Día 343 | Efesios 4 – 6
En estos capítulos Pablo pasa a la parte práctica de la vida cristiana, la vida ética si pudiéramos decir, tanto de la iglesia como del creyente individual. Veamos algunas de las cosas acerca de cómo hemos de vivir:
- Vivan de una manera digna de la vocación con que han sido llamados.
- Vivan con toda humildad.
- Vivan con mansedumbre.
- Vivan con paciencia.
- Sopórtense unos a otros en amor.
- Esforzándose por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
Como cristianas somos embajadoras de Cristo, por ende nuestra forma de vivir debe ser acorde a Aquel a quien representamos. Cada una de estas aseveraciones son imperativos, son cosas que debemos hacer, son acciones. Son cosas que vamos a ver repetidas en estos tres capítulos, no es opcional para nosotras, es mandatorio. Con esto Pablo buscaba la unidad en el Espíritu, por eso hace referencia a un solo Señor, un …
En estos capítulos Pablo pasa a la parte práctica de la vida cristiana, la vida ética si pudiéramos decir, tanto de la iglesia como del creyente individual. Veamos algunas de las cosas acerca de cómo hemos de vivir:
- Vivan de una manera digna de la vocación con que han sido llamados.
- Vivan con toda humildad.
- Vivan con mansedumbre.
- Vivan con paciencia.
- Sopórtense unos a otros en amor.
- Esforzándose por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
Como cristianas somos embajadoras de Cristo, por ende nuestra forma de vivir debe ser acorde a Aquel a quien representamos. Cada una de estas aseveraciones son imperativos, son cosas que debemos hacer, son acciones. Son cosas que vamos a ver repetidas en estos tres capítulos, no es opcional para nosotras, es mandatorio. Con esto Pablo buscaba la unidad en el Espíritu, por eso hace referencia a un solo Señor, un cuerpo, un espíritu, una fe, un bautismo, un Padre. Ojo: no estamos hablando de ser una copia o un molde de galletas, Pablo también elogió las diferencias, Dios nos creó diferentes, es más bien un llamado a la forma de vivir, de actuar, de conducirse. Cuando vivimos siendo llenos y dirigidos por el Espíritu Santo esto produce unidad dentro del cuerpo de Cristo.
Y es el mismo Espíritu el que produce la diversidad de dones. Me encanta que Pablo lo ponga dentro de este contexto –luego de explicar la importancia de la unidad– para que no haya envidia dentro del pueblo de Dios. Cuando entendemos que todos tenemos diferentes dones, llamados, talentos eso nos trae libertad; hace que nos enfoquemos en lo que tenemos delante, al igual que vimos en Nehemías cuando cada cual construía la parte del muro que le tocaba. El tener claro estas enseñanzas hace que yo me enfoque en lo que Dios me ha llamado a hacer y no mirar lo que está haciendo el otro ni mucho menos querer tener lo que el otro tiene.
Cuando hay unidad de Espíritu se demuestra que hay también madurez. Se supone que como creyentes todos debemos buscar el mismo fin: glorificar el nombre de nuestro Dios y ser obreros del Reino, no estar peleando por cosas que no edifican.
«Entonces ya no seremos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error». –v.14
Capítulo 5
Este es el capítulo por excelencia sobre el matrimonio; habla acerca del gran misterio que simboliza y cómo dicha unión representa la unión de Cristo y Su iglesia. Vemos los deberes de unos con los otros, los deberes entre los esposos, entre padres e hijos, y entre amos y siervos. No habla solamente a las esposas, hay para cada uno de nosotros, porque es la forma en que se espera que nos comportemos y nos tratemos los unos a los otros.
Me encanta pensar que cuando Dios pensó en una metáfora para representar Su relación con Su iglesia lo hiciera con el matrimonio. Eso nos lleva a entender que la principal razón del matrimonio apunta a un propósito mayor; apuntar a su amor por Su iglesia. Es por esa razón que es tan importante para aquellas que estamos casadas entender que no se trata de nosotras sino de que reflejemos de una manera correcta esta relación que nos trasciende a nosotras mismas.
Aunque Pablo habla del matrimonio, este no es el tema central; el tema central es la Iglesia y Cristo como la cabeza de la misma. Si nos fijamos hay seis figuras de la iglesia en esta carta, cada una ubicada en un capítulo: cuerpo (1:23); edificio o templo (2:21); misterio (3:4); nuevo hombre (4:13); novia (5:27) y soldado (6:12). De esta forma vemos que siempre será la gloria de Dios y sus propósitos lo que importa y a lo que debemos apuntar en todas nuestras relaciones y en todo lo que hagamos.
Capítulo 6
En el capítulo 1 vimos que Dios nos ha dotado de muchas cosas. Él nos da lo que necesitamos para enfrentar lo que viene. En este capítulo vemos una armadura hermosamente detallada. Después de leer toda la gracia, la paz, la unidad que tenemos, no podemos pretender que no enfrentaremos peligros. Pablo nos habla de huestes de maldad, eso no suena divertido ni fácil, es por eso que nos da la solución. Al leer estos textos no puedo dejar de pensar en el libro del Progreso del Peregrino, una alegoría del caminar cristiano donde vemos al personaje principal ponerse esta armadura. Esta no es la primera vez que Pablo menciona estas fuerzas, en esta misma carta encontramos varias referencias a esos poderes, los cuales Cristo venció en la cruz del calvario.
Pablo identifica el verdadero enemigo de la iglesia: no son las tradiciones, ni la circuncisión, ni los judíos, ni gentiles, ni libres, ni esclavos, ni hombre ni mujer, el enemigo es Satanás y sus huestes de maldad. Pablo no dice que hay que ir a pelear contra él, ni física ni espiritualmente, es un llamado a resistirlo en el poder de Dios. El v. 11 habla de sus asechanzas, por eso debemos estar alertas, por eso es importante la armadura, entre ellas la Palabra de Dios. El conocer Su palabra es lo que nos va a ayudar a desenmascarar esas asechanzas, sus mentiras. Nos recuerda que aunque él tiene influencia no tiene el poder que tiene el Dios altísimo.
Entonces, ¿qué tiene que hacer el cristiano para resistir los ataques de las huestes de maldad? En estos versículos Pablo manda: «Sed constantemente fortalecidos en el poder de la fuerza de Dios». ¿Cómo podemos resistir a Satanás? Pablo contesta: «vestíos de toda la armadura de Dios». El propósito de ese equipo es «que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo».
Nuestro llamado es a permanecer en Él, en Su palabra, recordar lo que ya Dios ha hecho por nosotras, lo que sigue haciendo por nosotras y entonces solo así podremos triunfar ante las asechanzas del enemigo. No estamos llamadas a enfocarnos en Satanás, no debemos ignorarlo, pero nuestro enfoque debe ser siempre en Cristo, viviendo arraigadas en Su Palabra.
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