Día 304 | Juan 1 – 3

Llegamos a Juan y luego de haber visto los anteriores evangelios nos damos cuenta de que Juan narra la vida de Jesús de una manera diferente. Los demás evangelistas van describiendo los sucesos como cuando narras un evento desde diferentes puntos de vista. No se contradicen, sino que dan detalles diferentes del mismo hecho. Pero Juan no está enfocado en presentar tanto los eventos, si no a la persona de Jesús como Dios entre nosotros. Este es un versículo que describe la naturaleza de Jesús: «En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres». –Juan 1:4-5

Jesús es la Palabra de Dios hecha hombre, el que es la resurrección y la vida, la puerta, la vid verdadera, la luz del mundo, el buen pastor, el pan de vida, el camino y la verdad.

En el principio

¿No te parece muy familiar la forma en cómo Juan inicia? Nos recuerda el comienzo en Génesis, cuando nada existía y «de la nada Dios creó con su Palabra». Juan nos dice que en ese principio era el Verbo (Jesús), y que el Verbo era con Dios y el verbo era Dios. Juan nos está diciendo que Jesús es el agente creador del universo, que creó todas las cosas y que vino a habitar con los hombres. ¡El Emmanuel, «Dios con nosotros», prometido por Isaías más de 700 años antes, morando entre los hombres! Él es la luz y esa luz resplandece en las tinieblas (por eso Él es la luz del mundo, Juan 8:12). Pero aún más, es el Verbo que murió para darnos vida y que Apocalipsis 19 nos dice que regresará triunfante con sus vestiduras rojas como recordatorio de que nos compró para Él en la cruz:

 «Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS». «Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES».

Juan revela la incredulidad de nuestros corazones. «La luz vino al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz». Él no fue recibido por los hombres, el mundo no le conoció, solamente aquellos a quienes Dios ha llamado a ser sus hijos, engendrados por Él, nacidos del Espíritu de Dios. 

Y ese Verbo, la Palabra viva de Dios, habitó entre nosotros. 

• Esta Palabra que hoy tienes en tus manos es la Palabra de Cristo mismo, ella es el testimonio de su vida, muerte y resurrección. El testimonio de su poder para mostrarnos el pecado, para llevarnos a rendir toda nuestra vida a Dios y que tiene el poder de llevarnos de las tinieblas a la luz. Juan dio testimonio de esto al decir que Cristo es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (1:29). 
• ¿Es la Palabra de Dios la autoridad máxima en mi vida?, ¿puedes ver que ella te muestra a Cristo y que ella es la lámpara para tu vida y tu única autoridad?
• ¿Has dejado que otras filosofías, corrientes de pensamiento, la cultura misma marquen el camino por el que debes andar o influyan en tus decisiones y tu manera de pensar? ¿Puedes detenerte y decir Señor, que Tu Palabra me ilumine y encuentre yo misericordia cuando no la he atesorado, cuando he tenido por poco leerla y buscar tu consejo?

Las bodas de Caná: Milagro y amor revelado

Jesús, su madre y discípulos se hallaban en un evento tan importante para la familia como lo es una boda. 

• Génesis inicia con una boda realizada por Dios mismo.
• Apocalipsis termina con las Bodas del Cordero.
• Y Jesús realiza su primer milagro público en la celebración de estas bodas. 

Definitivamente las bodas son importantes para Dios, y aunque Jesús dice que su hora no había llegado aún, Él complace amoroso la petición de su madre al convertir el agua en vino y librar de la vergüenza a aquella joven pareja que iniciaba su matrimonio.

El corazón compasivo de Jesús es puesto en evidencia al cuidar, al estar cercano y al ponerse en el lugar de los hombres, también al honrar a su madre complaciendo su petición. En esta cultura estas cosas eran importantes y Jesús no lo pasó por alto. Así Él tampoco pasa por alto las circunstancias de tu vida. 

Aún no había iniciado su ministerio, pero ésta era la antesala de darse a revelar a los hombres. Luego lo veremos en el templo indignado con lo que sucedía allí. Juan relata la primera de dos veces que Jesús limpia el templo de hombres que buscaban solo lo suyo, sacar ganancias y aumentar su avaricia usando un lugar sagrado. Por esa razón Jesús echó abajo sus mesas y todo tipo de mercadería diciendo: «Mi casa será llamada casa de oración». Marcos 11:15 y Mateo 21:18 nos muestran ese ángulo que el evangelio de Juan no nos relata en este momento y por eso se complementan. 

• ¿Qué significa para mí la casa del Señor? ¿Anhelo llegar a ella, adorar y orar?
• Hoy no necesitamos ir al templo, porque el Espíritu vive en nosotros pero el principio sigue siendo el mismo, vivimos para Dios y hemos de ser santas porque Él es Santo. 

Citas divinas

A partir de ahora Jesús tendrá encuentros especiales que son citas divinas orquestadas desde antes de la creación. 

 El primero es el de Jesús y Nicodemo. Para cuándo Nicodemo viene a Cristo ya Él se ha mostrado públicamente no como el hijo de José sino como el Hijo de Dios. En la pascua ya «muchos habían creído en su nombre por las señales que hacía». Y así como ellos, Nicodemo no resistió el acercarse a Jesús como maestro, pero como era no solamente fariseo, sino que un hombre rico y maestro del Sanedrín, por eso tenía temor y llegó a Él de noche, para no ser visto.

Un profundo diálogo se desarrolló entre los dos pero lo que atrajo a Nicodemo al inicio fueron las señales que Jesús hacía. Ahora bien, estas señales nunca transformaron el corazón de un hombre. Solamente certificaban que Jesús era Dios mismo. Por eso Jesús le dice que es necesario que el hombre nazca de nuevo para poder ser salvo. Ese nacimiento únicamente puede venir por el Espíritu de Dios. Nicodemo no podía explicar lo que escuchaba porque Dios mismo tenía que revelarlo a su corazón.

• ¿He nacido del agua y del Espíritu como dice Cristo, para vida nueva y abundante en Él? (Juan 3:5).
• ¿Persigues las señales, milagros, las emociones, lo extraordinario antes que la verdad de Su Palabra? Vivimos en un tiempo en que estas cosas son muy llamativas y pueden desviarnos de perseguir la Palabra pura del Señor que es viva y eficaz (He. 4:12). La Palabra que restaura el alma y hace sabio al sencillo (Sal. 19:7-11). 

El propósito de su venida

La declaración de por qué Jesús vino, por amor a los hombres. 

«De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna» –Juan 3:16

Es su amor que hace que un Dios justo y airado por el pecado se convierta a sí mismo en ofrenda y en pago en favor de aquellos que pecaron contra Él. Dios Hijo ofreciendo tal sacrificio ante Dios padre por amor a ti y a mí, para restaurar la relación de amor que el hombre perdió en el Edén. 

Jesús vino está vez no para condenar sino para dar vida, y «la condenación es que los hombres amaron más las tinieblas que la luz porque sus obras eran malas» (Juan 3:19). Juan había venido a preparar el camino del Señor, a dar testimonio de que el prometido de Israel estaba entre los hombres. 

• Al leer este capítulo me pregunto, ¿manifiesto ese amor que está dispuesto a darlo todo por los que ama? 
• ¿Me domina el temor de los hombres y no el tener la vida abundante que Él da?
• ¿Es mi fe fortalecida al ver el amor que Dios ha derramado en Jesús a mi favor, para llevarme de la muerte espiritual a la vida eterna? 
• Que hoy pueda levantar un canto de gratitud por entender como el Hijo eterno, creador de la vida, murió en mi favor solo para llevarme a Él y darme vida por siempre. 

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