Día 309 | Juan 12 – 13
Quiero resaltar algunas enseñanzas de la lectura de hoy:
Dios se merece nuestra adoración más costosa
Cuando pensamos en adoración imaginamos estar en una iglesia cantando con el equipo de adoración. Sin embargo, adorar a Dios no se limita a cantar himnos en la iglesia o en nuestra casa. Adorar a Dios implica sacrificio, sacrificar lo que más valoramos y entregarlo a Él.
Hoy vemos a Marta de nuevo sirviendo en la cena que hicieron a Jesús y a sus discípulos unos días antes de la pascua. Esa era su forma de adorarlo. Maria, por otro lado, en esta ocasión adoró tomando 300 gramos de nardo puro para verterlo a los pies de Jesús (vv. 12:1-3). El costo de aquel perfume era equivalente a un año de salario para un jornalero.
Cuando adoramos a Dios de manera sacrificial, al igual que la fragancia del perfume que inundó aquel lugar, la …
Quiero resaltar algunas enseñanzas de la lectura de hoy:
Dios se merece nuestra adoración más costosa
Cuando pensamos en adoración imaginamos estar en una iglesia cantando con el equipo de adoración. Sin embargo, adorar a Dios no se limita a cantar himnos en la iglesia o en nuestra casa. Adorar a Dios implica sacrificio, sacrificar lo que más valoramos y entregarlo a Él.
Hoy vemos a Marta de nuevo sirviendo en la cena que hicieron a Jesús y a sus discípulos unos días antes de la pascua. Esa era su forma de adorarlo. Maria, por otro lado, en esta ocasión adoró tomando 300 gramos de nardo puro para verterlo a los pies de Jesús (vv. 12:1-3). El costo de aquel perfume era equivalente a un año de salario para un jornalero.
Cuando adoramos a Dios de manera sacrificial, al igual que la fragancia del perfume que inundó aquel lugar, la fragancia de nuestra entrega va a impactar nuestro entorno.
- ¿Qué es aquello que más atesoras y que le retienes a Dios?
- ¿De qué forma adoras a Dios con tu vida?
- Recuerda: la mejor ofrenda es nuestra propia vida (Romanos 12:1).
Jesús conoce las intenciones más profundas de nuestro corazón
Ante la adoración extravagante de Maria, Judas se ofendió al ver el «desperdicio» del perfume en lugar de haberlo vendido y para dar el dinero a los pobres. Pero Jesús pudo ver el corazón detrás de sus palabras y saber que en realidad Judas no hablaba motivado por compasión de los pobres sino porque robaba el dinero del grupo. Igual pudo saber cómo Pedro lo negaría aunque el mismo Pedro pensaba lo contrario.
- ¿Hay algo en tu vida qué piensas que puedes esconder de Dios, o piensas que puedes engañarlo?
No podemos ocultar nada de Su mirada. Él conoce nuestras verdaderas motivaciones, aun las que están ocultas para nosotras.
El llamado del discípulo es morir
Jesús deja una enseñanza muy clara en los evangelios: El que desee seguirlo debe amarlo a Él más que a su propia vida; debe estar dispuesto a perderla para ganarlo a Él.
Cuando nos aferramos a las cosas temporales de este mundo no podemos alcanzar la plenitud que Él nos promete. Es cuando perdemos la vida (cuando rendimos nuestros sueños, pasiones, deseos, aun la vida misma) que realmente la ganamos, porque la verdadera vida, la vida abundante, se encuentra en seguir el camino estrecho que nos lleva hacia Él. Lo «peor» que nos pudiera suceder desde nuestra perspectiva humana sería la muerte física, pero aun ésta nos lleva a Su presencia.
- ¿De qué manera o en qué circunstancia o relación te está llamando Dios a morir a ti misma?
Únicamente Dios es capaz de abrir los ojos e iluminar el entendimiento para que creamos en Él
Muchos veían Sus milagros y aún no creían. Hasta los mismos discípulos no entendieron cosas hasta después que Jesús fue glorificado. Los fariseos se negaban a reconocer Su identidad como Mesías aun después de ser testigos de la resurrección de Lázaro. Todo esto vino a comprobar la profecía de Isaías (Is. 6:10).
Sin embargo, leemos que algunos gobernantes creyeron, pero no lo confesaban por temor a los fariseos (12:42-43). Y este texto en particular me impacta: «Porque amaban más el reconocimiento de los hombres que el reconocimiento de Dios» (12:43).
Muchas veces el temor al hombre no nos permite ser libres para vivir para Él. Que triste que el temor a perder la aprobación de los demás nos impide confesar y practicar nuestra fe en Dios, o hacer lo correcto (ver Mateo 14:6-11).
- ¿Alguna vez te has visto en una situación parecida?
- Al final todos seremos juzgados por la Palabra de Dios; los creyentes y los que no creyeron.
Jesús es nuestro ejemplo supremo de humildad
Jesús mostró con su ejemplo cómo debe lucir la autoridad bíblica: un líder-siervo. Él modeló para los discípulos como un líder debía servir a los demás. Lavar los pies polvorientos (una tarea reservada para esclavos o personas de rango inferior) era una forma de mostrar esto de manera tangible, y dejarles un ejemplo de cómo debían servirse unos a otros.
Él pudo hacer esto porque estaba seguro de Su identidad; sabía que era el Hijo de Dios y no tenía nada que probar. Su Padre le había entregado todas las cosas. Sin embargo, Él dejó Su lugar de honor hasta rebajarse al nivel más bajo (Fil. 2:1-11).
Nosotras también conocemos nuestro valor en Cristo. Por eso podemos servir a otros sin interés de ejercer señorío sobre ellos ni sentirnos menos porque les servimos. Nancy acostumbra decir que nada nos hace lucir más como Cristo que cuando servimos a los demás.
- Debemos estar dispuestas a servir a los demás, a «lavar pies», y también a dejar que nos laven los nuestros. Hace falta humildad para ambas cosas.
El amor es la característica sine qua non del cristiano
Amar a los hermanos es un mandamiento, no es una sugerencia. Esa sería la forma como los cristianos serían identificados: por el amor que manifiestan unos hacia otros. ¡Cuánta falta nos hace hoy en día este amor incondicional, práctico, entre los hijos de Dios! Hoy en día somos conocidos más por las denominaciones, criterios, ideas, juicios y prejuicios que por nuestro amor. Formamos «tribus» formadas por el odio común más que por lo que amamos.
Dios nos ayude a amar a otros como Él nos amó a nosotros, y a atraer a otros que no lo conocen mientras manifestamos Su amor y misericordia.
«Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor». –1 Juan 4:7-8
- ¿Cómo puedes crecer en amor hacia los demás? ¿Qué pasos prácticos debes dar o qué actitudes debes cambiar?
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