Día 346 | I Tesalonicenses
Pablo escribe esta carta en compañía de Timoteo y Silas a la iglesia de Tesalónica en Macedonia, al norte de Grecia. Esta iglesia que inició a raíz del segundo viaje misionero de Pablo estaba pasando por persecución. Pablo escribe para animarles por la obra de la gracia de Dios evidente en ellos y con las promesas del regreso de Jesucristo.
Pablo, Silas y Timoteo no escriben a los de Tesalónica con palabras lisonjeras (con intención de adularlos) o con la meta de sacar provecho de ellos (hacer dinero) ni con el deseo de recibir sus elogios (persiguiendo la gloria de los hombres). Siempre debemos estar alertas de estas actitudes en personas que alegan avanzar la causa de Cristo (vv. 2:5-6).
¿Notaste el amor con el que Pablo le habla a los Tesalonicenses? Les recuerda acerca de la forma como ellos respondieron al evangelio cuando les fue presentado y del impacto …
Pablo escribe esta carta en compañía de Timoteo y Silas a la iglesia de Tesalónica en Macedonia, al norte de Grecia. Esta iglesia que inició a raíz del segundo viaje misionero de Pablo estaba pasando por persecución. Pablo escribe para animarles por la obra de la gracia de Dios evidente en ellos y con las promesas del regreso de Jesucristo.
Pablo, Silas y Timoteo no escriben a los de Tesalónica con palabras lisonjeras (con intención de adularlos) o con la meta de sacar provecho de ellos (hacer dinero) ni con el deseo de recibir sus elogios (persiguiendo la gloria de los hombres). Siempre debemos estar alertas de estas actitudes en personas que alegan avanzar la causa de Cristo (vv. 2:5-6).
¿Notaste el amor con el que Pablo le habla a los Tesalonicenses? Les recuerda acerca de la forma como ellos respondieron al evangelio cuando les fue presentado y del impacto visible del evangelio en sus vidas. La fe, el amor y la esperanza de los Tesalonicenses impresiona a Pablo y lo anima. No les dice que ya lo alcanzaron y que ya pueden relajarse, sino que los anima a «abundar más y más en ello».
Aparentemente allí también se habían levantado críticos de Pablo y él aprovecha para defender su ministerio. La carta también está llena de enseñanzas prácticas para la vida cristiana. Pablo les instruye acerca de algunas cuestiones doctrinales, les enseña a vivir a la luz de la verdad que habían abrazado, les anima a crecer en la esperanza del regreso de Jesús y de animarse unos a otros en medio de las aflicciones con este evento inminente.
Algunos conceptos que leímos hoy y las instrucciones prácticas que Pablo le da a los tesalonicenses son aplicables a nosotras hoy:
- Pablo pudo ver la fe, el amor y la esperanza de los tesalonicenses y les encomendó. Es importante reconocer la obra de gracia en otros y orar por ellos. Estamos llamadas a edificarnos mutuamente; a animar a los que nos rodean y a orar por su crecimiento y santificación. Todos somos una obra en proceso y nuestra maduración en gracia glorifica a Dios.
- Los tesalonicenses eran evangelistas. Dice que «saliendo de ellos»la palabra de Dios había corrido hacia otras regiones. Cuando somos hijos de Dios debemos desear llevar el mensaje a otros que no lo conocen.
- Los tesalonicenses estaban en medio de mucha tribulación, pero recibieron la palabra de Dios con solicitud, dejaron «los ídolos para servir al Dios vivo» y se convirtieron en ejemplo para todos. El Espíritu Santo convenció a los tesalonicenses de la veracidad del mensaje que les fue llevado.
- ¿Recuerdas los tumultos que se producían entre los judíos celosos en los viajes misioneros? Pablo, Timoteo y Silas habían predicado con valor en medio de la oposición. Esto se puede hacer esperando recibir la recompensa del Señor y no la de los hombres. Cuando le tememos a los hombres no somos efectivos para el Reino (vv. 2:1-6).
- Pablo y sus compañeros amaban a estas personas y no solo le enseñaban el evangelio, sino que compartían sus propias vidas con ellos. Laboraban diligentemente sin ser carga para ellos, únicamente con el objetivo de proclamar el evangelio. Les exhortaba como padre a sus hijos para enseñarles a andar como es digno de Dios.
Como maestras y discipuladoras debemos estar listas no solo a enseñar la doctrina, sino a darnos a los demás, en servicio amoroso y entrega sacrificial (vv. 2:7-9). El llamado no es a entregar un mensaje; se trata de entregar nuestras vidas.
- Los cristianos hemos sido destinados para ser afligidos (v. 3:2). Esa aseveración va contra nuestra naturaleza que siempre desea huir del sufrimiento. Está en total oposición del falso evangelio de la prosperidad. Cristo mismo prometió tribulación en este mundo. Pero en medio del sufrimiento somos alentadas con sus promesas y Él mismo camina a nuestro lado.
«Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo; Tu vara y Tu cayado me infunden aliento». –Salmos 23:4
- Dios nos llamó a la santificación; esa es Su voluntad para nosotras, y esto empieza por alejarnos de la fornicación e inmoralidad. Es importante huir de la tentación; gobernar las pasiones y reservar el sexo para el matrimonio (vv. 4:3-5).
Hoy en día somos bombardeados con la sensualidad y los mensajes inmorales en los programas de televisión, las redes, las películas, etc. Es más imperante que nunca que seamos diligentes en huir de estas tentaciones que nos hacen tropezar y que no contribuyen a la pureza que debe caracterizarnos.
¿Huyes de la inmoralidad para perseguir la pureza?
- Debemos amar a los hermanos, en palabra y en acciones. Ser amados por Dios es la motivación suficiente y más excelente para amar al prójimo (v. 4:9), aun a aquellos que son difíciles de amar.
- Pablo insta a los creyentes de Tesalónica a ambicionar una vida tranquila. Les anima a ocuparse de sus cosas para no dar mal testimonio y a trabajar diligentemente para no depender de otros (vv. 4:11-12). El trabajo honesto y diligente (¡no el activismo!) y el descanso apropiado es un llamado para todos.
- Muchos habían muerto por la persecución y Pablo los anima con la promesa del regreso de Cristo. Cuando un ser querido creyente muere vamos a sentir la pérdida, pero no tenemos que desesperarnos como los que no conocen a Dios porque sabemos que vivirá eternamente y lo volveremos a ver (v. 4:13). Pablo anima a los tesalonicenses y a nosotras hoy a ser alentadas con la promesa de Su regreso (no necesariamente por la idea de que las cosas van a mejorar).
Si somos verdaderas creyentes, la inminencia de este evento debe ser algo en lo que meditemos constantemente, aplicando esa promesa a toda circunstancia por la que estemos atravesando. Eso le dará perspectiva divina a las situaciones de la vida y colocará todo en el lugar correcto. Esta realidad nos anima a vivir una vida consagrada y santa mientras nos preparamos para Su regreso.
¿Estás lista?
- Así como Jesús murió y resucitó al tercer día, Él vendrá por segunda vez con poder y en toda Su gloria. Los que murieron como creyentes resucitarán con Él, y los que estén vivos serán arrebatados en las nubes para encontrarse con Él (vv.4:13-18).
- Los cristianos estamos llamados a vivir una vida sobria, gozosamente esperando y anticipando el regreso repentino de nuestro Señor Jesucristo (vv. 5:4-8). Vivir de esta forma confirma la realidad de que somos Sus hijas.
- Pablo les instruye a reconocer a los ministros que trabajan entre ellos; a estimarlos y honrarlos. Este es un buen ejemplo para nosotras hoy.
- ¿Reconoces la obra de los líderes de tu iglesia y de los maestros que te discipulan?
- ¿De qué forma les muestras tu agradecimiento?
- No debemos devolver mal por mal, sino pagar el mal con bien. Los cristianos tenemos el llamado de vivir en paz unos con otros.
- Estamos llamados a animarnos unas a otras y tratarnos con paciencia y gracia, tal y como Dios nos extiende a nosotras. Entre nosotros tendremos débiles, habrá perezosos y habrá tímidos o temerosos. Lejos de tratarlos con dureza, el llamado es a animarlos, a cuidarlos tiernamente y tratarlos con paciencia.
Viendo las interacciones entre cristianos en las redes pienso que en lugar de extender esta gracia, paciencia y amor muchos en nuestro mundo evangélico se tratan con dureza, devorándose unos a otros. ¡Dios nos perdone y nos ayude!
- Dios nos manda:
- A estar siempre gozosos. Confiar en Dios nos debe llevar a vivir libres de preocupaciones y ansiedades porque Él tiene cuidado de nosotras.
- Orar en todo tiempo. Debemos estar en comunión continua con Dios y traer todas nuestras necesidades ante Su trono con gratitud.
- A ser agradecidos en toda circunstancia porque tenemos el tesoro más valioso: a Cristo Jesús y vida eterna a Su lado.
- A escudriñar las enseñanzas y retener lo bueno; a examinarlo todo y no apagar el Espíritu con nuestra incredulidad.
Me pregunto, y te invito a hacer lo mismo:
- ¿Qué impacto visible ha tenido el evangelio en mi propia vida? ¿Son otros atraídos a Cristo (o confrontados) por mi testimonio?
- ¿Cómo puedo crecer en fe, esperanza y amor?
- ¿Hay alguien en mi vida a quién pueda enviar una nota o texto animándole por la obra de gracia en Su vida?
- ¿Permanezco alerta, orando y anticipando el regreso del Señor o estoy distraída con los afanes del mundo?
Oremos, hermanas, que el Dios de paz nos continúe transformando, que nos santifique por completo en la medida que nos exponemos a Su palabra y la obedecemos. Que todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo sea preservado irreprensible para el regreso de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Él nos llamó, nos justificó, nos está santificando y ciertamente nos glorificará porque Él es fiel.
¡Maranata!
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