Día 272 | Mateo 1 – 4
Hoy damos inicio al Nuevo Testamento. ¡Qué emoción! Ayer terminamos Malaquías, y el día de hoy al pasar a la siguiente página para empezar Mateo, acabas de pasar así como así 400 años de silencio. Aproximadamente por este período, Dios no levantó a ningún profeta en Israel. Además, hace poco el pueblo de Dios acaba de ser conquistado por el imperio Romano. ¡Qué gran mensaje interrumpiría estos 400 años de silencio!
Sin dejar pasar más tiempo entremos en materia, el libro de Mateo inicia así:
«Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham». – Mateo 1:1
Creo que el autor de Mateo es muy intencional en iniciar el libro de esta manera. El pastor Sugel Michelén en la introducción al libro de Mateo en la Biblia Devocional Mujer Verdadera nos dice: «de esta forma presenta a Jesús como el Mesías que anunciaron los profetas, en quien …
Hoy damos inicio al Nuevo Testamento. ¡Qué emoción! Ayer terminamos Malaquías, y el día de hoy al pasar a la siguiente página para empezar Mateo, acabas de pasar así como así 400 años de silencio. Aproximadamente por este período, Dios no levantó a ningún profeta en Israel. Además, hace poco el pueblo de Dios acaba de ser conquistado por el imperio Romano. ¡Qué gran mensaje interrumpiría estos 400 años de silencio!
Sin dejar pasar más tiempo entremos en materia, el libro de Mateo inicia así:
«Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham». – Mateo 1:1
Creo que el autor de Mateo es muy intencional en iniciar el libro de esta manera. El pastor Sugel Michelén en la introducción al libro de Mateo en la Biblia Devocional Mujer Verdadera nos dice: «de esta forma presenta a Jesús como el Mesías que anunciaron los profetas, en quien se cumplen las promesas de los pactos de Dios con Abraham y David».
¿Tú lo recuerdas? Echemos un vistazo rápido para refrescar la memoria. Abre tu Biblia o toma nota para que revises las siguientes citas...
- Pacto de Dios con Abraham: Génesis 17:4–5
- Pacto de Dios con David: 2 Samuel 7:12–16
Siendo sincera, no nos conviene continuar si no has ido a tu Biblia a leer las dos citas anteriores.
¿Ya las leíste?
Okay, ahora que refrescamos la memoria podemos continuar.
Vimos en las citas anteriores que a Abraham se le promete una simiente, a David se le promete un hijo al cual Dios le establecería el trono de su reino para siempre. El autor de Mateo conoce estas profecías y confirma que se cumplen en Cristo al escribir, «Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham». ¿No es esto asombroso? Sin lugar a dudas iniciamos el Nuevo Testamento confirmando que ciertamente Jesucristo ha venido a ser el cumplimiento de esa promesa que Dios le dio a Abraham y a David en su tiempo.
Afirmamos esta verdad en versículos específicos de los 4 capítulos que estamos viendo hoy, esto con una frase particular que se repite de diferentes maneras. ¿La notaste?, así es: «para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta…» Aprovechemos que venimos frescas habiendo leído a los profetas para recordar 4 de estas profecías que Mateo nos enseña que se cumplen en Cristo (será excelente si tú puedes profundizar en las otras que Mateo menciona). Te invito a tener tu Biblia abierta en el libro de Mateo:
1. El nacimiento de Jesucristo
Lee Mateo 1:21–23, ahora veamos lo que dice Isaías 7:14
«Por tanto, el Señor mismo les dará esta señal: una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel»
Más adelante en Lucas veremos detalles del nacimiento de Jesús, por lo pronto Mateo en su relato hace referencia a la profecía de Isaías. Me encanta que es intencional en citar la Palabra misma y lo dicho por los profetas.
Con esto no queda duda de que ciertamente Jesús es ese niño concebido por una virgen cuyo nombre es Emmanuel.
¡Jesucristo es el Mesías prometido!
2. El lugar en donde nacería Jesucristo
Lee Mateo 2:5-6. Ahora, ¿recuerdas lo que dice Miqueas 5:2?
«Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel. Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad».
Nuevamente Mateo en este detalle es intencional en mencionar otra referencia al A.T., en este caso para hablar del lugar en donde nacería ese guiador que apacentará a Israel.
Al preguntar por Él a Herodes, hicieron referencia al «rey de los judíos» (Mateo 2:2). Y Herodes al consultar con los sacerdotes y escribas, hablan claramente que habría de ser en Belén de Judea. ¡Otra profecía confirmada!
¡Jesucristo es el Rey!
3. El hijo llamado de Egipto es Cristo
Lee Mateo 2:15. Ahora sorpréndete conmigo al ver Oseas 11:1
«Cuando Israel era niño, Yo lo amé, y de Egipto llamé a Mi hijo».
Esta fue una de las referencias de Mateo al A.T que más llamó mi atención. Cuando leemos Oseas 11:1 y vemos las palabras «de Egipto llamé a mi hijo».
¿Recuerdas quien fue liberado de la esclavitud de Egipto?... correcto, si recordamos la historia en Éxodo, Israel será lo primero que se viene a nuestras mentes cuando vemos que el profeta Oseas dice «de Egipto llamé a mi hijo». Sin embargo, Mateo usa este mismo versículo para referirse a que Jesús es ese hijo llamado de Egipto.
¡Jesucristo es el mejor hijo, el mejor Israel!
4. Jesucristo es luz en tinieblas
Lee Mateo 4:14-16. Ahora leamos juntas Isaías 9:1-2
«Pero no habrá más melancolía para la que estaba en angustia. Como en tiempos pasados, Él trató con desprecio a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí, pero después la hará gloriosa por el camino del mar al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que andaba en tinieblas ha visto gran luz; A los que habitaban en tierra de sombra de muerte, La luz ha resplandecido sobre ellos».
En esta porción de Mateo vemos el principio del ministerio de Jesús. Así como fue luz en ese momento en Galilea, también es luz hoy para todo el que cree en Él como Hijo de Dios. Jesucristo es la luz misma que necesitamos en nuestras vidas. No le buscamos por los beneficios que Él nos pueda dar, sino porque él mismo es luz, es guiador de su Pueblo y todo aquel que en Él cree, no se pierde, sino que tendrá vida eterna (Juan 3:16).
Lo que más queda grabado en mi corazón al ver todos estos contrastes que Mateo hace es la realidad de que ciertamente la historia de la Biblia nos habla de ese Mesías que habría de venir a restaurar. Y todas estas promesas se cumplen en Jesucristo.
- ¿Has creído en Jesús como el Mesías prometido?
- ¿Qué te asombra hoy del carácter de Dios al ver las profecías cumplidas en Cristo?
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