Día 325 | Hechos 27 – 28
Hoy llegamos al final de este libro maravilloso donde hemos visto los hechos portentosos de Dios en los inicios de la Iglesia a través del ministerio del Espíritu Santo.
Pablo es embarcado hacia Roma junto a sus compañeros (aparentemente Lucas iba en este grupo pues se incluye en la narrativa) y Julio, un centurión, entre otros. Durante todo el camino vemos que, a pesar de los vientos contrarios y las tormentas huracanadas que se encontraron, Dios los lleva con bien hasta Roma. Al fin Pablo llegaría a esta ciudad, pero no como él había pensado, sino como prisionero. Los planes de Dios no son los nuestros.
Algunas cosas que me llamaron la atención de la narrativa de hoy:
Dios cuida soberanamente a sus siervos
- El centurión trataba a Pablo con benevolencia y le permitía ver y ser atendido por sus amigos (v. 27:3).
- Todos estuvieron a punto de morir en …
Hoy llegamos al final de este libro maravilloso donde hemos visto los hechos portentosos de Dios en los inicios de la Iglesia a través del ministerio del Espíritu Santo.
Pablo es embarcado hacia Roma junto a sus compañeros (aparentemente Lucas iba en este grupo pues se incluye en la narrativa) y Julio, un centurión, entre otros. Durante todo el camino vemos que, a pesar de los vientos contrarios y las tormentas huracanadas que se encontraron, Dios los lleva con bien hasta Roma. Al fin Pablo llegaría a esta ciudad, pero no como él había pensado, sino como prisionero. Los planes de Dios no son los nuestros.
Algunas cosas que me llamaron la atención de la narrativa de hoy:
Dios cuida soberanamente a sus siervos
- El centurión trataba a Pablo con benevolencia y le permitía ver y ser atendido por sus amigos (v. 27:3).
- Todos estuvieron a punto de morir en este naufragio, pero Dios los salvó a todos por la presencia de Pablo. Dios tenía un plan con su siervo.
- El plan de los soldados era matar a los presos cuando estaban en medio del naufragio, pero Dios usó al centurión para impedirlo (vv. 27:42-43). (¡No dudo que el centurión haya creído en Jesús!).
- Cuando llegaron a salvo a tierra después de la tormenta los habitantes de Malta «le mostraron toda clase de atenciones» (v. 28:2). Durante su estadía allí les trataron con respeto y les proveyeron todo lo que necesitaban (v. 28:10).
- Cuando Pablo llegó a Roma el centurión lo entregó al prefecto militar y éste le permitió vivir con libertad restringida, viendo y reuniéndose con sus amigos y hermanos.
Dios es soberano en su trato con nosotros, y todo lo que Él permite y orquesta en nuestras vidas cumple Sus propósitos.
- Evalúa tu propia vida. ¿De qué formas has visto el cuidado, la protección y la dirección de Dios? ¿Cómo has visto a Dios cumplir Sus propósitos a través de Sus tratos contigo?
Debemos usar todas las circunstancias de nuestra vida para exaltar y servir a Dios
- Me llamó la atención la confianza de Pablo en el cuidado de Dios y cómo esto impactó a los demás que estaban naufragando. Él los exhortó y les dio ánimo; les animó a confiar y a comer.
- Mientras estuvo tres meses en Malta esperando para seguir su viaje a Roma Pablo ministro, ayudó y sanó a muchos.
- Dios tenía planeado que Pablo llegara a Roma y predicara desde allí. Dice la Palabra que aunque estuvo en arresto domiciliario durante dos años, pudo predicar con libertad y sin estorbo (vv. 28:30-31). Se piensa que desde allí escribió las epístolas a los Efesios, Colosenses, Filemón y Filipenses.
Aunque Pablo estaba preso, la Palabra de Dios no lo estaba.
- ¿Qué tan atenta estoy a traer una palabra de aliento o una oración a alguien que está en necesidad?
- ¿Qué tan dispuesta estoy para ver las necesidades a mi alrededor y servir a otros en todo momento, independientemente de mis circunstancias?
¡Qué veleidosos somos los seres humanos!
Cuando los habitantes de Malta acogieron a los náufragos con una hoguera y sucedió lo de la víbora, inmediatamente dudaron de Pablo y consideraron que quizás era un prófugo asesino y que la «diosa Justicia» ahora lo mataría, ya que había salido ileso del naufragio. Pero la Escritura dice que al ver que nada le pasó, ¡inmediatamente cambiaron de parecer y ahora pensaban que Pablo era un dios!
Cuando no conocemos al Dios verdadero somos tan ingenuos que creemos cualquier cosa. Estamos listos para atribuir gloria y poder a cualquier objeto o persona, o nos llenamos de supersticiones tratando de dar explicación a lo que no podemos entender.
Obviamente estos habitantes no conocían al Dios vivo. Pero no dudo que durante los tres meses que Pablo estuvo entre ellos sanando y (muy seguramente) predicando muchos vendrían a la fe en Jesucristo.
¡Dios no desperdicia nuestros desvíos cuando estamos atentos y disponibles!
Dios es soberano en la salvación
Los judíos en Roma también eran sordos y ciegos. Sus corazones estaban endurecidos y no podían ver ni entender lo que Dios estaba haciendo. Se enojaron al ver que los gentiles compartían la esperanza de Israel. Esto no detuvo a Pablo, quien siguió predicando sin estorbo y Dios trajo la salvación a cuantos Él quiso.
A nosotros nos toca compartir el mensaje. A Dios le corresponde salvar.
¡Su obra continua!
Dios sigue llevando su mensaje de salvación hoy a través de la Iglesia, por el poder del Espíritu Santo. Todos los que hemos sido salvos debemos estar dispuestos a vivir para proclamar el evangelio y aun estar dispuestas (como aquellos primeros apóstoles y discípulos) a morir por Cristo.
Tenemos el mismo poder del Espíritu a nuestro favor. Lo hacemos bajo Su autoridad y con Su ayuda. ¿Qué nos detiene?
«Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra.Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo». –Mateo 28:18
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