Día 322 | Hechos 20 – 21
Pablo continúa su viaje misionero dirigido por el Espíritu Santo, acompañado de varios hombres que se iban sumando, incluyendo a Lucas, el autor de este libro. En todo lugar donde iba no solo evangelizaba, sino que animaba y exhortaba a los hermanos y las iglesias establecidas. Hoy leemos acerca de su empeño en llegar hasta Jerusalén a pesar de las dificultades que vendrían, ya que quería entregar el dinero recolectado en las iglesias gentiles de Macedonia.
Algunos conceptos que quiero resaltar hoy:
Hambre de Dios
Me maravilla ver cómo estos hermanos se pasaban largas horas escuchando a Pablo enseñar y hablar hasta altas horas de la noche, al punto que uno se quedó dormido y se cayó por un tercer piso y se mató. Dios muestra Su poder y lo revive, ¡y ni siquiera un evento como este pudo «romper la taza» para terminar la reunión, sino que el grupo …
Pablo continúa su viaje misionero dirigido por el Espíritu Santo, acompañado de varios hombres que se iban sumando, incluyendo a Lucas, el autor de este libro. En todo lugar donde iba no solo evangelizaba, sino que animaba y exhortaba a los hermanos y las iglesias establecidas. Hoy leemos acerca de su empeño en llegar hasta Jerusalén a pesar de las dificultades que vendrían, ya que quería entregar el dinero recolectado en las iglesias gentiles de Macedonia.
Algunos conceptos que quiero resaltar hoy:
Hambre de Dios
Me maravilla ver cómo estos hermanos se pasaban largas horas escuchando a Pablo enseñar y hablar hasta altas horas de la noche, al punto que uno se quedó dormido y se cayó por un tercer piso y se mató. Dios muestra Su poder y lo revive, ¡y ni siquiera un evento como este pudo «romper la taza» para terminar la reunión, sino que el grupo siguió reunido conversando hasta el amanecer!
Al leer esto pienso en nuestra cultura evangélica de hoy, sobre todo en los EE. UU. Estamos acostumbrados a «sermonettes» de 30 - 40 min y, si el pastor se prolonga ¡nos enojamos porque se nos trastornan los planes! Oh que Dios nos dé un hambre insaciable de hablar de Él y de Su Palabra y de regocijarnos con los testimonios de Su obrar, al punto de que no queramos terminar.
El amor entre los hermanos
Me cautiva ver el cuidado de Pablo por las iglesias y los hermanos, y el amor de ellos hacia él.
Cuando se despide de los ancianos de Éfeso en Mileto podemos casi palpar el amor entre ellos. Igualmente ocurre cuando se despiden de los hermanos en Tiro. Fueron hasta la playa y allí se arrodillaban, oraban y se abrazaban. La escritura dice que todos lo acompañaron para despedirse: hombres, mujeres y niños (v. 21:5). ¡Dios había derramado tanto amor entre ellos a través de Su Espíritu y eran personas que ellos recién conocían! Ya no eran griegos o judíos, ahora eran una sola familia y Dios había puesto un amor entrañable entre ellos; oraban unos por otros, se cuidaban y se animaban.
Leemos acerca de la hospitalidad de Felipe y su familia en Cesarea, y los judíos en Jerusalén, quienes con regocijo y amor les reciben y les aconsejan purificarse por amor a los hermanos creyentes judíos que se habían convertido pero que aún guardaban la ley. Esto mostraba amor hacia Pablo y hacia los hermanos judíos también.
El mundo y sus afanes y la cultura moderna ha apagado un poco ese amor genuino y ese cuidado entre los hermanos. El individualismo y las diversas «tribus» evangélicas han contribuido al distanciamiento y al enfriamiento del amor práctico.
- ¿De qué formas prácticas podemos emular estas demostraciones de amor con los hermanos y hermanas de nuestras iglesias hoy?
Algunas cosas que podemos aprender del discurso de Pablo en Miletos:
Este discurso de Pablo recoge muchas de las ideas que leemos en sus epístolas acerca de su ministerio y las responsabilidades pastorales.
- Servir al Señor y consagrar nuestras vidas a Él no evita que tengamos pruebas y lágrimas. Pablo sirvió al Señor con humildad y devoción y aun así fue blanco de las intrigas de los judíos.
- Debemos enseñar y discipular a otros con todo el consejo de Dios en todo tiempo. Pablo enseñaba tanto públicamente como de casa en casa, tanto a judíos como a griegos, sobre el arrepentimiento y la gracia que tenemos en Cristo. Por esto pudo tener la conciencia tranquila y saber que era inocente de la sangre de todos (v. 20:26).
- Debemos obedecer la guianza del Espíritu Santo sin importar las consecuencias. Pablo fue alertado por el Espíritu directamente y a través de otros (Agabo entre ellos) sobre las cadenas que le vendrían pero, al igual que Cristo, «quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, despreciando la vergüenza» (Hebreos 12:2), él estaba determinado a hacer la voluntad de Dios; afirmó su rostro para continuar el camino que se había propuesto (ver Lucas 9:51).
- Cumplir con la misión que Dios nos ha encomendado debe ser más valioso que la vida misma (v. 20:24), como bien nos enseñó Jesús: «Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de Mí y del evangelio, la salvará» (Marcos 8:35).
- Los pastores deben estar alertas y cuidar de su congregación porque hay lobos feroces, aún en medio de la iglesia.
- Pablo encomendó a los discípulos a Dios y a Su Palabra, confiando en que la Palabra era suficiente para edificarlos y santificarlos. Él no los volvería a ver, pero confiaba que Su Palabra sería suficiente. Cuando discipulamos a alguien es importante saber y recordar que nuestros discípulos tienen un mejor maestro, Jesús, aplicando la Palabra a través del Espíritu Santo.
- Pablo no codició las riquezas de este mundo; él simplemente se ganaba la vida trabajando para poder suplir sus necesidades y las de sus colaboradores. Lo hizo así para no ser tropiezo para el mensaje. Y aparte de cubrir sus necesidades, también ayudaba a los más pobres. Este es un llamado para todo creyente:
«Pero en cuanto al amor fraternal, no tienen necesidad de que nadie les escriba, porque ustedes mismos han sido enseñados por Dios a amarse unos a otros. Porque en verdad lo practican con todos los hermanos que están en toda Macedonia. Pero les instamos, hermanos, a que abunden en ello más y más, y a que tengan por su ambición el llevar una vida tranquila, y se ocupen en sus propios asuntos y trabajen con sus manos, tal como les hemos mandado…». –1a Tesalonicenses 4:9-11 (énfasis añadido)
«El que roba, no robe más, sino más bien que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga qué compartir con el que tiene necesidad».–Efesios 4:28 (énfasis añadido)
Pablo fue un testigo, siervo, mayordomo y mensajero fiel. ¿Cómo te reta su vida y testimonio?
La voluntad de Dios siempre será el lugar correcto… aunque sea doloroso
Pablo sabía que le esperaban circunstancias difíciles en Jerusalén, pero él estaba convencido de que Dios lo quería allí. Personas que lo amaban y querían lo mejor para él se quisieron interponer en su camino para «salvarlo» (el profeta Agabo, y otros hermanos), al punto de llorar al ver el destino que le esperaba. Pablo no se dejó persuadir.
Es humano no querer que las personas que queremos sufran, y vamos a querer librarlas de los peligros y de las circunstancias difíciles. Pero cuando los hijos de Dios están en comunión íntima con Dios a través de la Palabra y la oración, y están dispuestos a vivir una vida consagrada de auto negación, ellos sabrán qué es lo que Dios quiere para ellos, y aunque sea doloroso estarán dispuestos y gozosos a enfrentarlo para glorificar a Dios.
Cuando Cristo le dijo a Pedro lo que le esperaba, este le dijo, «¡Quítate de delante de Mí, Satanás! Me eres piedra de tropiezo; porque no estás pensando en las cosas de Dios, sino en las de los hombres» (Mateo 16:23).
No nos dejemos usar por Satanás al querer librar a una persona amada de los planes que Dios tiene para él o ella. Los caminos y planes de Dios siempre son los mejores, aún si están pavimentados de sufrimiento.
La atadura de las tradiciones
Pablo había observado la recomendación de los ancianos que le aconsejaron purificarse en el templo, por amor a los judíos creyentes, para que ellos vieran que Pablo guardaba la ley también. Se esforzaron en apaciguar a los judíos y desmentir sus murmuraciones acerca del ministerio de Pablo, quien en ningún modo mandaba a los judíos a abandonar sus prácticas.
Sin embargo, a veces nuestras buenas intenciones no son suficientes. Los judíos celosos de la ley quienes ya se habían hecho una idea de Pablo y tenían sus corazones contra él, alborotaron a toda la ciudad acusándolo injustamente de entrar griegos al templo y todos querían matarlo. Pero Dios estaba aún en control, y todo esto fue el inicio de su camino hacia Roma, cumpliendo los propósitos de Dios con su vida.
Muchas veces las tradiciones y creencias están tan arraigadas en nosotros que no somos capaces de aceptar algo nuevo que las vuelva inútiles o innecesarias. Nos atemoriza la idea de dejar ir lo que antes creíamos, sobre todo si nuestra mente no ha sido iluminada totalmente aun por la nueva verdad que reemplaza la anterior. En nuestra humanidad esto provoca resistencia, y estos judíos celosos de la ley estaban dispuestos a matar a Pablo por ello.
- ¿Te has visto alguna vez en un lugar similar al de Pablo donde todos piensan mal acerca de ti injustamente?
- ¿Te has visto en la posición de los judíos, negada a aceptar una nueva enseñanza que amenaza tus creencias y tradiciones de toda la vida?
- En cualquiera de estos casos, ¿cómo has respondido?
Mañana hablaremos acerca de cómo Dios defiende a Pablo de esta turba…
¿Qué otras cosas resaltarías tú de la lectura de hoy?
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