Día 354 | Hebreos 11 – 13

Leyendo el capítulo 11 viene a mi mente una pregunta ¿cómo es que Abel, Noé, Abraham, Enoc Sarah, José, Moisés, Gedeón, David, Samuel hicieron y vivieron grandes cosas?, y es porque ciertamente no se consideraron ellos mismos como suficientes ni valoraron más sus vidas y posesiones, sino que colocaron sus ojos, sus esperanzas, sus limitaciones, sus debilidades, sus expectativas, todo lo colocaron en Dios, creyendo que Él era fiel y suficiente para cumplir Su Palabra ahora o en el futuro.

Su recompensa era Dios mismo, asumieron y caminaron en su verdadera ciudadanía e identidad, hijos de Dios cuya verdadera patria es la celestial.

«Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía a su único hijo; Él consideró que Dios era poderoso para levantar aun de entre los muertos». –Hebreos 11:17,19

«Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú, aun respecto a cosas futuras». –Hebreos 11:20

«Por la fe José, al morir, mencionó el éxodo de los hijos de Israel, y dio instrucciones acerca de sus huesos». –Hebreos 11:22

«Por la fe Moisés, cuando era ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres temporales del pecado». –Hebreos 11:24, 25

«Por la fe cayeron los muros de Jericó, después de ser rodeados por siete días». –Hebreos 11:30

«Otros fueron torturados, porque rechazaron negar a Dios a cambio de la libertad. Ellos pusieron su esperanza en una vida mejor que viene después de la resurrección». –Hebreos 11:35

Es el Dios de nuestra fe el que nos capacita para vencer y triunfar sobre cualquier lógica humana, oposición, limitación, tentación, etc. Por lo que nuestra confianza no debe estar 1% en nosotros y 99% en su carácter, sino 100% en Él.

• ¿Qué podemos decir de nosotras?, por la fe _______________________.
• ¿Cómo estamos viviendo nuestra vida, apegadas a este mundo o con los ojos puestos en Dios anhelando la ciudad celestial?

Como dice Romanos 15:4 todo lo que fue escrito en tiempos pasados, para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que por medio de la paciencia y del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza. Es el propósito de nuestro Dios animarnos a correr con paciencia y perseverancia enseñándonos a enfocarnos en Jesús, sabiendo que el mismo que sostuvo y obró en todos estos héroes de la fe, es el mismo que nos sostiene y obra en cada una de nosotras.

Como nuestro Dios es fiel, y la obra que ha iniciado en nosotros la completará hasta llevarnos a su presencia, Él nos disciplina cuando no nos despojamos del pecado que nos está haciendo tropezar, que nos está impidiendo perseverar y avanzar. Su amor es tan puro, grande, fiel, verdadero y poderoso que diligentemente desea y elimina aquello que nos aleja de Él y su camino, así mismo tengamos nosotras el mismo amor por Él, por su santidad, por su obra, por su camino, por nuestra carrera.

• ¿Das gracias a Dios por su amor expresado en la disciplina o neciamente permaneces apegado a tu pecado?

Finalmente, Dios no solo nos llama a correr y perseverar, sino a hacerlo con excelencia, cuidado y devoción. 

«Por lo cual, puesto que recibimos un reino que es inconmovible, demostremos gratitud, mediante la cual ofrezcamos a Dios un servicio aceptable con temor y reverencia». –Hebreos 12:28

• Buscad la paz con todos.
• Que ninguna raíz de amargura, brotando, cause dificultades.
• Sigan amándose unos a otros como hermanos.
• No se olviden de brindar hospitalidad a los desconocidos.
• No amen el dinero; estén contentos con lo que tienen.
• Honren el matrimonio, y los casados manténganse fieles el uno al otro.
• Acordaos de los presos, como si estuvierais presos con ellos.
• Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas.​​​​​​​

¿Cómo estás corriendo tu carrera de la fe? ¿Con esfuerzo, pasión y devoción en profundo agradecimiento a Dios? O desanimada con el «mínimo esfuerzo» posible.

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