Día 321 | Hechos 18 – 19
Pablo continúa en su segundo viaje misionero acompañado de Silas y Timoteo. Viajan a Corinto, Siria, Éfeso, y Jerusalén. Desde allí vuelve a salir en su tercer viaje para fortalecer a las iglesias y, de acuerdo a la dirección del Espíritu Santo, permanece en las diferentes ciudades días, semanas o hasta años. Pablo y sus acompañantes continúan predicando y persuadiendo a judíos en las sinagogas y a los griegos. Pocos judíos creían y muchos continuaban oponiéndose al mensaje y Pablo volvía a proponerse ir a los gentiles (vv. 18:6).
Priscila, Aquila & Apolos
Este matrimonio era de origen judío y acababan de mudarse a Corinto. Venían de Roma de donde fueron echados por el emperador Claudio. Al igual que Pablo, confeccionaban tiendas de campaña para sustentarse y ofrecieron hospitalidad a Pablo en su hogar mientras estuvieron en Corinto. Era una pareja consagrada al Señor que se convirtieron en colaboradores del …
Pablo continúa en su segundo viaje misionero acompañado de Silas y Timoteo. Viajan a Corinto, Siria, Éfeso, y Jerusalén. Desde allí vuelve a salir en su tercer viaje para fortalecer a las iglesias y, de acuerdo a la dirección del Espíritu Santo, permanece en las diferentes ciudades días, semanas o hasta años. Pablo y sus acompañantes continúan predicando y persuadiendo a judíos en las sinagogas y a los griegos. Pocos judíos creían y muchos continuaban oponiéndose al mensaje y Pablo volvía a proponerse ir a los gentiles (vv. 18:6).
Priscila, Aquila & Apolos
Este matrimonio era de origen judío y acababan de mudarse a Corinto. Venían de Roma de donde fueron echados por el emperador Claudio. Al igual que Pablo, confeccionaban tiendas de campaña para sustentarse y ofrecieron hospitalidad a Pablo en su hogar mientras estuvieron en Corinto. Era una pareja consagrada al Señor que se convirtieron en colaboradores del evangelio junto a Pablo. Ellos habían entendido el mensaje de salvación a través del sacrificio de Cristo, y con humildad, verdad y amor apartan a Apolos, un judío proveniente de Egipto, para explicarle mejor el camino de Dios. Apolos era un erudito de las escrituras, posiblemente del Antiguo Testamento, era un hombre elocuente y sabio que enseñaba con precisión lo que sabía de Jesús.
A la luz de lo que leímos sobre esta pareja yo me pregunto (y te invito a evaluarte también):
- Cuando veo alguna hermana en un error o débil en algún área, ¿la critico o me acerco humildemente a ella para ayudarla a entender lo que no comprende? Y si yo soy esa hermana que no comprende, ¿qué tan abierta soy a ser enseñada? Apolos, siendo un hombre elocuente y sabio se dejó enseñar por esta pareja, lo cual lo ayudó a ser aún más efectivo en su ministerio después. ¡Oremos que Dios nos dé un corazón enseñable sin importar cuán preparadas o capacitadas nos consideremos!
- ¿Qué tan dispuesta estaría yo de hospedar indefinidamente en mi casa a un hermano desconocido? La hospitalidad era algo muy valorado en las escrituras. Ellos no solo hospedan a Pablo, pero también los vemos abrir su hogar para los hermanos cuando regresan a Roma (Romanos 16:3-5).
- Siempre que leo este tipo de relatos siento la convicción de desear privacidad y comodidad y me reta a mostrar más amor sacrificial siendo hospitalaria. ¿Y tú?
- ¿Estás casada con un creyente? Al igual que Priscila y Aquila, ¿cómo pueden usar su matrimonio para contribuir con la expansión del evangelio?
¿Dos tipos de bautismo?
De acuerdo a la narración de Aquila y Priscila con Apolos (v.18:25) y la pregunta que le hiciera Pablo a los discípulos de Éfeso (v.19:2) parecería que hay dos tipos de bautismo:
- Bautismo con agua (el que hacía Juan el Bautista para arrepentimiento)
- Bautismo del Espíritu Santo
En el caso de Apolos, él parecía ser muy instruido en las escrituras y era un maestro bueno y fervoroso, pero tenía áreas débiles. Quizás ignoraba acerca de la resurrección de Jesús.
En el caso de los discípulos de Éfeso aparentemente habían «creído» pero ni siquiera habían oído hablar del Espíritu Santo. Quizás desconocían acerca de la vida, muerte y resurrección de Jesús y sus implicaciones. ¿Quiere esto decir que uno puede arrepentirse, creer y ser salvo sin recibir el Espíritu Santo?
Hay muchas posiciones e interpretaciones sobre este asunto y no pretendo adentrarme en ellas. Una cosa sabemos y es que el Espíritu Santo viene a morar en el creyente cuando este cree para salvación, y el bautismo es un único evento.
¿Entonces cómo interpretar o aplicar este concepto? Te invito a profundizar más leyendo comentarios sólidos pero aquí te dejo una posible aplicación de este principio para nosotras hoy:
Seguramente todas conocemos personas que dicen creer intelectualmente, saben que son pecadoras y creen en Cristo y en su sacrificio, sin embargo no vemos el poder del Espíritu Santo obrando en sus vidas, ni frutos que evidencien la salvación. Quizás estas personas no han nacido de nuevo y aún no son regeneradas. Ellas necesitan recibir el Espíritu Santo y creer para salvación.
Creo que a la luz de esta realidad el llamado de Pablo para los Corintios es pertinente para nosotras hoy:
«Pónganse a prueba para ver si están en la fe. Examínese a sí mismos. ¿O no se reconocen a ustedes mismos de que Jesucristo está en ustedes, a menos de que en verdad no pasen la prueba?». –2 Cor. 13:5
Si hay algo de lo que queremos estar seguras es de si realmente estamos en Cristo, si el Espíritu Santo está en nosotras y si viviremos eternamente con Él.
«El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios». –Romanos 8:16
La luz dispersa las tinieblas
Hoy leemos que la iglesia se establece en Éfeso (hoy día Turquía). En esta ciudad se encontraba el templo de Artemisa (¡una de las siete maravillas de la antigüedad!) y, entre otros muchos dioses, allí se adoraba a la diosa Diana, o Artemisa, una de las divinidades más reverenciadas de aquel lugar. Por otro lado, los judíos también llevaban a cabo exorcismos de demonios, algo que contrastaba con la actividad del Espíritu Santo a través de Pablo y que ellos no podían reproducir.
Los efesios estaban orgullosos del templo y su diosa, y su sustento económico estaba muy ligado a este culto. Se fabricaban estatuillas del templo y la diosa. Los fabricantes de estos artículos, entre ellos Demetrio, se enfurecieron al ver el alboroto que «el Camino» (el mensaje del evangelio) había traído a la ciudad, ya que muchas personas habían sido persuadidas acerca del verdadero Dios. Muchos creyeron y se llenaron de temor, poniendo su fe en Jesucristo. Los artífices y el pueblo se llenaron de ira contra los mensajeros, ya que estas enseñanzas ponían en peligro su negocio de templos de plata y otros objetos paganos de adoración.
Me llama la atención el comportamiento de la multitud, ya que como suele suceder en los tumultos, muchos se unían a los disturbios sin saber realmente por qué estaban rebelándose.
Esta narración me recuerda a mi suegra. Ella nació en Cuba, y como buena cubana ella creía en todo tipo de lectura de cartas, «trabajos», y además tenía un altar con santos que llevaba donde quiera que iba (San Lázaro, Santa Bárbara, la virgen de la Caridad del Cobre, etc.). El día que se convirtió ella literalmente botó todos sus santos en el bote de basura. Cuando ella puso su confianza en Jesucristo inmediatamente tuvo la fe suficiente de dejar de aferrarse a estos diosesitos hechos por manos humanas y poner su confianza en el Dios creador del cielo y de la tierra.
Así que cuando leo este relato de Éfeso puedo imaginarme esto que sucedió con mi suegra sucediendo a gran escala. Dice el texto que las personas sacaban estos objetos y «los quemaban a la vista de todos» (v. 19:19). ¡Satanás no estaría nada contento!
«Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de Su Hijo amado…». –Col 1:13
- ¿A qué dioses te aferras en lugar de Jesucristo? ¿Qué debes abandonar para poner tu fe en el único Dios verdadero?
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