Ganando el corazón de tus hijos
¡Hola mamá verdadera, felices de compartir una semana más contigo! El día de hoy recordaremos cómo la Palabra de Dios nos habla constantemente, como en el libro de Proverbios, de un padre que le dice a su hijo: «Dame, hijo mío, tu corazón». ¡Acompáñanos!
Frases destacadas del episodio de hoy:
- Para llegar a ganar el corazón de nuestros hijos, no nos basamos en la metodología de educación que la cultura del mundo nos ofrece, la cual no va alineada con la sabiduría del Señor, sino en los principios de Su Palabra, centrados en el evangelio.
- Solo hay 2 versículos en el Nuevo Testamento que nos hablan de cómo criar a nuestros hijos y ambos comienzan con un «no». Se refieren a cómo NO criarlos; inician de forma negativa.
Principio #1: No los exasperes para que no se desanimen (Colosenses 3:21). Exasperar es hacer irritar o dar motivos de enojo grande. …
¡Hola mamá verdadera, felices de compartir una semana más contigo! El día de hoy recordaremos cómo la Palabra de Dios nos habla constantemente, como en el libro de Proverbios, de un padre que le dice a su hijo: «Dame, hijo mío, tu corazón». ¡Acompáñanos!
Frases destacadas del episodio de hoy:
- Para llegar a ganar el corazón de nuestros hijos, no nos basamos en la metodología de educación que la cultura del mundo nos ofrece, la cual no va alineada con la sabiduría del Señor, sino en los principios de Su Palabra, centrados en el evangelio.
- Solo hay 2 versículos en el Nuevo Testamento que nos hablan de cómo criar a nuestros hijos y ambos comienzan con un «no». Se refieren a cómo NO criarlos; inician de forma negativa.
Principio #1: No los exasperes para que no se desanimen (Colosenses 3:21). Exasperar es hacer irritar o dar motivos de enojo grande.
Principio #2: No los provoques a ira (Efesios 6:4). Es decir, que no los hagas enojar con la forma en que los tratas, sino que los críes en la disciplina e instrucción del Señor.
Ambas ideas incluyen el que se sientan desalentados, desesperanzados y aplastados por la instrucción que le das. Lejos de instruirlos en el Señor, de modelar a Cristo para ellos, esta instrucción produce temor, amargura en sus corazones, desánimo y desconfianza en sus padres.
- Recuerda que Dios nos ha colocado como modelos de su paternidad amorosa. En el caso de nosotras, las madres, nos ha puesto como modelos de Su instrucción tierna y llena de gracia, de Su cuidado y provisión aun en la disciplina. Dios nos entrena con gracia y verdad.
- Dios es un Padre que no nos humilla o nos disciplina por cosas irracionales, sino cuando hemos cometido una falta a Su Palabra y honra. Debemos tener esto en cuenta para no reaccionar de manera explosiva o inadecuada.
- Lo más importante que nos pueden dar nuestros hijos es su corazón, ahí donde se generan sus pensamientos, razonamientos, deseos y emociones como nos enseña la Palabra. De esa misma manera Dios quiere que nosotras, como Sus hijas, le demos el nuestro. Así que, es algo que debemos modelar ante ellos.
- Debemos discipular y disciplinar. No solo es disciplina, dejando a un lado la enseñanza o discipulado, que se hace día a día en cada ocasión que se nos presenta.
- Podemos buscar esa conducta adecuada con métodos errados para instruir a nuestros hijos. Como madres, cometemos algunos de estos errores:
- Instruir usando el miedo y la amenaza. «¡O se portan bien o se acabó esto!».
- Buscar una solución pragmática.
- Usar la manipulación con recompensa.
- Emplear la vergüenza.
- Manipular con el evangelio.
- ¿Cómo entonces instruir el corazón de tus hijos? Te puedes hacer estas preguntas al momento de disciplinar:
- ¿Qué sentiste? ¿Qué pensaste en ese momento? Así estás entrando en su corazón en ese momento.
- ¿Qué hiciste en respuesta a eso? De esta manera se identifican las emociones que los llevó a eso.
- ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué querías lograr? Nuestro corazón siempre desea, pero si son deseos incorrectos, haremos cosas incorrectas.
- ¿Qué conseguiste con lo que hiciste? ¡Problemas!
- Sé paciente y no esperes buenas respuestas desde el inicio. Llegará un momento en que él se dé cuenta y buscará ayuda, y podrás llevarlo a los pies del Señor.
Pasajes bíblicos para profundizar:
«Dame, hijo mío, tu corazón, y que tus ojos se deleiten en mis caminos». –Proverbios 23:26
«Hijo mío, guarda el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre; átalos de continuo en tu corazón, enlázalos a tu cuello. Cuando andes, te guiarán; cuando duermas, velarán por ti; al despertarte, hablarán contigo. Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza luz, y camino de vida las reprensiones de la instrucción». —Proverbios 6:20-23
Recursos recomendados:
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