Día 318 | Hechos 12 – 13
La persecución arrecia
Hoy vemos la persecución arreciar, al punto de dar muerte a Jacobo, el hermano de Juan. En su intento de continuar agradando a los judíos, Herodes encarcela a Pedro y redobla la custodia. En su soberanía y sabiduría Dios permitió la muerte de Jacobo pero libró a Pedro. Él mandó un ángel para liberarlo en respuesta a las oraciones fervientes del pueblo (v. 12:5). Nadie puede contra Dios. Lejos de obstaculizar la propagación del evangelio, todos estos acontecimientos contribuyen para acelerarlo. La palabra del Señor continuaba creciendo y multiplicándose.
¿Estás en una situación desesperada? Clama a Él ferviente y desesperadamente. Él escucha nuestras oraciones. Nada obstaculiza sus propósitos ni Sus planes.
«En mi angustia invoqué al Señor, y clamé a mi Dios; desde Su templo oyó mi voz, y mi clamor delante de Él llegó a Sus oídos... Extendió la mano desde lo alto y me tomó; …
La persecución arrecia
Hoy vemos la persecución arreciar, al punto de dar muerte a Jacobo, el hermano de Juan. En su intento de continuar agradando a los judíos, Herodes encarcela a Pedro y redobla la custodia. En su soberanía y sabiduría Dios permitió la muerte de Jacobo pero libró a Pedro. Él mandó un ángel para liberarlo en respuesta a las oraciones fervientes del pueblo (v. 12:5). Nadie puede contra Dios. Lejos de obstaculizar la propagación del evangelio, todos estos acontecimientos contribuyen para acelerarlo. La palabra del Señor continuaba creciendo y multiplicándose.
¿Estás en una situación desesperada? Clama a Él ferviente y desesperadamente. Él escucha nuestras oraciones. Nada obstaculiza sus propósitos ni Sus planes.
«En mi angustia invoqué al Señor, y clamé a mi Dios; desde Su templo oyó mi voz, y mi clamor delante de Él llegó a Sus oídos... Extendió la mano desde lo alto y me tomó; me sacó de las muchas aguas. Me libró de mi poderoso enemigo, y de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo». –Salmos 18:6, 16-17
Muerte de Herodes
Muchos adoraban a Herodes, y al verlo sentado allí en su trono con sus ropas reales gritaban, «¡Voz de dios y no de hombre es esta!». Pero Dios es un Dios celoso, y Él no comparte su gloria con nadie. Un ángel del Señor lo hirió y murió comido por gusanos (vv.12:22-23).
Siempre debemos tener claro quienes somos nosotros y quién es Dios. Las personas son muy proclives a hacer ídolos de hombres y el deber de todos los que están en posición de influencia es apuntar al Único que merece toda gloria. Nuestra naturaleza humana necesita y a veces requiere y hasta exige la honra y la reverencia, pero la llenura del Espíritu y la gracia de Dios nos ayuda a atribuir fielmente a Dios todo honor y gloria.
Ayer leímos que cuando Pedro llegó donde Cornelio, éste salió a recibirlo y se postró a sus pies, y lo adoró. La respuesta de Pedro es digna de imitar: «ponte de pie; yo también soy hombre» (v. 10:25-26).
Ningún hombre o mujer debe cultivar, necesitar o exigir (ni siquiera sutilmente) la aprobación/adoración de los demás. Más bien debe resistir esta tentación, rechazarla, y apuntar a Jesucristo.
«No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a Tu nombre da gloria, por Tu misericordia, por Tu fidelidad». –Salmos 115:1
Comienzan los viajes misioneros de Pablo (ver mapa debajo)
En el capítulo 13 vemos cómo inician los viajes misioneros de Pablo. Me gustaría resaltar varias cosas:
1. La iglesia de Antioquia creció y tenía varios líderes (profetas y maestros) dirigidos totalmente por el Espíritu Santo. Estaba compuesta mayormente de gentiles. En medio de la oración y ayuno, el Espíritu les guiaba hacia los próximos pasos. Es así como apartaron a Bernabé y a Saulo para la obra misionera. Oraron, ayunaron, impusieron manos sobre ellos y los enviaron. ¡Más que la iglesia, los envió el Espíritu Santo! La iglesia simplemente obedeció.
¡Cuánto podemos aprender de estos creyentes y de su forma de hacer ministerio! No se movían sin orar y ayunar y cuando Dios les guiaba a hacer algo no tardaban en hacerlo. Seguramente Pablo y Bernabé eran muy útiles y necesarios en aquella iglesia que crecía cada vez más, sin embargo esto no impidió que los enviaran. Dios era el comandante en jefe de esta misión y ellos solo eran obedientes.
2. Pablo y Bernabé (con Juan Marcos de ayudante) salen hacia Chipre, Pafos, Perge de Panfilia y Antioquia de Pisidia y en todo lugar proclamaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos.
La obra de Dios siempre va a encontrar oposición. En Chipre un mago o falso profeta judío llamado Barjesus («hijo de Jesús») les hizo oposición tratando de impedir que le predicara al procónsul, quien deseaba oír la Palabra de Dios. Al igual que vimos ayer con Pedro y el mago en Cesarea, Pablo tuvo el discernimiento necesario para ver que este hombre era más bien «hijo del diablo» y que estaba lleno de engaño. Lejos de evitar la conversión de Sergio, lo que ocurre con el mago (se quedó ciego cuando Pablo lo maldijo) hizo que el procónsul quedara maravillado y creyera.
Dios usa hasta las artimañas de Satanás para avanzar Su obra.
3. Los judíos y los hombres temerosos de Dios escuchaban el mensaje de Pablo con interés. Pablo les hizo un recuento de la historia del pueblo de Israel desde su esclavitud en Egipto y como Dios había prometido un salvador que los justificaría por fe. Este salvador haría lo que la ley no pudo hacer a través de Moisés, cumpliéndose esta profecía en la persona de Jesús.
Aunque muchos judíos y prosélitos (gentiles convertidos al judaísmo) creyeron, cuando los judíos vieron lo que estaba ocurriendo«se llenaron de celo» y contradecían todo lo que ellos enseñaban. ¡Los celos no nos permiten ver el obrar de Dios! Instigaron a todos a expulsarlos de la región. Pablo y Bernabé hicieron lo que Jesús les recomendará a sus discípulos cuando los envió de dos en dos a predicar:
«En cualquier lugar que no los reciban ni los escuchen, al salir de allí, sacúdanse el polvo de la planta de los pies en testimonio contra ellos». –Marcos 6:11
Pablo y Bernabé cumplieron con llevar la Palabra de Dios primero a los judíos, pero como ellos la rechazaron, se volvieron a los gentiles. Estos se regocijaban en la Palabra y crecían «todos cuantos estaban ordenados a vida eterna» (v. 13:48);confirmando la doctrina que enseña que Dios eligió desde antes de la fundación del mundo a los que serán salvos.
Las ramas fueron desgajadas para que nosotros, los gentiles, fuéramos injertados (ver Romanos 11:11-24). ¡Alabado sea Dios por Su gran misericordia!
4. Por razones desconocidas, Juan Marcos se apartó de ellos y volvió a Jerusalén (v. 13:13). Sabemos que hubo un conflicto o desacuerdo entre ellos, pero sabemos que más adelante volvieron a ministrar juntos (ver Col 4:10; 2a Tim. 4:11; Filemón 1:24). Hay ocasiones en que los diversos puntos de vista mueven a dos siervos en direcciones opuestas, pero continúan sirviendo para el mismo reino. Esta historia entre Pablo y Marcos muestra que en Cristo la reconciliación siempre es posible.
- ¿De qué manera has visto a Satanás obstaculizando el obrar de Dios en tu propia vida? ¿Cómo has visto a Dios glorificarse en estas situaciones?
- La Palabra nos anima a orar sin cesar, en todo tiempo. ¿Hemos visto en esta narrativa el poder que Dios pone a nuestra disposición cuando oramos fervientemente?
- ¿Cómo te anima a cultivar tu vida de oración?
- ¿Qué te ha enseñado el Señor sobre Él mismo y sobre la forma en cómo Él obra a través de estos relatos históricos? ¡Comparte debajo!
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