Día 27 | Levítico 1– 3
La santidad de Su pueblo es algo muy importante para Dios. Él es santo y, por tanto, aquellos que Él separa para Sí mismo están llamados a ser santos. ¿Cómo puede ser esto posible a la luz de que todos somos pecadores?
Luego de transmitir los mandamientos y leyes, ahora Moisés relata las instrucciones que el Señor le da acerca de qué hacer cuando los individuos o el pueblo fallaba en cumplir la Ley. Dios no solamente legisla, sino que también ofrece una solución al problema de la transgresión de esa ley. Él no solo define lo que es pecado, sino que también ofrece el camino para el perdón.
El pueblo debía ofrecer holocaustos (ofrendas quemadas), ofrendas de grano y ofrendas de paz. Estas ofrendas eran necesarias como una forma de adorar a Dios, mantener cuentas cortas con Él, confesar pecado, y mostrar gratitud. Estas tenían un olor grato a Dios. Se levantaban ofrendas de paz (de granos) para mostrar gratitud al Señor, reconociéndolo como dador de toda buena dádiva.
- ¿Cuáles eran los requisitos para los holocaustos? (vv.1:1-3, 10)
- ¿Qué te indica esto en cuanto al costo requerido para el sacrificio?
- Lee Romanos 12:1-2.
- ¿Cuál es la ofrenda que Dios quiere de nosotros hoy?
- ¿Has entregado tu vida completa al señorío de Cristo?
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