisa a su esposo. Pero creo que la sumisión es realmente una deferencia, una disposición para flexibilizarse, una disposición de ser suave y receptiva. Y eso es a lo que se relaciona con lo que dócil significa.
Así que dócil es una disposición en la que estás dispuesta a decir: «sí». Es solo una inclinación hacia ser afable. Es lo contrario de tener un espíritu obstinado. Es una disposición donde eres suave, receptiva y relacional. Y así, la docilidad, que en inglés se dice amenability, se basa en la palabra amén. Que por cierto, ¿sabes lo que amén significa?
Nancy: Así sea.
Mary: Así sea. Así que una mujer dócil es una mujer que tiene una inclinación o una disposición a ser dispuesta.
Nancy: Y eso me recuerda del que probablemente es el versículo de mi vida, Lucas 1:38, donde María responde al ángel que acaba de darle las nuevas que han volteado su mundo patas arriba y de adentro hacia afuera. Y ella lo que responde cuando recibe la noticia de que ella va a tener un hijo es, «he aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra».
Mary: Eso es ser dócil. Eso es docilidad. Fue la disposición en su vida que le permitió responder a la noticia de esa manera. Fue la disposición de Eva la que la hizo sonreír cuando Adán la nombró. Ya sabes, ella no salió y dijo: «¿Qué estás haciendo poniéndome nombre? Voy a nombrarme a mí misma. Yo estoy a cargo aquí. ¿Cómo te atreves? Yo soy mujer, escúchame rugir». Ella no tenía ese tipo de actitud. Ella tenía un espíritu dócil. Ese espíritu es muy, muy precioso a los ojos de Dios.
Nancy: Ahora Mary, nosotras recibimos cartas y correos electrónicos, al igual que lo hace tu ministerio, de muchos lectores y oyentes que están en algunas circunstancias de la vida realmente difíciles. La vida no está funcionando. No está yendo como ellas esperaban o planeaban. Duele. Es doloroso. Están viviendo en matrimonios muy difíciles, o han esperado pacientemente durante años y años y más años, y no tienen ningún matrimonio, ningún hijo, ni nada de lo que han soñado. Sus sueños han sido destrozados.
Estas mujeres dicen: «¿En medio de este mundo loco en el que estamos viviendo, en esta familia disfuncional de la cual formo parte, me estás diciendo a mí que se supone que debo ser amable, gentil, tranquila y dócil? ¿Significa que solo me acueste y me muera y deje que el mundo me pisotee y que no tenga opiniones, que no tenga voz, que no tenga ninguna participación en la situación?» Creo que eso es lo que el enemigo quiere que las mujeres crean.
Mary: Eso es lo el enemigo quiere que las mujeres crean. Pero nada podría estar más lejos de la verdad. Creo que cuando cultivamos un carácter piadoso Él nos da más fuerzas de las que podríamos tener por nuestra cuenta. Él es el que nos permite cultivar y desarrollar estas características en nuestra vida.
Toda la paradoja de esto es que cuando hacemos las cosas de esa manera, ganamos mucho más que si lo hacemos de una manera alborotada, rebelde, una manera de «yo primero», «yo tengo que hacerlo», «voy a tomar el control». Es como la paradoja que Cristo presenta a menudo. Pierdes tu vida y la obtienes. Tú das y tú recibes. Es lo mismo cuando respondemos a Dios de la manera correcta, Él nos da la fuerza y la sabiduría para responder a las circunstancias de la manera correcta.
Nancy: En respuesta a esas circunstancias, no estamos sugiriendo que no hables la verdad, que no digas tu opinión, que no insertes la forma de pensar de Dios en la situación. Tiene que ver más con la actitud y la disposición con la que lo haces.
Mary: Es la forma en la que lo haces lo que importa. Tienes que hablar la verdad. Tienes que defender la verdad y la justicia y no irte al camino de la conducta pecaminosa. Tienes que decir «no» al pecado y al mal. Para hacer eso se necesita mucha fortaleza. Una mujer que está caminando en el camino de Dios va a hacerlo de una manera que honre la disposición que Él le ha dado.
Nancy: Quiero animarte ahora, mientras estás escuchando, a tomar este mensaje de manera personal y preguntarte: «Señor, ¿soy una mujer sabia o soy una mujer salvaje? ¿Mi disposición tiende a ser alborotadora y desafiante, fuerte y rebelde? ¿O tiende a ser amable, tranquila y dócil? Solo sé honesta contigo.
Si no estás segura, pregúntale a tu esposo o a tu compañera de cuarto, o a una amiga cercana que sea honesta contigo. Pregúntales si el río de tu vida se caracteriza por ser sereno o tumultuoso. ¿Está revuelto, agitado, o es apacible y tranquilo?
Si encuentras, como a veces yo lo hago en mi propia vida, que hay ese río revuelto, ese tumulto, ese alboroto o esa terquedad, entonces humíllate. Di: «Señor, quiero ser el tipo de mujer que trae gloria a Tu nombre, que refleja Tu dulzura y Tu mansedumbre a aquellos que están en mi mundo».
La Escritura tiene tantas promesas maravillosas si eliges el camino de la sabiduría. Salmos 37:11 nos dice que «…los humildes…se deleitarán en abundante prosperidad». Y en Isaías 29, dice que ellos constantemente «aumentarán también su alegría en el Señor» (v.19). Me encanta ese versículo en Isaías que dice, «en quietud y confianza está vuestro poder» (30:15). Dios nos está llamando a ser mujeres fuertes, pero no a ser mujeres que rugen, sino a ser mujeres que confían en el Señor; mujeres que manifiestan esa paz, esa tranquilidad y esa mansedumbre de espíritu que apunta a las personas hacia Cristo y hace que lo deseen.
Y ahora para ir finalizando este programa, quiero recordarte lo que hablamos acerca de hacer esto bien práctico. Sé que a muchas de nuestras oyentes les gustan nuestros retos de 30 días, así que queremos proponerte un nuevo reto. Es un reto que queremos que hagas de manera personal. Queremos que hagas una reducción del uso de los medios de comunicación, las redes sociales, los teléfonos inteligentes. Mary, descríbenos de qué se trata este desafío.
Mary: Bueno, el reto de 30 días te anima a desconectar, a reducir, y a sintonizar. Reduce tu mensajería de texto, tus redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter, toma esas formas de comunicación que tal vez no puedes cortar por completo, pero por lo menos puedes reducirlas; como por ejemplo puedes revisar tu correo electrónico una vez o dos veces al día.
Nancy: Y creo que será beneficioso para cualquiera que se desconecte, reduzca y sintonice. Recuerda que debes ser intencional sobre lo que estás escuchando, y debes vivir lo que dice el Salmo 1, ese latido del Salmo 1 que mencionamos en el programa anterior donde decíamos que debemos desconectarnos pero a la vez conectarnos a la Palabra de Dios, meditar en ella de día y de noche.
Así que aprovecha esa desconección, ese desconectarte y reducir, para sintonizarte y conectarte con este salmo.
Te animo a hacer este Reto de 30 días de reducción del uso de los medios de comunicación.
Débora: Una mujer sabia es un reflejo de la paz. ¿Suena esto como algo imposible? Bueno, espero que la conversación entre Mary y Nancy te haya mostrado que no es imposible reflejar la paz de Dios. Ellas también nos han mostrado que la feminidad bíblica no se trata de ajustarse a un estereotipo. Aprende cómo ser la mujer que Dios quiere que seas, basada en la Palabra de Dios. Mary Kassian te mostrará cómo en el libro, «Chicas sabias en un mundo salvaje».
Este es el libro al que Nancy se refirió anteriormente en esta serie como uno que toda mujer debe leer. Mary te mostrará veinte puntos de contraste entre una mujer sabia y una mujer salvaje. Ella te mostrará cómo tomar decisiones sabias día a día.
¿Sabes cuál es la conexión entre la modestia y la humildad? Mary y Nancy hablarán acerca de esto en el próximo programa.
Mary: Creo que toda mujer quiere sentirse atractiva y sentirse bella. Pienso que es un don dado por Dios para las mujeres y para la feminidad. No hay nada malo en ello.
Cuando estamos hablando de vestirse decentemente y vestirse de una manera apropiada y adecuada y de manera moderada, no estamos hablando acerca de vestirse desaliñada o fea. Pienso que puedes vestir de forma atractiva, y puedes vestir de una manera que no estés fuera de moda o de temporada, sino que estás honrando el diseño de Dios para ti, y lo estás honrando a Él en la forma en que te vistes.
Puede ser cierto que no vas atraer a los hombres con tu carne, no harás que te codicien como lo hacen con otras mujeres, pero ¿quién quiere atraer ese tipo de atención?
Débora: Regresa el lunes a Aviva Nuestros Corazones.
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Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
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