
Día 78 | 1 Samuel 1 – 3
Hemos llegado al libro de Samuel. El primer capítulo inicia con la historia de la familia de Ana. Una mujer sencilla y piadosa. Su nombre significa llena de gracia, compasiva. Su esposo, Elcana, tenía dos esposas, Ana y Penina.
- Ana era estéril.
- Penina menospreciaba a Ana por no tener hijos.
- Elcana la amaba, pero no comprendía su tristeza y dolor.
- El sacerdote, Elí, la juzgó mal y la tomó por borracha mientras ella oraba y derramaba su alma ante el Señor suplicando le conceda un hijo.
Con esto, podemos hacernos una idea de cómo eran las relaciones dentro de la familia de Ana. A menudo, las relaciones familiares pueden ser difíciles en este mundo caído, pero en medio de su familia, Ana resplandece como una mujer de Dios.
Quizás tu familia no es exactamente la que tú hubieras elegido, pero el Señor no comete errores y en su soberanía nos …
Hemos llegado al libro de Samuel. El primer capítulo inicia con la historia de la familia de Ana. Una mujer sencilla y piadosa. Su nombre significa llena de gracia, compasiva. Su esposo, Elcana, tenía dos esposas, Ana y Penina.
- Ana era estéril.
- Penina menospreciaba a Ana por no tener hijos.
- Elcana la amaba, pero no comprendía su tristeza y dolor.
- El sacerdote, Elí, la juzgó mal y la tomó por borracha mientras ella oraba y derramaba su alma ante el Señor suplicando le conceda un hijo.
Con esto, podemos hacernos una idea de cómo eran las relaciones dentro de la familia de Ana. A menudo, las relaciones familiares pueden ser difíciles en este mundo caído, pero en medio de su familia, Ana resplandece como una mujer de Dios.
Quizás tu familia no es exactamente la que tú hubieras elegido, pero el Señor no comete errores y en su soberanía nos pone justo donde Él quiere, para que mostremos Su gloria en medio de circunstancias difíciles. Sin embargo, ella corrió a Aquel que siempre está atento a nuestras oraciones. Ana nos guía al Único en quien siempre podemos hallar comprensión y consuelo.
Hermana, no debemos demandar de otro ser humano lo que solo Dios puede darnos.
- ¿Dónde te refugias cuando estás triste? ¿En una amiga, en las redes sociales, en la comida? Llena tú el espacio ______.
A continuación, repasa conmigo algunas características de Ana:
1. Ana hace un voto al Señor
Cuando Ana va al templo hace un voto al Señor, un voto muy radical: le pide un hijo varón y ofrece dedicarlo a Él todos los días de su vida.Dios la bendice y ella queda embarazada.
Recuerda lo que dice la Escritura: «Cuando haces un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque Él no se deleita en los necios. El voto que haces, cúmplelo» (Ecl. 5:4)
Ana cumplió su voto y llevó al pequeño Samuel al templo para dejarlo allí. Es impresionante cómo su cántico no exalta el regalo del niño, exalta al Señor, al Dador (lee Lucas 1:46-55; 68-79).
- Lee Números 30:1-15. ¿Por qué piensas que Elcana no revocó ese voto?
2. Ana fue una mujer de fe
Ella conocía al Señor, pues su oración revela su intimidad con Dios. Sabía que esta no era su historia, sino una historia mucho mayor, la historia del Ungido de Dios (1 Sa. 2:10).
La fe de Ana la llevó a descansar en Dios. Sus hechos evidencian su confianza en Dios y en la grandeza de su Dios. A pesar de que Elí era muy viejo y sus hijos eran impíos y no tenían conocimiento de Jehová, Ana cumplió su palabra porque sabía que Uno más grande cuidaría de este precioso niño, Uno mejor que ella, porque era Suyo.
«Y el niño Samuel crecía en estatura y en gracia para con el Señor y para con los hombres». –1 Samuel 2:26
Estas fueron las mismas palabras que se usaron años después para referirse al Señor Jesucristo.
3. Ana sabía que su hijo pertenecía a Dios
Nuestros hijos son un don, un préstamo del Señor; sin embargo, muchas veces nos aferramos al regalo y confundimos el don con el Dador. Nosotras no podemos cuidar a nuestros hijos 24/7 los 365 días del año. Sí, debemos ser responsables y hacer nuestra parte, pero debemos encomendarlos al Viviente que ve, que los guarda y los cuida donde y cuando nosotras no podemos.
Si lees Génesis 22, encontrarás la historia de otro hijo que fue ofrecido por un padre que confió en Dios; este niño prefiguraba otro Hijo que vendría, a ese que Ana le oraba, el Ungido que también sería entregado.
«El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con Él todas las cosas?». –Romanos 8:32
Finalmente, responde honestamente estas preguntas. Como madre, ¿vives tu maternidad como si tus hijos fueran de tu propiedad o con la meta de criarlos para Dios y para Su gloria? ¿Crías a tus hijos en temor al hombre o a las circunstancias o con la confianza de que Dios ya te dio lo más grande, su propio Hijo?
¿Te identificas con la situación de Ana? ¿Qué te enseña este capítulo sobre las dádivas de Cristo? ¿Qué acciones tomarás en tu vida a raíz de lo que aprendiste en este devocional? ¡Deja tu reflexión en los comentarios, para que sea de ánimo a otra mujer!
«Los que se oponen al Señor serán quebrantados, Él tronará desde los cielos contra ellos. El Señor juzgará los confines de la tierra, dará fortaleza a Su rey, y ensalzará el poder de Su ungido». -1 Samuel 2:10
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