Día 341 | Gálatas 4 – 6
En los capítulos del día de hoy vemos a Pablo tocar temas importantes sobre nuestra relación con Dios, aquí vemos el término de «Abba» y tocará el tema de la libertad que tienen los creyentes.
Capítulo 4
Vemos a Pablo recordar quienes éramos y dónde estábamos antes que Cristo viniera y nos habla de la «plenitud del tiempo», es decir, el tiempo que Dios tenía dispuesto y establecido para que Cristo viniera. Dios no llega ni antes ni después sino en el tiempo preciso. Antes de Cristo nosotros estábamos atados a todo el sistema del mundo y dábamos como bueno y válido todas esas cosas que hacíamos y hasta las justificamos, (v. 3) pero, (esos «pero» de Dios me encantan), Cristo vino a comprar la libertad que tú y yo necesitábamos, para aquellos de nosotros que éramos esclavos bajo la ley, y nos dio ese hermoso regalo de la …
En los capítulos del día de hoy vemos a Pablo tocar temas importantes sobre nuestra relación con Dios, aquí vemos el término de «Abba» y tocará el tema de la libertad que tienen los creyentes.
Capítulo 4
Vemos a Pablo recordar quienes éramos y dónde estábamos antes que Cristo viniera y nos habla de la «plenitud del tiempo», es decir, el tiempo que Dios tenía dispuesto y establecido para que Cristo viniera. Dios no llega ni antes ni después sino en el tiempo preciso. Antes de Cristo nosotros estábamos atados a todo el sistema del mundo y dábamos como bueno y válido todas esas cosas que hacíamos y hasta las justificamos, (v. 3) pero, (esos «pero» de Dios me encantan), Cristo vino a comprar la libertad que tú y yo necesitábamos, para aquellos de nosotros que éramos esclavos bajo la ley, y nos dio ese hermoso regalo de la salvación. Ahora somos adoptados como sus propios hijos… ¿¡no te parece asombroso que ahora podemos llamarlo «Abba», ya que no eres enemigo sino hijo!? Si eso no hace saltar tu corazón en agradecimiento no sé qué podría hacerlo. Siempre debemos tener en cuenta que no es que «conocemos a Dios, sino que somos conocidos por Él». Pablo anima a los gálatas a permanecer firmes en la fe y en la forma en que empezaron la carrera, a mantener sus ojos en donde deben de estar. Ese llamado es igual para ti y para mí. Entender estas verdades es lo que nos va a ayudar a no desviarnos.
Capítulo 5
Pablo inicia hablando de la libertad que tenemos en Cristo, pero ojo, esto no es libertad para hacer lo que yo quiero. Pablo nos viene hablando de la esclavitud del pecado en la cual vivíamos, entonces es a esa libertad que Pablo apunta. Uno de los versículos que más me llamó la atención de este capítulo fue el 13, ya que habla de los deseos de la carne, y conecta esa libertad con el amor, usar la libertad para servir a los demás y no mis propios deseos. Pablo no solo se refiere a lo sexual en este sentido, sino que nos enfoca al servicio. Muchas veces usamos esa libertad de manera equivocada, en nombre de la libertad nos insultamos, nos maltratamos, creamos chismes, conflictos, nos destruimos los unos a los otros, dañamos el testimonio de los demás y terminamos pareciéndonos a los fariseos más que a Cristo.
Pablo nos relata la lucha que hay entre los deseos de la carne y los del Espíritu, pero hace una aclaración importante. Los frutos que produzcas demostraran realmente lo que controla tu vida, si la carne o el Espíritu. Si el Espíritu nos guía entonces no estamos bajo la ley, entonces nuestras vidas no deberían ser una lista de cosas que cotejamos, sino que las cosas que agradan a Dios van a fluir de manera natural y no algo que hago con el fin de «ganar el favor de Dios».
Apunta en el versículo 22 a lo que debe ser ese fruto del Espíritu que debe ser exhibido por el creyente; aunque es una lista, se trata de un solo fruto. Esto es algo que debemos orar y pedirle al Señor que nos dé todos los días, esas cosas no son cosas que salen de manera natural o que yo puedo hacer en mis propias fuerzas, necesito del Espíritu operando en mí, yo necesito alimentar las cosas del Espíritu y no de la carne para poder dar el fruto que Dios espera.Cuando sucumbimos ante el pecado es allí donde perdemos esa libertad que recibimos de Cristo. La libertad en Cristo no descarta las reglas morales, las obras de la carne son evidentes y se deben evitar. Este fruto del Espíritu como lo sugiere su analogía, debe ser cultivado. Tú y yo estamos llamadas a cultivarlo, a velar por esos frutos mientras nos amamos unos a otros.
Capítulo 6
Hacia el final de esta carta vemos a Pablo animándonos a que nos guardemos del orgullo espiritual, no creernos más importantes que los demás y a ver con misericordia a aquellos que han pecado o han caído. Debemos mantener nuestros ojos y mentes alertas de nuestra naturaleza caída, tomar en consideración al hermano débil, a restaurarlo «en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado» –v. 1, no creernos más que los demás, ayudarlo en lugar de acusarlo, lidiar con el pecado de manera bíblica sin destruir al hermano que ha pecado. Tú también pudieras estar en su lugar el día de mañana. Les habla a aquellos que enseñan y les hace una advertencia seria: Dios no puede ser burlado. Todo lo que siembres cosecharás, el que siembra para la carne cosechará para la carne.
Al final del capítulo hace una referencia interesante, dice que escribió con letras grandes, quizá el equivalente hoy día CUANDO ESCRIBIMOS EN MAYÚSCULAS PARA HACER NOTAR ALGO IMPORTANTE…
«Los que desean agradar en la carne tratan de obligarlos a que se circunciden, simplemente para no ser perseguidos a causa de la cruz de Cristo».
En lo único que debemos gloriarnos es en la cruz de Cristo, cuidado de poner o agregar a las buenas nuevas del evangelio de Jesucristo. Que nuestras vidas sean un reflejo de lo que Cristo nos pide que reflejemos.
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