¡No te afanes por lograr la perfección!
Usualmente es nuestro deseo alcanzar el ideal de ser la madre perfecta pues encontramos nuestra identidad en la maternidad y eso nos lleva a criar e instruir a nuestros hijos basándonos en nuestras altas expectativas, sin embargo, el llamado de Dios es uno diferente. Hoy, Susana nos anima a acudir al Señor y a la suficiencia de Su Palabra para discipular y guiar a nuestros hijos en el camino de la Verdad. ¡Escucha más en el episodio de hoy!
Frases destacadas del episodio de hoy:
- Porque vivimos en un mundo golpeado por el pecado, no tomamos en cuenta que no siempre todo lo que hacemos, ni en todas las circunstancias, nos irá bien.
- ¿Qué tan preparadas estás, para que, a pesar de lo bien que estás tratando de hacer las cosas, el resultado visible del comportamiento de tus hijos quizás no vaya a ser el esperado?
- ¿Qué tan preparada estás …
Usualmente es nuestro deseo alcanzar el ideal de ser la madre perfecta pues encontramos nuestra identidad en la maternidad y eso nos lleva a criar e instruir a nuestros hijos basándonos en nuestras altas expectativas, sin embargo, el llamado de Dios es uno diferente. Hoy, Susana nos anima a acudir al Señor y a la suficiencia de Su Palabra para discipular y guiar a nuestros hijos en el camino de la Verdad. ¡Escucha más en el episodio de hoy!
Frases destacadas del episodio de hoy:
- Porque vivimos en un mundo golpeado por el pecado, no tomamos en cuenta que no siempre todo lo que hacemos, ni en todas las circunstancias, nos irá bien.
- ¿Qué tan preparadas estás, para que, a pesar de lo bien que estás tratando de hacer las cosas, el resultado visible del comportamiento de tus hijos quizás no vaya a ser el esperado?
- ¿Qué tan preparada estás si las circunstancias difíciles se asoman a tu vida y desbaratan todo el sistema y métodos que tenías? Tu respuesta a esas preguntas van a manifestar en dónde está tu confianza.
- Si tu confianza no está en Dios para la crianza de tus hijos, todo en lo que pongas tu confianza traerá ansiedad e incertidumbre a tu corazón.
- No eres la mamá perfecta, pero sí eres la mamá perfecta que Dios les dio a tus hijos, y ellos son los hijos perfectos que Dios te ha dado.
- Nuestra maternidad también necesita del evangelio, porque nos santifica y nos hace ver que lo que nuestros hijos más necesitan es escuchar y ver el evangelio, pues nuestros hijos son nuestros primeros discípulos.
- En las redes sociales hay una mezcla muy sutil sobre las ideas del hombre que apuntan a que, si tienes todo controlado, entonces eres una buena madre.
- Al querer alcanzar la perfección en la crianza, muchas madres no están dispuestas a compartir lo que están viviendo dentro de sus hogares porque no han aprendido a pedir ayuda física y real.
- La motivación no debe ser que tengas todo controlado para tu hijo, ni que sepas todo para evitarle sufrimiento o para que no se equivoque y maneje bien sus emociones, sino aprovechar cada oportunidad para enseñarle el camino de Dios.
- Guarda tu corazón de que la maternidad se trate de ti y no del Señor que te ha dado tus primeros discípulos para llevarlos al consejo de Dios.
- Vive las buenas noticias del evangelio sin dejar de hacer lo que te corresponde cada día. Que las razones por las que haces lo que haces manifiesten que confías en Dios. Aférrate a Su consejo en la Biblia y a la ayuda de otras mujeres en tu vida.
- El éxito cristiano se llama fidelidad a Dios. Ocúpate de ser fiel con tus hijos porque Dios te ha provisto del Espíritu Santo para ayudarte con todo.
- La Palabra de Dios es suficiente para discipular a nuestros hijos y guiarlos en el camino de la Verdad: Cristo Jesús.
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