Día 298 | Lucas 13 – 14
Estos capítulos comienzan con la advertencia de Jesús, de que «no hay superioridad moral en ninguno y que si no quieren perecer; deben reconocer que, todos necesitan arrepentirse». –Lucas 1-5 (énfasis añadido)
Luego pasa a la parábola de la higuera estéril, donde se hace notable la misericordia y bondad de Dios que estaba en ese momento, como hasta hoy, siendo extendida. El viñador tenía el derecho de talar la higuera que no daba fruto, asimismo como lo tiene Dios sobre Su pueblo, sin embargo, Su misericordia y paciencia se extendían mucho más allá de lo necesario, con el fin de que se arrepintieran y llevaran fruto.
De la misma manera como Dios tuvo paciencia con Israel, así lo hace con nosotros, sin embargo no es algo que debamos dar por hecho; pues el día del juicio llegará.
Vemos ahora a Jesús sanar a una enferma en la sinagoga …
Estos capítulos comienzan con la advertencia de Jesús, de que «no hay superioridad moral en ninguno y que si no quieren perecer; deben reconocer que, todos necesitan arrepentirse». –Lucas 1-5 (énfasis añadido)
Luego pasa a la parábola de la higuera estéril, donde se hace notable la misericordia y bondad de Dios que estaba en ese momento, como hasta hoy, siendo extendida. El viñador tenía el derecho de talar la higuera que no daba fruto, asimismo como lo tiene Dios sobre Su pueblo, sin embargo, Su misericordia y paciencia se extendían mucho más allá de lo necesario, con el fin de que se arrepintieran y llevaran fruto.
De la misma manera como Dios tuvo paciencia con Israel, así lo hace con nosotros, sin embargo no es algo que debamos dar por hecho; pues el día del juicio llegará.
Vemos ahora a Jesús sanar a una enferma en la sinagoga en el día de reposo, liberándola de una enfermedad que la había aquejado durante 18 años. Ella no requirió de una gran demostración de fe o de pedir explícitamente su sanidad, fue solo la compasión de Jesús que la liberó. Por el contrario, la falta de compasión del principal de la sinagoga le impidió gozarse con la obra de Jesús en esa mujer; el corazón de este hombre estaba endurecido, guiado solamente por tradiciones humanas que corrompieron el propósito mismo por el cual Dios había mandado a guardar el día de reposo.
Finalmente, podemos observar que la enfermedad de esta mujer no fue debido a un pecado cometido, ni porque Satanás había ganado control sobre su vida, sino para que la gloria de Dios se manifestara (Juan 9:3).
Más adelante (14:1) fariseos y gobernantes en el día de reposo, se encuentran en una cena a la que Jesús fue invitado, y frente a Él está un hombre con piernas y brazos hinchados debido a una enfermedad. Todos ahí solo observan, pero Jesús tomando la iniciativa, quizá sabiendo lo que estaba en sus mentes y corazones, desafiando las ideas restrictivas respecto al Shabat, pregunta: «¿Es lícito sanar en el día de reposo?» Todos callaron, pero Él muestra de nuevo Su compasión por los necesitados, evidenciando que la piedad de los fariseos y escribas no era tal, ellos no seguían la Verdad, sino simples tradiciones humanas.
- ¿Crees que en tu vida se muestra la compasión como un rasgo que refleje tu semejanza a Cristo?
En estas y varias parábolas, Jesús usó ilustraciones bien conocidas por los judíos, como la semilla de mostaza y la levadura que era algo muy usual en sus vidas, estas ilustraban algo pequeño que se volvería grande. La esencia de estas parábolas es el comienzo pequeño de ese reino: Jesús, un hombre sencillo, carpintero, que fue humillado por muchos, rechazado por su familia y su propio pueblo; nadie imaginaba que fuera ese el comienzo de un gran reino que cambiaría a la humanidad y perduraría por los siglos y se verá como dice Apocalipsis 7:9.
«Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos». –Apocalipsis 7:9
Alguien en esa misma cena preguntó: ¿Son pocos los que se salvan? Jesús respondió: «ESFUÉRCENSE por entrar por la puerta estrecha» y esta respuesta me hace estremecer y pensar ¡cuánto debemos conscientemente buscar la santidad en nuestra vida y tener realmente una vida de piedad, que no podremos obtener ni fuera ni alejadas de Cristo!
«Muchos son los llamados, pocos los escogidos». –Mateo 22:14
- ¿Cómo entiendes que debe lucir en tu vida el «entrar por la puerta angosta»?
- ¿Estás siendo intencional en entrar por la puerta angosta?
Vemos también el lamento de Jesús por Jerusalén. Y que a pesar de sus opositores, Jesús permanecía firme, sabía que la tarea encomendada por Su Padre desde la eternidad pasada se llevaría a cabo. El Hijo de Dios entregaría su vida en la cruz durante la Pascua.
En su justa dimensión, sucederá igual con nosotras, lo que Él nos llamó a hacer, lo haremos. No temamos cuando el mundo parezca estar en contra, cuando lo que Dios te ha llamado a hacer sea contra corriente y difícil, recuerda, Él lo hará, Su voluntad se cumplirá.
- ¿Estás realmente haciendo la obra que Dios puso en tus manos o tienes tu propia agenda?
- ¿Estás confiada en que Él reina aún cuando todo luce adverso?
Al inicio leímos acerca de que Jesús sanó al hombre hidrópico, y ahí observó el comportamiento de los asistentes. Vio que generalmente quien se sentaba junto al anfitrión obtenía mayor atención, era un referente de importancia y éxito; por eso, muchos buscaban presurosos ocupar esos lugares, así que Jesús les refirió la parábola de los invitados a las bodas, para mostrarles la importancia de la humildad y el servicio.
La humildad debe ser el distintivo de una vida cristiana. La humildad es aquella característica que en el momento en que piensas que la posees, la habrás perdido, es entonces no verme a mí, sino ver por los otros. ¡Qué mejor ejemplo que Cristo al recibir tan gran humillación por salvarnos! (Fil. 2:1–16)
Jesús es la representación por excelencia de cómo debemos servir: sin buscar la admiración, elogio o recompensa terrenal, sino esperando únicamente ser agradable al Padre,y esperar solamente nuestra recompensa eterna.
Hay algo que he aprendido y esta lectura me lo recuerda: Dios pide TODO de mí. ¿Por qué?, porque Él me compró a alto precio, es un privilegio inmerecido llamarme suya.
¡Ser discípulo de Jesucristo, implica un costo y Cristo desea que lo sepas, que entiendas exactamente lo que implica seguirle, Él quiere que estés dispuesta a morir a ti y que Cristo viva en ti!
- ¿Estás dispuesta a renunciar a sueños y deseos propios, y vivir expectante de que en tu vida se haga solo Su voluntad? ¿Morirías a ti, a tu agenda de hoy y dejarías TODO en manos de Cristo?
Mi oración es que Cristo viva en ti y en mí, cueste lo que cueste, piénsalo, calcula el riesgo y verás que nunca será mayor a la ganancia de estar con Jesucristo por la eternidad.
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