Día 338 | II Corintios 5 – 9
Pablo continúa instruyendo a los corintios acerca de la vida y ministerio cristiano y toca diversos temas en los que aparentemente los corintios necesitaban ser exhortados. Esta era una tercera carta dirigida a esta iglesia. Pablo hace alusión a una segunda carta (que no tenemos) en la que aparentemente él fue duro con los corintios, causándoles tristeza (v.7:8-9). Él se goza de ver la forma en cómo los corintios recibieron la exhortación y fueron movidos al arrepentimiento, algo que Tito pudo comprobar durante su visita (vv. 7:8-9; 13-15). Pablo les reiteró su amor y los anima a vivir de una forma que agrade a Dios.
Somos embajadores de Cristo y tenemos el ministerio de la reconciliación
Muchos de los corintios estaban viviendo inmaduramente, satisfaciendo los deseos de la carne en lugar de andar por el Espíritu. Pablo les ofrece una síntesis del evangelio en el versículo 5:15: «Y por todos …
Pablo continúa instruyendo a los corintios acerca de la vida y ministerio cristiano y toca diversos temas en los que aparentemente los corintios necesitaban ser exhortados. Esta era una tercera carta dirigida a esta iglesia. Pablo hace alusión a una segunda carta (que no tenemos) en la que aparentemente él fue duro con los corintios, causándoles tristeza (v.7:8-9). Él se goza de ver la forma en cómo los corintios recibieron la exhortación y fueron movidos al arrepentimiento, algo que Tito pudo comprobar durante su visita (vv. 7:8-9; 13-15). Pablo les reiteró su amor y los anima a vivir de una forma que agrade a Dios.
Somos embajadores de Cristo y tenemos el ministerio de la reconciliación
Muchos de los corintios estaban viviendo inmaduramente, satisfaciendo los deseos de la carne en lugar de andar por el Espíritu. Pablo les ofrece una síntesis del evangelio en el versículo 5:15: «Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió y resucitó por ellos».
Ya nuestras vidas no nos pertenecen; hemos sido compradas a precio de sangre y Él nos ha asignado el «ministerio de la reconciliación». Este amor de Cristo nos debe motivar, nos debe llevar a vivir como es digno de esta gracia. Nos debe llevar a desear persuadir a los que nos rodean. Todos somos ministros que por la gracia de Dios y en Su poder llevamos el mensaje del evangelio; el mensaje de libertad, plenitud y abundancia en Cristo a un mundo que vive en rebeldía contra Dios.
Tenemos grandes promesas y garantías en Cristo, y ya sea muertas o vivas, nuestro anhelo debe ser el de agradarle. Mientras vivimos de este lado del cielo lo hacemos como nuevas criaturas que somos. Lo que éramos antes quedó atrás y ahora somos sus embajadoras. Como embajadoras debemos representar fielmente nuestra nueva ciudadanía celestial.
Aunque ciertamente es difícil renunciar a nuestras costumbres y hábitos pecaminosos, somos exhortadas a deshacernos de esos viejos estilos de vida, del viejo hombre, y perseguir la santidad con la ayuda de Su gracia y poder. Ciertamente de este lado del cielo sufrimos, gemimos, pero tenemos Su Espíritu como garantía de que algún día estaremos con Él.
- ¿Cómo te anima la promesa de que un día estarás con Él en tu lucha diaria contra el pecado?
Características del ministerio cristiano
A la luz de todas estas maravillosas promesas, ¿cómo habremos de vivir? «No reciban en vano la gracia de Dios», exhorta Pablo a los corintios. Es posible que ellos estuvieran involucrados en todas estas cosas sobre lo que él les advierte. Pero esta gracia debía motivarlos y nos debe mover a nosotras hoy a:
- Vivir vidas santas, vidas que temen a Dios y persiguen la santidad (v. 7:1).
- Vivir sin hacer yugos desiguales con los no creyentes (v. 6:14-17). Estas alianzas pueden incluir el matrimonio, las asociaciones comerciales y de negocios e incluso las relaciones sociales, en algunos casos.
- Vivir de manera que no sea motivo de tropiezo a otros que nos observan (v. 6:3).
- Vivir con perseverancia en medio de la aflicción, y soportar las dificultades que llegan cuando se lleva el mensaje del evangelio (tal y como hicieron los apóstoles). Ellos fueron encarcelados, azotados y tratados injustamente mientras eran movidos por amor sincero hacia aquellos que necesitaban el mensaje no adulterado del evangelio.
Nuestra labor como siervas de Cristo no es glamorosa, y muchas veces conlleva luchas y sufrimiento. Pero Pablo anima a los corintios y les recuerda que la vida cristiana es paradójica. Los cristianos son desconocidos por el mundo, pero conocidos por Dios, mueren por Cristo, pero vivirán eternamente con Él, son castigados y azotados pero Dios los mantiene con vida, en medio de las tristezas están gozosos, son pobres, pero enriquecen a muchos con el tesoro del evangelio, no tienen recursos valiosos, pero tienen lo más importante: a Cristo.
- ¿Qué te motiva a ti a servir y obedecer a Cristo cuando tus circunstancias son difíciles?
El verdadero arrepentimiento
Pablo se lamenta por el dolor causado por su carta anterior y explica acerca de dos tipos de tristeza (vv. 7:8-11).
- Tristeza para arrepentimiento: para salvación, no deja remordimiento. Es una tristeza que vindica, que produce un cambio de mente, que se aleja del pecado y anhela corregir el mal hecho.
- Tristeza del mundo: da como resultado muerte espiritual. Es más bien remordimiento por el mal hecho, que no nos lleva a responsabilizarnos y dolernos por el pecado cometido y por la ofensa a Dios. La tristeza de haber sido sorprendidos en pecado o la tristeza por las consecuencias no es verdadera contrición.
La vida cristiana es una vida de continuo arrepentimiento. Dios nos salvó y nacimos de nuevo, pero aún vivimos en estos cuerpos de muerte y lucharemos contra el pecado cada día. Cada día debemos arrepentirnos, apropiarnos del evangelio de la gracia de Dios y ser animadas por Sus promesas.
Un llamado a la generosidad
Había una gran necesidad en Jerusalén y las iglesias estaban enviando sus contribuciones con hermanos fieles y confiables designados para esta encomienda. La iglesia de Corinto había prometido enviar ayuda y parece que estaban un poco rezagados con la colecta. Pablo les recuerda que deben cumplir esta promesa y buena intención preparando de antemano la ofrenda para Tito y los demás hermanos que estaban administrando la ofrenda para entregarla.
Pablo exhorta a los corintios y a nosotras hoy acerca del llamado cristiano a la generosidad. Él elogia a los macedonios y nos reta con su ejemplo (vv. 8:1-6):
- Estaban pasando por una profunda aflicción.
- Dieron «desde su profunda pobreza».
- Dieron más allá de sus posibilidades.
- Dieron voluntariamente.
- Rogaron por el privilegio de dar para sostener a los santos. ¡Lejos de justificarse para no dar, ellos oraban por oportunidades para dar!
- Se dan a sí mismos primero, y luego a los demás. No podemos dar a nadie algo si no hemos rendido nuestra vida y todo lo que somos a Dios primero.
Los corintios abundaban en todos los dones: fe, palabra, conocimiento. Ahora Pablo les animaba a abundar en esta «obra de gracia» que es la generosidad (v. 8:7). Es una obra que llevamos a cabo por fe.
- La generosidad prueba la sinceridad del amor (v. 8:8).
- Jesucristo es nuestro modelo de generosidad, dándose a sí mismo por amor; haciéndose pobre para enriquecernos (v. 8:9).
- Nuestra abundancia suple las necesidades de los demás, de modo que haya igualdad; que nadie tenga necesidad (v. 8:13-15).
- Así como el que siembra poco cosecha poco, el que da poco, recibe poco (v. 9:6).
- Cada uno debe dar alegremente como se dispuso en su corazón, no con mala gana o por obligación (v. 9:7).
- Dios suple para que podamos dar (v. 9:8).
Me maravilla el ciclo de gracia desencadenado por la liberalidad y la forma como Dios es glorificado por la abundancia de gracias dadas a Él.
«El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con Él todas las cosas?». –Romanos 8:32
Cristo es el mayor don que el Padre nos ha dado. ¿Cómo es que podemos ser poco generosas hacia los demás?
La generosidad es un acto de adoración a Dios.
- ¿Eres generosa con tus recursos (con tu tiempo, dinero, posesiones)?
- ¿De qué forma puedes crecer en generosidad?
- ¿De qué forma te retan las exhortaciones de Pablo a los corintios que leímos hoy?
«Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras». –Hebreos 10:24
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