Día 299 | Lucas 15 – 16
¿Has perdido algo de gran valor? ¿Recuerdas la alegría que sentiste al recuperarlo? El versículo clave en este Evangelio es Lucas 19:10; «Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y salvar lo perdido».En esta porción de la Palabra leemos algunos ejemplos de cómo Dios se regocija al encontrar lo que estaba perdido. Y es de esto que Jesús enseña a través de las parábolas en estos capítulos. Jesús les hablaba del corazón de Su Padre, que estaba dispuesto a reconciliar y buscar a los que se habían desviado de la Verdad (nota que en la audiencia había fariseos, escribas y los discípulos de Jesús).
Las primeras parábolas en estos capítulos hablan precisamente de una oveja y una moneda perdida, que al encontrarlas traen gozo. Pocas veces reflexionamos acerca de que al salvar a Sus hijos Dios se goza. Claro, es más fácil entender que los que andábamos perdidos y …
¿Has perdido algo de gran valor? ¿Recuerdas la alegría que sentiste al recuperarlo? El versículo clave en este Evangelio es Lucas 19:10; «Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y salvar lo perdido».En esta porción de la Palabra leemos algunos ejemplos de cómo Dios se regocija al encontrar lo que estaba perdido. Y es de esto que Jesús enseña a través de las parábolas en estos capítulos. Jesús les hablaba del corazón de Su Padre, que estaba dispuesto a reconciliar y buscar a los que se habían desviado de la Verdad (nota que en la audiencia había fariseos, escribas y los discípulos de Jesús).
Las primeras parábolas en estos capítulos hablan precisamente de una oveja y una moneda perdida, que al encontrarlas traen gozo. Pocas veces reflexionamos acerca de que al salvar a Sus hijos Dios se goza. Claro, es más fácil entender que los que andábamos perdidos y hoy somos herederos de semejante reino podamos gozarnos, pues hemos recibido algo tan valioso inmerecidamente, que el gozo al intentar comprenderlo es enorme. Pero, ¿Dios gozándose por mí? Claro, Dios se goza de que Su Hijo cumpla Su obra reconciliadora en nosotros, y también se goza en nuestro arrepentimiento. «Hay gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente» (v. 7)
- ¿Te alienta de alguna manera saber que tú puedes traer gozo al corazón de Dios?
¡Que el traer gozo al corazón de Dios nos aliente a cumplir nuestra tarea de compartir el evangelio y orar que más pecadores se arrepientan y encuentren el camino a la salvación!, todo sea por la gloria y el gozo de nuestro Dios.
También leímos la más conocida de las parábolas, la parábola del hijo pródigo, y a veces por ser tan conocida, obviamos muchas cosas. Casi siempre nos centramos en el hijo menor, aquel que despreció a su padre y malgastó la herencia; pero también está el hijo mayor, quien a pesar de permanecer en casa de su padre, no muestra un corazón agradecido por ser heredero y disfrutar de sus riquezas, y sobre todo, de la presencia de su padre. Tampoco lo vemos gozoso por el regreso de su hermano, al contrario, lo que muestra es enojo.
- ¿No habría de estar alegre, agradecido y ser misericordioso al ver a su hermano arrepentirse? ¿Tenía razón el hijo mayor de molestarse? ¿Realmente era mejor hijo que su hermano menor? ¿Amaba sinceramente a su padre, disfrutaba alegremente de los bienes que su padre le compartía? ¿Le servía con amor y corazón dispuesto, o solo se consideraba mejor que su hermano por permanecer ahí, sin reconocer realmente que él estaba también malgastando su vida, viviendo sin gozo y sin devoción a su padre?
- ¿No es cierto que a veces vivimos así sin disfrutar, sin alegrarnos, sirviendo sin gozo y equivocadamente comparándonos con otros y no con Cristo a quien debemos imitar?
Éstas y más preguntas vienen a la mente, ¿qué otras preguntas podrías plantearte?
Si quieres profundizar en esta parábola te recomiendo el Libro de Tim Keller, «El Dios Pródigo».
Jesús asemeja al padre de esta historia con Dios Padre, quien lo dio todo, ¡aun a Su propio Hijo! El significado de pródigo (búscalo en Google o un diccionario) es: «aquel que consume y malgasta su herencia en gastos inútiles». ¿Y no lo dio Dios todo por nosotros?, ¿no es gracias a eso que tenemos el privilegio de llamarnos sus hijas? De ahí ese nombre del Dios pródigo.
Podemos decir que igual que estos hijos, el mayordomo de la siguiente parábola también fue «un pródigo» al malgastar los bienes de su amo. Aunque este hombre no hizo buen uso de los bienes, actuó con astucia ante el mal venidero, algo que deberíamos aprender en el buen sentido.
- Los hijos de Dios deberíamos también ser buenos mayordomos en usar los bienes que se nos encomiendan para ganancias de asuntos eternos, más que terrenales,
Otras enseñanzas que da Jesús con estas parábolas son respecto a la importancia de la mayordomía, es decir la buena administración de los bienes recibidos, pero parece que ninguno de estos fariseos al escuchar recordó lo que decía la ley acerca del cuidado a los pobres, viudas y huérfanos, al contrario los fariseos avaros se burlaban de Jesús y su llamado a la integridad al servir solamente a Dios con devoción sincera, y no al dinero (no se puede servir a Dios y a las riquezas vv. 16:13). Si escogemos servir al dinero, no podemos servir a Dios y recuerda, llegará el tiempo de dar cuentas.
- ¿Qué tan fieles hemos sido con lo que Dios nos ha dado, ya sean bienes, tiempo, dones? Un día daremos cuentas a Dios de todo ello.
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