Día 62 | Deuteronomio 33-34
Moisés había dirigido a este pueblo de dura cerviz durante todo el trayecto por el desierto, intercediendo por ellos delante de Dios en múltiples ocasiones (9:25-26), y hasta irritándose debido a su incredulidad [cuando Moisés pecó contra Dios en las aguas de Meriba golpeando la peña (Núm 20:11)]. Como su líder, sus últimas palabras al pueblo fueron de bendición, expresando palabras de ánimo y bendición para cada tribu.
¡Que parecido al amor de Dios por sus hijos! Él sabe que somos polvo, que le vamos a fallar, y aun así nos extiende Su gracia y misericordia.
1. Moisés finaliza su vida honrando a Dios, recordando al pueblo el gran Dios que les había librado y que les había hecho una promesa que cumpliría (vv. 33:27-29).
2. Dios le permite a Moisés ver desde lejos la tierra prometida (vv. 34:1-4). Esto fue una misericordia de Dios para su siervo. Aun Moisés, …
Moisés había dirigido a este pueblo de dura cerviz durante todo el trayecto por el desierto, intercediendo por ellos delante de Dios en múltiples ocasiones (9:25-26), y hasta irritándose debido a su incredulidad [cuando Moisés pecó contra Dios en las aguas de Meriba golpeando la peña (Núm 20:11)]. Como su líder, sus últimas palabras al pueblo fueron de bendición, expresando palabras de ánimo y bendición para cada tribu.
¡Que parecido al amor de Dios por sus hijos! Él sabe que somos polvo, que le vamos a fallar, y aun así nos extiende Su gracia y misericordia.
1. Moisés finaliza su vida honrando a Dios, recordando al pueblo el gran Dios que les había librado y que les había hecho una promesa que cumpliría (vv. 33:27-29).
2. Dios le permite a Moisés ver desde lejos la tierra prometida (vv. 34:1-4). Esto fue una misericordia de Dios para su siervo. Aun Moisés, quien había conocido a Dios cara a cara (34:10), había pecado contra Él, y toda desobediencia contra la santidad de Dios tenía consecuencias.
3. Moisés cumplió su propósito en la historia de la redención de Dios.
Tu y yo también tenemos un propósito que cumplir en la generación que nos ha tocado vivir, siempre recordando que la historia no comienza ni termina con nosotras, sino que somos simples instrumentos en las manos de un Dios redentor.
- ¿Qué legado estás dejando a la siguiente generación?
4. Moisés había identificado a Josué como su sucesor y le pasó la batuta. Reconoce el llamado de Josué delante del pueblo.
- ¿Qué lecciones puedes aprender del liderazgo de Moisés luego de leer este libro?
5. Nunca se levantó en Israel un profeta como Moisés (vv. 34:10-12). Sin embargo, a la luz de esto, lee los siguientes versículos de Hebreos 3:1-14:
Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, consideren a Jesús, el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe. El cual fue fiel al que lo designó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios. Porque Jesús ha sido considerado digno de más gloria que Moisés, así como el constructor de la casa tiene más honra que la casa. Porque toda casa es hecha por alguno, pero el que hace todas las cosas es Dios.
Moisés fue fiel en toda la casa de Dios como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir más tarde. Pero Cristo fue fiel como Hijo sobre la casa de Dios, cuya casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin nuestra confianza y la gloria de nuestra esperanza.
Por lo cual, como dice el Espíritu Santo:
«Si ustedes oyen hoy Su voz,no endurezcan sus corazones, como en la provocación, como en el día de la prueba en el desierto, donde sus padres me tentaron y me pusieron a prueba, y vieron Mis obras por cuarenta años. Por lo cual Yo me disgusté con aquella generación, y dije: “Siempre se desvían en su corazón, y no han conocido Mis caminos”; como juré en Mi ira: “No entrarán en Mi reposo”».
Tengan cuidado, hermanos, no sea que en alguno de ustedes haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo. Antes, exhórtense los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: «Hoy»; no sea que alguno de ustedes sea endurecido por el engaño del pecado. Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad. Por lo cual se dice: «Si ustedes oyen hoy Su voz, no endurezcan sus corazones, como en la provocación».
- ¿Escuchas Su voz y la obedeces o acaso has endurecido tu corazón hacia Él?
6. El pueblo de Israel había sido apartado para Dios y debía someterse y obedecer completamente a Su Dios para poder ser victoriosos en tomar posesión de la tierra que el Señor le había prometido. Sólo Dios sería su fuente de seguridad y fortaleza; de paz y de reposo.
- ¿Has hecho de Dios tu refugio? ¿Has identificado algún área de tu vida en la que no te sometes al señorío de Cristo?
7. Al igual que los judíos de aquel tiempo, estamos de camino a “nuestra tierra prometida”, a la ciudad celestial, y Dios va delante de nosotros, guiándonos, cuidándonos, proveyendo para nosotras todo lo que necesitamos para ser victoriosas en el trayecto. Él ya venció a los enemigos por nosotras. Sólo necesitamos confiar en la obra de Cristo, obedecer lo que Él nos revela, ser fieles y descansar completamente en Él.
Medita en los siguientes versículos a la luz de nuestro llamado como hijas de Dios caminando hacia nuestro hogar celestial:
«Yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de Mi mano. Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre». –Juan 10:28-29
«Pues Su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de Aquel que nos llamó por Su gloria y excelencia». –2 Pedro 1:3
«Y si invocan como Padre a Aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, conduzcanse con temor durante el tiempo de su peregrinación». –1 Pedro 1:17
- ¿De qué forma te alientan estos versículos mientras corres la carrera de la fe?
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