Día 53 | Deuteronomio 8 – 10
Dios nos ha dado una memoria que permite que podamos hacer presentes los eventos pasados en nuestras vidas y esto es vital para no volver a cometer los mismos errores. En el capítulo 8, Moisés le recuerda al pueblo los hechos de Dios hacia ellos. De forma paternal, los lleva a ver que los 40 años en el desierto tenían un propósito en sus vidas.
Dios los había mantenido todo ese tiempo sin poseer la tierra, debido a la incredulidad del pueblo y, por eso, quiere recalcar algunas cosas importantes para ellos y para nosotros hoy:
- El propósito era que ellos pudieran conocer lo que había en su corazón. Israel había sido desobediente, incrédulo y soberbio en el camino. No habían visto la mano de Dios que los guiaba con columna de fuego y los protegía con una nube de calor abrasador.
- En aquel lugar Dios los alimentó no …
Dios nos ha dado una memoria que permite que podamos hacer presentes los eventos pasados en nuestras vidas y esto es vital para no volver a cometer los mismos errores. En el capítulo 8, Moisés le recuerda al pueblo los hechos de Dios hacia ellos. De forma paternal, los lleva a ver que los 40 años en el desierto tenían un propósito en sus vidas.
Dios los había mantenido todo ese tiempo sin poseer la tierra, debido a la incredulidad del pueblo y, por eso, quiere recalcar algunas cosas importantes para ellos y para nosotros hoy:
- El propósito era que ellos pudieran conocer lo que había en su corazón. Israel había sido desobediente, incrédulo y soberbio en el camino. No habían visto la mano de Dios que los guiaba con columna de fuego y los protegía con una nube de calor abrasador.
- En aquel lugar Dios los alimentó no con el pan que ellos conocían, sino con su provisión divina que no faltó ni un día. Así pasó con su calzado, con sus ropas, en un lugar donde ellos no tenían cómo comprar. Dios siempre fue su proveedor.
- Ellos debían recordar estas cosas que vivieron cuando entraran a su heredad y el desierto terminara. Recuerda que ellos habían nacido y vivido toda su vida siendo peregrinos, así que era muy importante que cuando poseyeran la tierra, ellos recordaran su historia para conocer sus corazones.
¿Cómo se aplica esto para nosotras hoy?
- Cada una de nosotras ha atravesado (o lo hará) por situaciones de dolor o prueba que a veces parecen no terminar. Nuestra historia es la historia de Israel, y como con ellos, Dios está tratando con nuestros corazones. Ya sea orgullo, deseo de tener el control o idolatría, cada una de nosotras necesita examinar su corazón; pues al final, Dios nos lleva a este «desierto» para probarnos y para que sepamos lo que tenemos en nuestro corazón. Romanos 15:4 nos recuerda: «Porque todo lo que fue escrito en tiempos pasados, para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que por medio de la paciencia (perseverancia) y del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza».
- Toda prueba por larga que sea tiene un propósito y un final. Como Israel, tú y yo llegaremos a donde Dios nos lleve, pero debemos recordar que la finalidad de este tiempo es conocerlo, amarlo y poder ver que su propósito es hacernos bien (Dt. 8:16). Israel había salido de Egipto, pero tenía a Egipto en su corazón; por eso, Dios les muestra su condición (Dt. 8:2).
- Recordemos que solo la mano de Dios nos provee lo que tenemos y que solo a Él serviremos y daremos gloria (Dt. 8:18-19).
El capítulo 9 inicia con un nuevo discurso de Moisés al pueblo, donde nuevamente les recuerda que no deben temer. La tierra que van a poseer es fértil, pero también es habitada por un pueblo fuerte que descendía de los gigantes. De hecho, si recuerdas, esa fue la causa del temor y la incredulidad de sus padres y la razón por la que ellos murieron en el desierto. No obstante, Dios les promete que Él iría delante como fuego consumidor.
Moisés también les recuerda que ellos provocaron a Dios en Horeb. Al Dios celoso de su gloria y de su nombre. Cuando Moisés se demoró en descender del monte, ellos fundieron un becerro de oro para adorarlo. ¿Recuerdas que hizo Moisés con el ídolo que hicieron? Lo destruyó y pulverizó ante sus ojos y clamó al Señor intercediendo para que Dios no destruyera a sus padres.
De nuevo, Moisés es una figura de Jesús que intercede por nosotros ante el Padre (Dt. 10:26). Solo Jesús puede aplacar la ira de Dios ante nuestros pecados con su sacrificio perfecto, pero aquí Moisés apela a Dios recordándole su amor por sus hijos Abraham, Isaac y Jacob.
- ¿Qué esperanza te trae este pasaje al recordarte que nuestro Dios es un Dios de pactos, un Dios de generaciones?
- La reacción de Moisés me recuerda que no podemos ser ligeros con el pecado. Los ídolos se profanan y destruyen, no se ponen solo a un lado.
- De la misma manera que Moisés oró al Señor pidiendo su misericordia para que no mirara con dureza su pecado, debemos orar cuando no andamos en sus preceptos.
- ¿Estoy orando de esta manera para que quienes me rodean teman a Dios al ver su brazo extendido con amor hacia mí?
- ¿Me duele no solo mi pecado, si no el de mis hermanos cuando se rebelan y no temen al Señor? ¿Clamo e intercedo por ellos como lo hace Jesús por mí y lo hizo Moisés por el pueblo?
- ¿Qué pasos prácticos doy cuando veo que Dios me muestra algo que ocupa su lugar en mi corazón?
Capítulo 10
La misericordia de Dios es renovada al volver a dar las tablas de la ley. Una evidencia más de su amor por ellos y por nosotros. Las tablas fueron colocadas en el arca. El arca apuntaba a Cristo que es hoy el arca de nuestra salvación.
Por otra parte, Aarón muere y Eleazar su hijo le sucede, dejando Dios en claro que el oficio sacerdotal correspondía a la tribu de Leví.
Finalmente, Moisés les instruye nuevamente sobre cómo conducirse con su prójimo (la viuda y el extranjero) para mostrar misericordia, así como ellos la recibieron.
- Comparte con nosotras cómo Dios te ha hablado con su Palabra hoy.
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