Día 330 | Romanos 13 – 14
Estamos en la recta final de Romanos, pero todavía nos quedan varias cosas por destacar y ponderar en nuestros corazones. Al ir leyendo los capítulos 13 y 14 quizás pudiéramos pensar que Pablo está introduciendo un tema diferente al tratado en el capítulo 12. Pero resulta que no lo es.
Presentarnos en «sacrificio vivo, santo y agradable a Dios» no solo abarca el pensar de nosotras con cordura, el usar nuestros dones conforme a la gracia y amar a los demás (incluyendo a los que nos aborrecen) con el mismo amor con que Dios nos ama, sino que además incluye otras esferas.
En el capítulo 13 el apóstol señala esa nueva esfera donde debe modelarse el evangelio: El gobierno y la autoridad que este representa. Y, ¿cómo lo modela aquel que ha reconocido la autoridad del que es Amo, Señor y Rey de su vida? Sometiéndose a toda autoridad.
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Estamos en la recta final de Romanos, pero todavía nos quedan varias cosas por destacar y ponderar en nuestros corazones. Al ir leyendo los capítulos 13 y 14 quizás pudiéramos pensar que Pablo está introduciendo un tema diferente al tratado en el capítulo 12. Pero resulta que no lo es.
Presentarnos en «sacrificio vivo, santo y agradable a Dios» no solo abarca el pensar de nosotras con cordura, el usar nuestros dones conforme a la gracia y amar a los demás (incluyendo a los que nos aborrecen) con el mismo amor con que Dios nos ama, sino que además incluye otras esferas.
En el capítulo 13 el apóstol señala esa nueva esfera donde debe modelarse el evangelio: El gobierno y la autoridad que este representa. Y, ¿cómo lo modela aquel que ha reconocido la autoridad del que es Amo, Señor y Rey de su vida? Sometiéndose a toda autoridad.
La palabra someterse significa «ponerse debajo de». La idea que transmite es la de disponernos a obedecer y acatar las ordenanzas de las autoridades, cumpliendo con nuestros deberes como ciudadanos del país donde Dios nos ha colocado, y a la vez recordando que esa autoridad ha sido constituida y delegada por Dios mismo para el buen funcionamiento de la sociedad.
¿Suena difícil verdad? Para los romanos, los destinatarios de esta epístola, no solo fue difícil, sino que de hecho, a muchos les costó la vida el balancear el temor a Dios y honrar al rey. Recordemos que la autoridad de esa época era nada más y nada menos que Nerón. Tristemente, aún en nuestros días muchos países son gobernados por nerones o por autoridades que distan mucho del ideal. Pero el llamado a someterse sigue siendo el mismo.
Al cumplir dicho llamado este se convierte en un acto de adoración, pues obedecer a la autoridad civil, es obedecer al que la instituyó. Resistirle es resistir a Dios. Así que, cuando te conduces como buena ciudadana, cuando pagas tus impuestos tributándolos tal y como te dan los números, y honras o respetas el rango de cada ministro, estás siguiendo los pasos del Maestro, quien en Mateo 22:21 vemos que nos enseñó a dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.
Pero hay algo más. Al cumplir con nuestros deberes personales y ciudadanos simultáneamente damos cumplimiento a la Ley de amar a Dios y al prójimo, gracias a la obra perfecta de Jesucristo que nos capacita para hacerlo. Cuando pagamos nuestras deudas contraídas con otros y pagamos nuestros impuestos, sin importar el tipo de autoridad que gobierne, suceden varias cosas: nos guardamos de retener lo que no nos pertenece obedeciendo así el octavo mandamiento, ayudamos a pagar el salario de los servidores del estado y contribuimos con el beneficio de los más necesitados. ¡Qué maravillosa forma de cumplir la ley! Solo Dios puede producir en nosotras este desear hacer Su buena voluntad motivadas por el amor genuino, el cual alguien lo definió de la siguiente manera: «El amor es la santidad, escrita en forma abreviada».
En cuanto a la obediencia civil es bueno aclarar que cuando el gobierno desea imponer leyes que van en contra los preceptos divinos, como sucede hoy en día, no debemos ser pasivas, sino activas, recordando que cumplir la Ley también incluye obedecer a Dios antes que a los hombres. Cuando presentamos los argumentos de lugar de forma respetuosa, mansa y pacífica estamos ayudando a que las autoridades consideren la voluntad divina y quizás Dios decida cambiar sus corazones para bien.
La historia está llena de ejemplos de hombres y mujeres resueltos a iluminar sus sociedades con la Verdad y ser sal para el mundo; estos fueron instrumentos en manos de Dios para traer grandes transformaciones sociales, políticas, económicas, y religiosas, tal y como lo fueron:
- William Willberforce miembro del Parlamento Inglés quien logró la abolición de la esclavitud en todos los lugares que pertenecieron al Imperio Británico.
- Amy Carmichael misionera que libró a muchas niñas de la prostitución practicada en los templos paganos de la india.
- Martin Lutero un ex sacerdote que conmovió los cimientos de la iglesia de su tiempo al clavar sus 95 Tesis en la Dieta de Worms abriendo el paso a la Reforma Protestante.
- Juan Calvino teólogo francés quien no solo influenció en la Reforma sino en el pensamiento de su época siendo reconocido como uno de los constructores del mundo moderno.
Pudiera seguir dando más ejemplos, pero debemos seguir avanzando con lo que nos resta. A lo que sí te reto es a que investigues. Cuando lo hagas quedarás impresionada al ver lo mucho que han aportado los cristianos a la humanidad. Y deseo con todo mi corazón que desde el lugar en que te encuentres también hagas tu aporte. No importa si es pequeño o grande, con solo vivir a la manera de Dios, estoy segura de que marcarás una diferencia.
En los versículos 11-14 se nos da la razón de por qué hacer estas cosas. Así como en aquellos tiempos las cosas estaban en estado crítico, así lo están en la generación en que nos ha tocado vivir. Pero a medida que las cosas empeoran, ¡la redención gloriosa se acerca cada vez más! Así que en vez de alimentar la carne con lo que no conviene, debemos llevar vidas santas motivadas por la esperanza del regreso de Cristo, vistiéndonos de Él, lo que equivale a andar como Él anduvo.
A partir del capítulo 14 vemos que dentro de la iglesia en Roma había surgido un problema. Vivir en comunidad no es fácil, y sobre todo en la de la iglesia, ya que en ella funcionamos como una familia. Me imagino que sabes por experiencia propia que en una familia frecuentemente hay desacuerdos. Pero si esta está compuesta por creyentes, por medio de la Palabra se encuentra la salida para cada dificultad; si la salida es difícil de encontrar, entonces Dios da la gracia para sobrellevarla.
En medio de esta familia de creyentes existían fuertes desacuerdos entre los creyentes fuertes y los débiles. Ante tal situación el apóstol, buscando la solución bíblica, empieza a dar las directrices pertinentes a fin de solucionar esos conflictos. Puesto que la ley del amor es lo que debe regir nuestras relaciones, lo primero que Pablo hace es exhortar por medio de una orden a que los fuertes reciban o acepten a los que son más débiles. Es importante destacar que esta iglesia estaba compuesta de gentiles y judíos, por lo que quizás los gentiles maduros en la fe gozaban de su libertad cristiana, mientras que los judíos, por el trasfondo de donde procedían tenían problemas con respecto a comer de la carne sacrificada a los ídolos la cual luego era vendida en el mercado, igualmente con lo referente al ayuno, a las ceremonias y días de fiesta, incluyendo el sábado de reposo.
¿Cuál era la solución para dichas diferencias que existieron en la iglesia de Roma, y que lamentablemente hoy también dividen a muchos creyentes verdaderos de diferentes denominaciones cristianas?:
- No juzgar, menospreciar o sentirnos superiores al que piense diferente en las áreas grises del Evangelio.
- Recordar el hecho de que nuestra fe ya sea fuerte o débil, la vivimos conforme a nuestra conciencia y delante de Dios.
- Tener en cuenta que Cristo murió y resucitó para darnos salvación y ser el Señor de nuestra vida y de nuestra muerte.
- Saber que cada uno dará cuenta de sí mismo, no de otro, ante Su tribunal.
- Que, al usar la libertad cristiana en lo referente a las cosas consideradas inmundas, debemos abstenernos de usarlas o hacerlas si causan tropiezo al hermano débil.
- Que vivir bajo la esfera del reino de Dios va más allá de nuestra libertad.
- Que ese reino consiste en justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
- Que procurando todo lo que contribuye a la paz dentro de nuestra comunidad edificamos y evitamos destruir la obra de Dios.
- Hacer todas las cosas con convicción y fe, y si sentimos duda alguna, evitarlas ya que pudieran entonces llevarnos a pecar.
Que Dios nos conceda vivir conscientes de estas cosas, pues de ese modo seremos de edificación dentro de nuestra iglesia, y esta, al vivir en amor y en armonía, será canal de bendición para atraer incrédulos al evangelio.
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