Aprovecha al máximo lo que tienes
Annamarie Sauter: ¿Qué tal si en lugar de enfocarnos en los problemas de hoy, nos enfocamos en las posibilidades? Aquí está Nancy DeMoss de Wolgemuth.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Déjame exhortarte a que aproveches al máximo lo que Dios te ha dado; ahí donde estás, cualquiera que sea tu situación. Hay que arar el terreno. Los enemigos son fuertes y hay que derrotarlos.
Pero por la gracia de Dios, tú puedes hacerlo. Y puedes lograr que ese lugar donde estás florezca. Dios puede hacer que florezca a medida que colaboras con Él.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy continúa con la serie, «Lecciones de la vida de Josué (Parte 12): Dejando un Legado».
Nancy: tengo algunas amigas que ahora tienen hijos adultos, adultos jóvenes. Mis amigas me dicen que criar a sus hijos fue difícil cuando eran …
Annamarie Sauter: ¿Qué tal si en lugar de enfocarnos en los problemas de hoy, nos enfocamos en las posibilidades? Aquí está Nancy DeMoss de Wolgemuth.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Déjame exhortarte a que aproveches al máximo lo que Dios te ha dado; ahí donde estás, cualquiera que sea tu situación. Hay que arar el terreno. Los enemigos son fuertes y hay que derrotarlos.
Pero por la gracia de Dios, tú puedes hacerlo. Y puedes lograr que ese lugar donde estás florezca. Dios puede hacer que florezca a medida que colaboras con Él.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy continúa con la serie, «Lecciones de la vida de Josué (Parte 12): Dejando un Legado».
Nancy: tengo algunas amigas que ahora tienen hijos adultos, adultos jóvenes. Mis amigas me dicen que criar a sus hijos fue difícil cuando eran pequeños, pero que ahora que sus hijos son jóvenes adultos es aún más difícil, en cierta manera.
Ahora, ellos han crecido y las decisiones que están tomando son más significativas y tienen mayores consecuencias. Vemos cuando eligen una carrera, o con quien casarse, y decisiones de carácter y de moral. Algunas veces como madre te preguntas: ¿Cómo puedo ayudar a mis hijos a atravesar estas situaciones estos asuntos?
Entrando en esta última etapa de la vida de Josué; lo vemos enfrentando algunas situaciones difíciles. Él ha llevado a los hijos de Israel por años a través de muchas circunstancias. Él ha estado con esta nación desde que era una nación bebé.
Pero ahora la nación ha crecido hasta el punto de tener su propio hogar, y ahora tienen su propio terreno. Y han surgido muchos asuntos. Yo pienso que algunas veces, estos últimos problemas pueden ser mucho más complejos y difíciles de tratar.
Pero Dios nos da sabiduría y gracia en cualquier etapa de nuestra vida, en cualesquiera que sean los desafíos. Y así hoy llegamos a Josué capítulo 17. Estamos en la segunda parte del libro. Los hijos de Israel han conquistado la tierra. Ellos han derrotado a sus principales enemigos; la mayor oposición.
Ahora la tierra está dividida entre las tribus. Cada una tiene su porción, su territorio, su heredad, lo que es muy importante porque en esa economía con el establecimiento de la nación de Israel en aquellos días, los apellidos los nombres de las familias pasaban de una generación a otra por medio de la tierra. Así que la tierra tenía que permanecer dentro de la familia.
Así que era muy importante el terreno que cada tribu tenía. Nosotras hablamos en las últimas sesiones, acerca de cómo se hicieron estas particiones. Cuando se estaban haciendo estas particiones surgieron algunos problemas y Josué tuvo que lidiar con ellos. Encontramos dos de estos asuntos en el capítulo que estamos leyendo ahora, en Josué capítulo 17.
El primer asunto tuvo que ver con algunas mujeres que eran conocidas como las hijas de Zelofehad. Vamos hablar de ellas en la primera parte de esta sesión, y luego vamos a ver el otro incidente que se presentó con los hijos de José.
Pero primero lo de las hijas de Zelofehad, que encontramos en el capítulo 17, empezando en el versículo 3.
«Pero Zelofehad hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, no tuvo hijos sino hijas, los nombres de las cuales son estos: Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa. Estas cinco hijas vinieron delante del sacerdote Eleazar y de Josué hijo de Nun y de los príncipes» (vv. 3-4).
¿Quiénes eran este grupo de hombres delante de los cuales estas cinco hermanas vinieron? Estos eran los hombres responsables de la división de la tierra. Eleazar era el sacerdote, Josué, era el líder político y militar, y luego los líderes de cada una de las tribus que tenían un equipo de liderazgo y trabajaban todos juntos para adjudicar la tierra.
Así que estas cinco hermanas vinieron delante del equipo de liderazgo y les dijeron:
«JEHOVÁ mandó a Moisés que nos diese heredad entre nuestros hermanos. Y él (Josué) les dio heredad entre los hermanos del padre de ellas, conforme al dicho de JEHOVÁ» (RV 60 v.4).
Ahora permíteme darte una pequeña explicación, porque si acabas de leer este pasaje, podría ser difícil de entender lo que está sucediendo aquí. En realidad, la primera mención sobre las hijas de Zelofehad aparece en Números capítulo 27. No vamos a leer este capítulo, pero primero les voy a dar una breve explicación.
Esto fue cuando Moisés todavía estaba vivo. Fue antes de que Israel entrara a la tierra prometida. Como ya sabes, en aquellos días toda la sociedad era patriarcal; esto quiere decir, que la tierra pasaba de padres a hijos. El linaje de la familia estaba ligado, como dijimos anteriormente, al nombre de la familia, el apellido paterno y pasaba con el terreno de la familia. Era considerado muy importante que la tierra permaneciera dentro de la familia. El pueblo de Judá y las familias de Judá, podían quedarse con la tierra, y pasaba de padre a hijo y de hijo a hijo.
¿Y qué pasaba si no había un hijo varón? ¿Qué pasaba con la tierra de la familia y con el apellido de esa familia? Si no había un hijo varón que heredara la tierra, entonces el apellido de la familia también podría dejar de existir.
Así que aquí tenemos cinco hermanas que no tenían hermanos, y por lo tanto no tenían a nadie que proveyera para ellas, y que continuara con su linaje. Después de que su padre muriera ellas se quedarían sin tierra. Pero volvamos al libro de Números, cuando Moisés todavía estaba vivo, y ya estaban listos para entrar a la tierra prometida, estas mujeres anticiparon este problema.
Ellas se dieron cuenta: «Nuestros padres ya no van a tener más hijos, y no hay hijos varones. Entonces, ¿nos vamos a quedar sin nada cuando la tierra sea dividida?». Era una preocupación legítima. Ellas estaban muy preocupadas por el apellido de la familia y porque la herencia continuara en las futuras generaciones. Ahora, quiero que noten algunas cosas que ellas hicieron y que no hicieron.
Primero, Ellas no se sentaron a no hacer nada, y a decir simplemente: «nosotras solo somos mujeres, no tenemos ninguna influencia. No tenemos ningún recurso aquí, no podemos hacer nada al respecto». Ellas no hicieron eso.
Otra cosa que ellas no hicieron fue continuar sus vidas como víctimas, llenas de amargura y de resentimiento por la injusticia que se había cometido contra ellas. Ellas no dijeron: «A nosotras nos debían esto, pero las leyes eran corruptas en aquellos días, o no tomaron en cuenta a las familias como la nuestra, y cometieron una injusticia. Pobres de nosotras». No, ellas no hicieron eso.
Y aparentemente, ellas no provocaron críticas o empezaron una campaña en contra del liderazgo de Moisés, como otros en Israel lo habían hecho de vez en cuando. Ellas no manejaron la situación de una manera que pudiera ser inapropiada.
Ellas manejaron la situación, que era legítima, de una manera sabia y apropiada. Ellas le expusieron el caso directamente a Moisés. No se llenaron de rabia. No se hiperventilaron. No montaron un drama emocional. Ellas le presentaron el caso a él, y puedes leer sobre esto en Números 27:1-11.
Ellas expresaron su preocupación respetuosa y directamente. Expusieron los hechos de una manera lógica: «Nuestro padre no tiene hijos varones. No tenemos hermanos. ¿Qué será de nosotras cuando se haga la partición de la tierra?»
Ellas le dieron a Moisés, que era el líder escogido por Dios, la oportunidad para tratar con su situación. Y Moisés presentó sabiamente el asunto delante de Dios. Él le dijo: «Señor mira esta situación. ¿Qué debo hacer al respecto? Tú eres el Juez supremo. La ley dice que la tierra debe pasar de padre a hijo. Pero, ¿qué debemos hacer en este caso?»
Me encanta el hecho de que Dios haya atendido a esta situación, que Dios haya respondido. Hay muchos versículos en Números, Josué y Jueces dedicados a esta situación que a Dios le importaba. Él cuida de aquellos que otros tal vez consideran personas menos importantes, insignificantes, los don nadie.
Quiero decir, ¿quién ha oído alguna vez sobre las hijas de Zelofehad, y a quién le interesa? A Dios le interesa. Dios conocía su situación. De hecho, la frase «las hijas de Zelofehad» es mencionada seis veces en el Antiguo Testamento. Seguramente tú no sabías esto. Estas cinco hermanas son mencionadas cuatro veces en el libro de Números, y de nuevo en el libro de Josué. A Dios le importaba lo suficiente como para mencionar los nombres de cada una de estas mujeres, cuatro veces en Su Palabra Inspirada.
Dios se preocupa por la injusticia. Dios dirigió a Moisés para que hiciera una nueva ley para estas mujeres. Dios, de hecho, cambió la ley—o ÉL hizo una provisión en la ley—para las mujeres que pudieran estar en este tipo de situación. ÉL por lo tanto estableció un precedente que llegó a ser parte de las leyes hereditarias de Israel, en caso de que un padre no tuviera hijos varones.
En realidad, estas mujeres lograron tener bastante influencia, porque el caso no fue sólo para ellas, sino para otros que nacieran después, y que pudieran estar en una situación similar. Ellas tuvieron influencia en la formación de las leyes de la herencia en Israel.
Luego, en Números capítulo 36, quiero que vayas allí, Dios ordenó que las hijas de Zelofehad, estas cinco hermanas, se debían casar dentro de su propia tribu, que era la tribu de Manasés, para que su herencia, su propia herencia nunca fuera transferida a otra tribu. Dios les dijo: «Cásense como a ellas les plazca, pero en la familia de la tribu de su padre se casarán, para que la heredad de los hijos de Israel no sea traspasada de tribu en tribu» (vv. 1-12).
Me encanta lo que dice este versículo en Números capítulo 36, versículo 10. Dice: «Como JEHOVÁ mandó a Moisés, así hicieron las hijas de Zelofehad». Ellas fueron obedientes. Ellas no fueron malagradecidas. No fueron mujeres demandantes, exigentes. No fueron mujeres liberadas».
Ellas estaban tratando de exponer una situación, y lo hicieron de una manera que era apropiada delante de Dios. Y luego cuando Dios dijo: «Hay una restricción», ellas dijeron: «está bien. Haremos como Dios dice». Ellas eran mujeres obedientes.
Ahora, estamos en Josué capítulo 17, ya están en la tierra prometida. Las mujeres ahora vienen delante de Josué, el sucesor de Moisés, y le dicen: «Moisés nos dijo que nosotras podíamos tener una porción». Ellas vinieron a reclamar la tierra a la que tenían derecho, pues Dios así lo había dicho a través de Moisés.
Así en el capítulo 17, en el versículo 4, las mujeres habiendo apelado a Josué, en base a lo que Dios ya había dispuesto, y dicen: «Jehová mandó a Moisés que nos diese heredad entre nuestros hermanos. Y él (Josué) les dio heredad entre los hermanos del padre de ellas, conforme al dicho de JEHOVÁ». Estas mujeres recibieron lo que Dios había dicho que podían tener.
Y pienso que es importante notar la decisión de Josué. Su juicio en este caso, fue hecho en base a la instrucción que Dios le había dado a Moisés. Cuando yo estaba pensando en este pasaje, pensé: ¿Cuántas veces sudamos la gota gorda tomando una decisión, cuando Dios ya nos ha dicho lo que debemos hacer? Ya Dios nos ha dado la dirección.
¿Ves? Josué no tuvo que agotarse para tomar esta decisión. Él no tuvo que decir: «Ay Dios, ¿qué debo hacer? No se ha hecho provisión para esto. Estas mujeres me tienen cansado, me están volviendo loco. No sé cómo manejar esta situación». Josué no tuvo que alarmarse por esta situación, porque Dios ya había dicho: «Dales una porción». Así que Josué consideró lo que Dios había dicho a través de Moisés y dijo: «Está bien, así se hará».
Yo me imagino cuán fáciles podrían ser nuestras vidas, si durante las diferentes crisis, tan solo pensáramos: «¿Habrá hablado ya Dios sobre este asunto? ¿Será que Dios ya dijo algo sobre esto? Ah, sí ÉL ya lo hizo».
Por esto es que tú necesitas conocer la Palabra, y no sólo los salmos o algo de las epístolas. Necesitas conocer toda la Palabra de Dios, y así tienes todo el consejo de Dios. Y tal vez no encuentres un versículo específico o un pasaje que mencione tu situación en particular. Pero a medida que conoces a Dios, a medida que conoces Sus caminos, sus patrones, la manera como ÉL ha obrado, lo que a ÉL le gusta y lo que ÉL odia, cómo decide las cosas, tú tendrás un marco de referencia.
Así que cuando estés tomando decisiones, cuando estés lidiando con las rivalidades entre tus hijos, hermanos contra sus hermanos, por ejemplo, así como Josué de cierta manera lo hizo, tú tendrás un marco de referencia; de esa manera es como se manejan sabiamente esas situaciones.
Entonces vemos esta situación con las hijas de Zelofehad, la influencia que ellas tuvieron y la sabiduría que Josué tuvo para manejar la situación, porque él sabía lo que Dios ya había dicho. Así que este asunto se resolvió sin mucho alboroto. No fue tan difícil en ese momento, porque ellos estaban confiando en la dirección que ya Dios había dado.
En el versículo 14 de Josué 17, vemos otra situación en la que Josué tuvo que tener sabiduría para poderla resolver. Esta tenía que ver con los hijos de José. Ahora, recuerda que José tuvo dos hijos. Sus nombres eran Efraín y Manasés. Dios había dicho que cada uno debía tener una porción de la tierra.
En realidad, la media tribu de Manasés debía ubicarse el lado este del río Jordán. La otra mitad en el lado oeste. Y ahora esta situación tenía que ver con la mitad de la tribu de Manasés y la tribu de Efraín que estaban situadas en lado oeste del río Jordán.
Entonces los hijos de José hablaron a Josué diciendo: «¿Por qué me has dado sólo una suerte y una porción como heredad, siendo yo un pueblo numeroso que hasta ahora el SEÑOR ha bendecido?» (RV 60 v.14).
No conocemos todos los detalles de lo que sucedió o porqué. Pero sabemos que esta situación se presentó con los descendientes de José, no sabemos si fue Manasés o Efraín o ambos, que no estaban contentos con su porción.
Vimos en la sesión anterior que los territorios fueron divididos en lotes. Todos los demás parecían contentos con su territorio. Algunos tenían más tierra, algunos tenían menos tierra. Algunas tribus eran más grandes, algunas eran más pequeñas. Cualquiera que haya sido la situación, los hijos de José sentían que el terreno que les habían dado no era suficiente. Ellos no estaban contentos.
Si tú tienes hijos, habrás pasado por esto: «¡Su pedazo de pastel es más grande que mi pedazo de pastel!» Él tiene más que yo. «Él se pudo quedar despierto hasta más tarde». ¡Eso no es justo! ¿No les dices esto a tus hijos? «¡Es que la vida no es Justa¡». Yo creo que Josué pudo manejar esta situación de múltiples maneras. Pero admiro la manera como lo hizo. Nos deja conocer el corazón de este hombre.
Los hijos de José sentían que su tierra no era lo suficientemente grande. Ellos sentían que debían tener más tierra. En realidad, cuando lees en el Antiguo Testamento, podrás encontrar las listas de cuántas personas había en cada tribu, y si luego miras en el mapa la distribución de cada territorio entre las tribus, te darás cuenta de que el hecho es que los hijos de José, Efraín y Manasés, obtuvieron una porción de tierra que era desproporcionadamente grande, considerando su población.
Había algunos que tenían más población, y en realidad tenían menos tierra. Pero ellos estaban comparando, algo que no debemos hacer, y no estaban contentos con la tierra que se les había dado.
Versículo 15, y Josué les respondió: «Si sois pueblo tan grande, (como ustedes dicen ser) subid al bosque, y haceos desmontes allí en la tierra de los fereceos y de los refaítas, ya que el monte de Efraín es estrecho para vosotros» (RV 60 Verso 15).
Lo que él estaba diciendo es: «Si esta tierra no es suficiente, entonces suban al monte que es parte de su territorio y corten árboles para despejar la tierra. Ustedes van a tener que trabajar, pero la tierra está disponible».
Versículo 16. «Y los hijos de José dijeron: No nos bastará a nosotros este monte; (creo que lo que ellos decían era que no querían cortar los árboles) y todos los cananeos que habitan la tierra de la llanura, tienen carros herrados; los que están en Bet-seán y sus aldeas, y los que están en el valle de Jezreel».
En su región, ellos tenían un monte que tenía que ser deforestado; allí era donde ellos tenían que hacer el trabajo. Pero ellos estaban diciendo: «Nosotros no queremos ese monte porque tenemos que trabajar muy duro, para despejar la tierra. Y tampoco nos gusta la tierra del valle, porque hay cananeos y tienen carros herrados, y tendríamos que luchar para obtener la tierra».
Lo que ellos en realidad querían decir era: «Queremos una tierra fácil. Queremos una tierra por la que no tengamos que trabajar ni luchar. Una tierra por la que no tengamos que luchar. Así que danos más tierra. No estamos contentos con lo que tenemos».
«Entonces Josué respondió a la casa de José, a Efraín y a Manasés, diciendo: Tú eres gran pueblo, y tienes gran poder; no tendrás una sola parte, sino que aquel monte será tuyo; pues aunque es bosque, tú lo desmontarás y lo poseerás hasta sus límites más lejanos; porque tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros herrados, y aunque sea fuerte» (RV 60 vv. 17-18).
Josué les estaba diciendo: «Escuchen, está bien. Ustedes son un pueblo numeroso. Está bien. Son un gran pueblo. Así que yo tengo la confianza de que ustedes pueden tomar esta tierra, la tierra que les ha sido dada, y pueden hacer algo de ella». Josué, en efecto, les estaba diciendo a estos hijos de José, «miren, la tierra tiene obstáculos, pero eso es lo que tendrán que enfrentar. Esos son los obstáculos que tendrán que librar si quieren esta tierra».
Los hijos de José estaban descontentos con lo que ellos tenían, pero ellos no querían pagar el precio para tener más. Ellos no querían pelear o trabajar para poseer la tierra. Cuando yo estaba meditando en este pasaje, pensé: así es nuestra carne. Nosotras queremos disfrutar de todas las bendiciones y los beneficios de nuestra herencia en Cristo, pero. . .
- No queremos negarnos a nosotras mismas.
- No queremos sacrificarnos.
- No queremos practicar las disciplinas espirituales.
- No queremos hacer la guerra espiritual durante el proceso para obtener esa posesión.
Le pedimos al Señor el fruto del espíritu, amor gozo paz paciencia… y dámelo rápido, dame un buen matrimonio, pero que yo no tenga que trabajar en él….dame hijos obedientes, pero pronto...
solo conociera al Señor. Mi matrimonio es demasiado estrecho para mí. Señor, necesito un lugar más amplio. Yo necesito un hombre más piadoso. Creo que voy a buscarme otro».
O tal vez tú tienes muchos niños pequeños, y estás pensando: «Este es un lugar demasiado estrecho para mí. Me siento recluida. Si tan solo mis hijos ya estuvieran grandes, entonces realmente pudiera ir a servir al Señor. Pudiera participar en los estudios bíblicos, y podría ayudar a otras mujeres».
El punto es que tendemos a vivir en otras circunstancias que no son las nuestras. Y siempre pensamos que nuestras propias circunstancias son imposibles, que esto es demasiado estrecho para mí. Tal vez es tu trabajo que es un lugar estrecho. Y piensas: Señor, yo podría realmente servirte, si tan solo tuviera otro trabajo.
Y no estoy diciendo que no debes tratar de conseguir otro trabajo si puedes. Pero algunas personas viven constantemente descontentas. Nunca están felices. Pero si tú no estás contenta ahora con lo que Dios ya te ha dado, nunca estarás contenta con las cosas que tú piensas que quieres. Si no puedes encontrar la gracia y la victoria, en las circunstancias donde Dios te ha colocado, no habrá nada que te haga feliz o te satisfaga.
¿Quieres más territorio? Algunas de ustedes dicen que quieren más ministerio, más responsabilidades: «Esta área en el ministerio es demasiado estrecha para mí. Yo tengo más talentos, tengo más habilidades que podría estar usando». Tal vez ¿cuestionas tu porción en la vida, o algún aspecto de ella?
Déjame exhortarte para que aproveches al máximo, lo que Dios te ha dado justo ahí donde estás, cualquiera que sea tu situación. La tierra debe ser arada. Los enemigos son fuertes, hay que derrotarlos. Pero por la gracia de Dios, tú podrás lograrlo. Y podrás lograr que el lugar donde estés florezca. Dios puede hacer que florezca, si tú colaboras con ÉL.
No esperes que Dios te dé más, si no has tomado posesión de lo que ÉL ya te ha dado. Espero que esta palabra te motive, cualquiera¿No es cierto que nosotras queremos atajos? Queremos la posesión sin tener que hacer ningún sacrificio ni pagar el precio para obtenerla.
Bueno, en este caso Josué no quiso consentir a los hijos de José. Es interesante ver que él estaba tratando con su propia tribu. Josué era parte de la tribu de Efraín. Él hubiera podido mostrar favoritismo y decir: «Les vamos a dar más tierra. Cojamos parte de la tierra de las tribus hermanas que están al lado».
Pero él sabía que eso no era conveniente para ellos. Él sabía que ellos necesitaban crecer y tomar posesión de la tierra por ellos mismos. Ves, Josué sabía que él no siempre estaría ahí para pelear las batallas por ellos. Y tú no siempre estarás ahí para pelear las batallas por tus hijos. Josué sabía que ellos necesitaban aprender a trabajar, a luchar, y cómo enfrentar al enemigo, cómo obtener la tierra por ellos mismos.
Yo creo que por eso fue que Dios permitió que Josué guiara los ejércitos hacia la tierra prometida, y que tomara la mayoría de las ciudades, pero dejó algunas sin conquistar en los diferentes territorios; para que la siguiente generación de líderes, pudiera aprender a conquistar las tierras por ellos mismos.
Ahora, como siempre, Josué basaba su dirección en la Palabra de Dios y en las promesas de Dios. Esta es una de las cosas que más admiro y que me encanta de Josué. Él siempre está meditando en la Palabra. Él siempre está diciendo: «¿Qué tiene que decir Dios sobre esto? ¿Qué dice la Palabra de Dios sobre esto? ¿Qué es lo que Dios ya ha dicho sobre esto?»
Josué, recuerda, habiendo sido el asistente de Moisés por muchos años . . . estoy segura de que él recordó ese versículo en Deuteronomio capítulo 20, versículo 1 (aunque en esos días la Biblia no estaba dividida en versículos), donde Moisés les dijo a los israelitas:
«Cuando salgas a la batalla contra tus enemigos y veas caballos y carros, y pueblo más numeroso que tú, no tengas temor de ellos; porque el SEÑOR tu Dios que te sacó de la tierra de Egipto está contigo».
Moisés les había dicho: «Dios les dará poder», aunque los israelitas no tenían carros herrados. Ustedes se imaginan, ellos eran soldados a pie, y estos carros herrados podían ser muy intimidantes. Pero Moisés dijo: «Aunque no tengan carros, Dios es más poderoso que los carros y Dios les dará el poder para vencer».
Armados con la palabra que el Señor había dicho a través de Moisés, Josué les dice a los hijos de José: «Ustedes pueden tomar la tierra. Sí, van a tener que trabajar por ella. Sí, van a tener que luchar por ella, pero ustedes pueden hacerlo».
¿Estás contenta con el territorio que Dios te ha dado? ¿O tal vez te sientes restringida en el territorio que Él te ha dado? Piensa en tu porción ahora mismo. Tal vez eres soltera y te sientes restringida con la soltería. «Este es un lugar estrecho. Es demasiado estrecho para mí. Necesito un terreno más amplio. Yo necesito un esposo». Así que te quejas delante de Dios, o te quejas delante de los siervos de Dios.
O tal vez estás casada, y sientes que tu matrimonio es un lugar demasiado estrecho para ti. «Si él fuera un hombre de Dios. Si tan solo guiara la familia en cosas espirituales y devocionales. Si tan que sea tu porción o tu situación en la vida, y que digas: «Señor, lo que Tú me has dado es suficiente. Es un buen terreno. Sí, es un lugar difícil, pero con tu gracia vamos hacer de este lugar un lugar fructífero y floreciente».
Annamarie: Creo que esta enseñanza de Nancy DeMoss de Wolgemuth nos ha motivado a muchas, a cada una en la situación en que se encuentra –algunas muy difíciles. Es increíble lo práctico que este estudio de la vida de Josué ha sido. Hemos estado viendo sus últimos años de vida en esta serie titulada, «Lecciones de la vida de Josué (Parte 12): Dejando un legado.»
Cuando tienes que tomar una decisión y las personas involucradas tienen opiniones muy firmes, el ejemplo de Josué te ayudará a mantener la cabeza fría para promover la paz. Veremos un poco más acerca de esto mañana, te esperamos aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
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