
Tu maternidad no tiene por qué ser amarga
Vivimos en un tiempo en el que, más que nunca, la maternidad es más idealizada y cargada de expectativas, llegándose a convertir en una fuente de frustración y amargura cuando no resulta ser lo que esperábamos. Hoy queremos recordarte que solo en Cristo puedes encontrar toda la plenitud que tanto anhelas.
Frases destacadas del episodio de hoy:
-
Las falsas expectativas de la maternidad nos hacen convertirla en un ídolo en nuestro corazón. Entonces, cuando la maternidad no nos da lo que esperábamos, terminamos frustradas, heridas y amargadas.
- Lo único que nos da plenitud y felicidad, porque estamos completas en Él, es Dios y Su Espíritu Santo que habita en nosotras.
- La amargura es de los pecados que no se ven a simple vista, sino que crece en la profundidad de nuestros corazones, y carcome desde dentro hacia afuera.
- Podemos provocar amargura en nosotras cuando esperamos la perfección en las personas …
Vivimos en un tiempo en el que, más que nunca, la maternidad es más idealizada y cargada de expectativas, llegándose a convertir en una fuente de frustración y amargura cuando no resulta ser lo que esperábamos. Hoy queremos recordarte que solo en Cristo puedes encontrar toda la plenitud que tanto anhelas.
Frases destacadas del episodio de hoy:
-
Las falsas expectativas de la maternidad nos hacen convertirla en un ídolo en nuestro corazón. Entonces, cuando la maternidad no nos da lo que esperábamos, terminamos frustradas, heridas y amargadas.
- Lo único que nos da plenitud y felicidad, porque estamos completas en Él, es Dios y Su Espíritu Santo que habita en nosotras.
- La amargura es de los pecados que no se ven a simple vista, sino que crece en la profundidad de nuestros corazones, y carcome desde dentro hacia afuera.
- Podemos provocar amargura en nosotras cuando esperamos la perfección en las personas y en las circunstancias en un mundo imperfecto.
- La amargura carcome todos los momentos que Dios nos permite vivir como madres y las bendiciones que tenemos en nuestras manos, pero que no las vemos.
- La amargura nos ciega a la bondad de Dios a tal punto que los momentos que Él nos regala para atesorar como familia, se ven opacados por nuestra amargura.
- Solamente por la gracia de Dios es que podemos darnos cuenta del mal que hacemos en nuestra familia a causa de la amargura.
- Dios no nos deja a la deriva ni nos muestra nuestro pecado para que nos conmiseremos y nos victimicemos. Él nos muestra la condición de nuestro corazón para que, en arrepentimiento, vayamos a la cruz y confesemos nuestro pecado para que recibamos el perdón de Cristo.
- Si nuestro corazón le pertenece a Dios, Él se encargará de mostrarnos nuestra urgente necesidad de Cristo, para que, en dependencia de Él, podamos despojarnos de nuestra vana manera de vivir y aprendamos a vivir el día a día atesorando lo que Él ha puesto en nuestras manos.
- Cuando Dios te muestre esa raíz de amargura pestilente en tu corazón, ve delante de Él para saber de qué manera puedes hacer frente a ese pecado, y que sea Dios, reemplazando esa raíz, por fruto apacible que viene de Él. ¡Deléitate en Dios y en Sus bendiciones!
- Ni aun la amargura puede separarnos de Cristo si vamos en arrepentimiento y fe delante de Él para pedir perdón. Que al conocer ese amor tan grande y tan inmenso que Él tiene por nosotras, respondamos en gratitud y en deleitarnos en Él, afianzándonos en la verdad de que en Cristo lo tenemos todo y que en Él estamos completas.
- Escudriñemos nuestros corazones para saber si eso que queremos o decimos que es una necesidad para nosotras en nuestra maternidad es en verdad una necesidad o solo un ídolo que hemos levantado, una falsa expectativa que queremos ver cumplida en nuestra vida.
- Si has descubierto raíces de amargura en tu corazón, entonces es momento de arrancar esa maleza. Sé honesta con Dios, preséntate delante de Él y confiesa: «Señor, he visto mi corazón lleno de amargura pecaminosa, reconozco que es mi falta de contentamiento, mi ingratitud y el dejar de verte en los pequeños detalles. Ayúdame a limpiar mi corazón, a atesorar lo que has puesto en mis manos y a deleitarme en Cristo para poder deleitarme en mi maternidad».
Pasajes bíblicos para ser alentada:
«Asegúrense de que nadie quede fuera de la gracia de Dios, de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos». —Hebreos 12:15 (NVI)
«Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias y toda forma de malicia». —Efesios 4:31 (NVI)
«¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?». —Romanos 8:33-35
«Porque toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente en Él, y ustedes han sido hechos completos en Él, que es la cabeza sobre todo poder y autoridad». —Colosenses 2:9-10
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