Día 270 | Zacarías 10 – 14
Hoy llegamos a los últimos capítulos del libro de Zacarías donde encontramos más profecías referentes al Mesías y muchas descripciones de lo que sucederá en el día cuando Cristo establezca Su Reino
El capítulo 10 empieza con palabras de reproche a Judá y sus sacerdotes. Estos, en su necedad consultaban a los terafines (pequeñas estatuas que representaban dioses domésticos, los cuales supuestamente atraían la buena suerte) y a los adivinos, queriendo saber qué les depararía el futuro. La imperante idolatría provocó que olvidaran que únicamente el Omnisciente es quien lo conoce a la perfección, y que solamente el Creador era el único capaz de proveer lo necesario para el sustento espiritual y físico de toda la nación. Por apoyarse en los ídolos «vagaban como ovejas sin pastor». Como los líderes religiosos no hicieron nada al respecto, la ira del Señor se encendió sobre estos.
En medio de este sombrío panorama, …
Hoy llegamos a los últimos capítulos del libro de Zacarías donde encontramos más profecías referentes al Mesías y muchas descripciones de lo que sucederá en el día cuando Cristo establezca Su Reino
El capítulo 10 empieza con palabras de reproche a Judá y sus sacerdotes. Estos, en su necedad consultaban a los terafines (pequeñas estatuas que representaban dioses domésticos, los cuales supuestamente atraían la buena suerte) y a los adivinos, queriendo saber qué les depararía el futuro. La imperante idolatría provocó que olvidaran que únicamente el Omnisciente es quien lo conoce a la perfección, y que solamente el Creador era el único capaz de proveer lo necesario para el sustento espiritual y físico de toda la nación. Por apoyarse en los ídolos «vagaban como ovejas sin pastor». Como los líderes religiosos no hicieron nada al respecto, la ira del Señor se encendió sobre estos.
En medio de este sombrío panorama, vemos nuevamente otra alusión al Mesías como la Piedra; esta descripción la vimos en el pasaje 3:9, pero ahora el profeta amplía su significado:
«De él (Judá) saldrá la piedra angular, de él la clavija, de él el arco de guerra, de él todo gobernante».
Pablo, en Efesios 2:20 reconoce que Jesucristo es la principal Piedra Angular sobre la cual todo creyente, individual y corporativamente, ha de edificar su vida de modo que esta vaya creciendo, con el propósito de que todos juntos lleguemos a ser templo santo en el Señor y morada de Dios en el Espíritu. La promesa también incluye el hecho de que Él sería el Gobernante (el Rey Supremo) sobre el mundo y todas Sus criaturas. Sí tu vida está afirmada en esta Piedra, y le tienes por Gobernante y Rey, ¿sabes que sucede? Que por medio de tu vida haces avanzar Su Reino y das solidez a Su Iglesia. ¡Que Su Espíritu nos ayude a seguir creciendo de modo que con nuestro vivir Su Iglesia sea hermoseada y cumpla la encomienda que Cristo le ordenó llevar a cabo!
Retomando la idea central, vemos cómo a pesar de las iniquidades de todo el pueblo, Dios mantenía la promesa de bendecirlos porque «el Señor era su Dios, se había compadecido de ellos y respondería el clamor de los que se volvieran a Él». Estas cosas son las que Dios ha hecho para con todos aquellos que ha escogido para ser Su Heredad. ¿Das gracias porque se compadeció de ti y ahora eres Su hija?
En el capítulo 11 encontramos el contraste entre el buen pastor y el falso. Durante toda su historia, Israel sufrió grandes atropellos y abusos de parte de sus líderes religiosos. Mediante el simbolismo de dos cayados: Uno llamado Gracia que representaba la vara de protección, y otro llamado Unión que representaba al cayado con que era dirigido el rebaño, Dios les mostró cómo debían tratar a Sus ovejas. Pero ellos hicieron todo lo contrario: No las apacentaron, ni les mostraron compasión, sino que se enriquecieron a costa de ellas. Por tales cosas fueron llamados inútiles.
Con mucha tristeza, reconocemos que hoy en día, hay muchos que dicen ser pastores, pero hacen las mismas cosas; descuidan al rebaño y se enriquecen a costa de él, trayendo así un tremendo descrédito al evangelio. ¡Oremos por quienes nos pastorean, para que sean guardados fieles, y cuando el Príncipe de los pastores aparezca, cada uno reciba la corona inmarcesible de gloria!
Cuando llegamos a los versículos 12-13 nos topamos con otra profecía. Ese Mesías prometido que sería llamado el Buen Pastor, fue desechado por los judíos y traicionado por uno de Sus íntimos (Sal. 41:9).
«Si os parece bien, dadme mi paga; y si no, dejadla. Y pesaron como mi salario treinta piezas de plata».
Para que comprendamos la magnitud del insulto sufrido por nuestro Salvador, este era el pago que se daba por un esclavo herido por un buey. ¡El Dueño de todo el oro y la plata del mundo no solo fue vendido por esa insignificante cantidad, sino que a los ojos de ellos parecía un ser inservible! Mi corazón se estremece al ver lo que el Justo tuvo que padecer por los Suyos. Por más que lea los pasajes bíblicos que narran Sus sufrimientos no quiero acostumbrarme solo a ojearlos; deseo que calen en lo profundo de mis entrañas para nunca olvidar el costo de mi salvación, y mientras tenga aliento, agradecer Su gran misericordia para conmigo y Sus redimidos. ¿Lo harás tú también?
Al final del pasaje en el versículo 16 vemos la horrenda descripción de aquel pastor que el Señor permitirá que se levante, el cual «comerá la carne de la cebada y arrancará sus pezuñas». Muchos exégetas creen que es una referencia al anticristo.
Los capítulos 12 al 14 nos enseñan que «el Señor que extiende los cielos, pone los cimientos de la tierra y forma el espíritu del hombre dentro de él» declara las cosas que llevará a cabo en «aquel día». En estos pasajes dicha expresión, alude al día de Su regreso y se menciona unas 15 veces. En otras dos ocasiones se le nombra como «el día del Señor» y, como «un día único».
En Zacarías 13:7 se hace referencia a otra profecía: «Hiere al pastor y se dispersarán las ovejas». Dios castigó a los pastores inútiles de aquella época, pero el mayor castigo recayó sobre el Buen Pastor que dio Su vida por ellas. En Mt. 26:31 Cristo cita dicha profecía para referirse al hecho de qué Sus discípulos se escandalizarían de Él al ser arrestado y condenado, a la negación de Pedro y traición de Judas.
De manera breve veamos las cosas que Él hará en aquel día:
- Cumplirá con lo prometido: Bendecirá a Su pueblo, castigará a Sus enemigos e instaurará Su reino.
- Restaurará la gloria de la casa de Judá.
- Purificará a Israel en la fuente donde se lava el pecado y la impureza.
- Los que le traspasaron le mirarán y harán lamentación.
- Todos los ídolos serán eliminados y nunca más serán recordados.
- Se quitarán de la tierra los profetas falsos y al de espíritu inmundo.
- Luego de sus juicios muchos se volverán a Él y lo llamarán «el Señor es mi Dios».
- Su Reino será universal.
- El mismo peleará con las naciones enemigas.
- El Señor traerá a todos Sus santos con Él.
- De Jerusalén brotarán aguas de vida.
- No existirán las estaciones.
- Será Rey sobre toda la tierra siendo uno, y uno Su nombre.
- Toda la tierra será allanada a fin de que todo habitante pueda contemplar el monte de Sión.
- Jerusalén será levantada y habitada en su lugar; los Suyos habitarán en Ella y no habrá más maldición y será ciudad segura.
- Herirá con plagas a todos los pueblos que hicieron guerra contra Su pueblo y sufrirán una muerte horrible y tendrán gran pánico.
- Para los creyentes todo será celebración.
- Todo lo común será santificado y consagrado al Señor de los Ejércitos… en otras palabras: ¡todo será restaurado!
Zacarías se consoló con estas palabras. Consoló y estimuló a la gente de su época. Dios ha dejado este libro lleno de gloriosas revelaciones para que todos los creyentes de todas las generaciones también sean consolados.
El Señor recordó todo lo prometido a Su pueblo y lo llevó a cabo; como siempre recuerda Sus promesas, las que faltan también las cumplirá. Jesucristo volverá y todos Sus santos con Él; entonces, experimentaremos el gozo de los gozos: «en aquel día» seremos completamente santificadas, Él será nuestro Rey y nuestra consagración a Él será completa y perfecta.
¡Señor, permite qué pronto llegue «aquel día»!
- ¿Has recibido consuelo con este libro?
- ¿Qué lecciones has aprendido?
- ¿Las aplicarás de modo tal que puedas vivir en este mundo caído con esperanza?
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