Entrenando a tus hijos a obedecer | Meta de una disciplina efectiva

Cuando les enseñamos a nuestros hijos que la obediencia es importante podemos tener diferentes propósitos en mente. Por ejemplo, quizá tú quieres que tu hijo te obedezca porque así lo ordenas, o puede obedecerte porque le has enseñado que la obediencia es algo que agrada a Dios. 

¿Por qué razón le has dicho a tus hijos que es bueno obedecer? ¡Sé animada en tu maternidad a guiar bíblicamente a tus hijos con el episodio de hoy! 

El episodio de hoy en palabras… 

«Hijos, obedezcan a sus padres en el Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), para que te vaya bien, y para que tengas larga vida sobre la tierra. Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en la disciplina e instrucción del Señor». –Efesios 6:1–4

• Los padres son quienes deben ejercer autoridad; los hogares no deben ser controlados por los hijos.
• Los problemas que tenemos con nuestros hijos cuando no nos escuchan y se hacen ingobernables son debido a nuestra autoridad mal ejercida.
• Dios espera que los padres ejerzan autoridad sobre sus hijos.
• La conducta rebelde de un niño puede indicar también que estamos exasperando a nuestros hijos.
• Mientras los niños van creciendo, deben empezar a vivir vidas de autocontrol. Nuestro trabajo es ayudarles a hacer esto. Debemos aprovechar cualquier momento de enseñanza y aplicar cualquier disciplina que sea necesaria para lograrlo.

3 motivos por los que un niño llega a obedecer:

• Porque van a ganar algo al final. La meta aquí es complacerse a sí mismos.

• Porque quieren complacer a otra persona o llenar las expectativas de otros. Aquí la meta es complacer al hombre.

• Porque ellos saben que su obediencia glorifica a Dios. La meta es complacer a Dios.

La realidad es que el ser humano no gravita naturalmente hacia lo bueno. Gravitamos naturalmente hacia el complacernos a nosotros mismos o complacer a los demás; de manera que debemos enseñarle desde temprano a nuestros hijos que la única motivación correcta al obedecer es la de glorificar a Dios.

Nuestro entendimiento de la disciplina debe ser una progresión de corrección a instrucción. La progresión sería esta:

• El niño verbaliza su conducta al ser confrontado.
• El niño verbaliza cuál fue la conducta equivocada.
• El niño verbaliza cuál es la conducta adecuada que debió haber manifestado.
• El niño le pide perdón a Dios.

• Ejercer la paternidad adecuadamente requiere trabajo, no es algo que sale automáticamente. Es necesaria la intencionalidad de tu parte.
• Cuando hay desobediencia, la meta de la disciplina es que ellos vayan del reconocimiento del problema al arrepentimiento y a la restitución.

Recursos recomendados:

• Blog, «El amor requiere disciplina»
• Serie, «Me ha sido confiado el corazón de un niño»
• Episodio, «¡No temas disciplinar!»

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