Día 267 | Hageo
Al leer los profetas menores sentimos que damos un salto hacia atrás en el tiempo. El contexto del libro de Hageo se sitúa en Esdras 1 al 4. Los que regresaron del exilio habían iniciado la reconstrucción del templo, pero detuvieron la obra a causa de la oposición. Dios no se quedó silente, Él usó a Hageo para animar al pueblo y como resultado, la reconstrucción continuó.
En este corto libro vemos un poderoso contraste entre la fidelidad de Dios y la desobediencia del pueblo que nos sirve de recordatorio. Nuestros corazones siguen priorizando lo que no tiene valor, nos desanimamos y olvidamos con facilidad. Sin embargo, Dios no olvida el pacto que realizó con su pueblo y nos extiende misericordia a pesar de nuestra maldad. La esperanza que sostuvo al pueblo en ese entonces, es la misma que nos sostiene hoy: habrá un mejor mañana.
Siempre que veas palabras …
Al leer los profetas menores sentimos que damos un salto hacia atrás en el tiempo. El contexto del libro de Hageo se sitúa en Esdras 1 al 4. Los que regresaron del exilio habían iniciado la reconstrucción del templo, pero detuvieron la obra a causa de la oposición. Dios no se quedó silente, Él usó a Hageo para animar al pueblo y como resultado, la reconstrucción continuó.
En este corto libro vemos un poderoso contraste entre la fidelidad de Dios y la desobediencia del pueblo que nos sirve de recordatorio. Nuestros corazones siguen priorizando lo que no tiene valor, nos desanimamos y olvidamos con facilidad. Sin embargo, Dios no olvida el pacto que realizó con su pueblo y nos extiende misericordia a pesar de nuestra maldad. La esperanza que sostuvo al pueblo en ese entonces, es la misma que nos sostiene hoy: habrá un mejor mañana.
Siempre que veas palabras o conceptos repetidos, presta atención. En la mayoría se trata de ideas que no podemos pasar por alto. Por ejemplo, ¿notaste las cosas que se repiten en este libro? Aquí te comparto algunas, de seguro hay otras.
- La comparación entre el estado de las casas del pueblo y el templo (Hageo 1:4, 9).
- El pueblo fue alertado a considerar sus caminos (Hageo 1:5, 7; 2:15, 18).
- Dios les recordó; «Yo estoy con ustedes» (Hageo 1:13; 2:4).
Reconsidera tus prioridades
La apertura del libro es muy confrontadora. Dios llama al pueblo a reconsiderar lo que realmente es importante. Ante una misión tan urgente y sagrada, ellos estaban enfocados en los detalles finales de sus propias casas, mientras la casa de Dios estaba en ruinas. ¿Notas el contraste? Sus prioridades eran equivocadas y reflejaban su condición espiritual. El amor por la obra de Dios fue eclipsado por sus deleites. ¿Te sientes identificada? Estos versículos iniciales me han traído mucha convicción acerca del orden de mis afectos.
Considera tus caminos
Dios llamó al pueblo a examinar su forma de vivir. Ellos estaban experimentando escasez en todos los sentidos. Nada de lo que ellos hacían prosperaba. Esta calamidad no fue producida por falta de esfuerzo, sino porque ellos se esforzaban en las cosas equivocadas. Dios retuvo todo tipo de provisión para que ellos recordaran que su pecado tiene consecuencias.
Yo estoy contigo
Me llena de asombro ver la paciencia y la misericordia de Dios en esta historia. Lo lógico es que Dios en su llamado de atención se mantuviera distante, pero Él no obró de esa manera. Él les aseguró su presencia mientras ellos dejaban sus viejos caminos y se disponían a obedecer. Es tan dulce considerar estos versículos a la luz de la cruz. Dios se acercó a nosotros al enviarnos a Emanuel (Dios con nosotros) y nos ha asegurado su presencia para llevar a cabo la misión que tenemos de edificar el cuerpo de Cristo. ¡No puedo sobreponerme ante tanta gracia!
¡La gloria postrera será mayor que la primera!
Una vez más volvió el desánimo al ver la gran obra que tenían por delante y su incapacidad para restaurar la gloria del templo anterior. Dios no se quedó callado, Él afirmó al pueblo con su presencia. El temor no debía reinar en sus corazones porque el pacto de Dios no dependía de la labor humana, y aún más les declaró que «la gloria postrera de esta casa será mayor que la primera». Esto no apuntó únicamente a la obra que ellos hacían con sus manos. Él se refería a ese día glorioso, estruendoso (Hechos 2:19-20) en el que la gloria de Dios llenará los cielos y la tierra. El día en el que Dios habitará con su pueblo (Apocalipsis 21:3, 22) para siempre y la gloria del príncipe de paz llenará los cielos y la tierra (Juan 16:33). ¡Anhelo ese día!
Más adelante vemos a Dios haciendo un llamado a la santidad y a obedecer Su ley con rigor. Ellos necesitaban considerar cómo su pecado solo traía consecuencias para que se generara en ellos una sed por el Salvador prometido. Aquel que se haría maldición en el lugar de los suyos para heredarles bendición y vida abundante.
Fui muy confrontada con el libro de Hageo. Reconozco que mi corazón tiende a enfocarse en cosas vanas en lugar de ocuparse en las cosas que poseen valor eterno. Recuerdo que mis esfuerzos son inútiles cuando Dios no es mi prioridad, al buscar satisfacción fuera de Él. Me humilla ver mi infidelidad y me sobrecoge la misericordia de Dios al mostrar su fidelidad a pesar de mí. Me llena de gozo recordar que llegará el día en el que viviremos en la presencia de Dios por toda la eternidad, libres de todo temor y pecado. Me reta recordar que puedo practicar la presencia y la santidad de Dios desde hoy. Puedo vivir coram Deo, delante de la presencia de Dios, bajo la autoridad de Dios y para la gloria de Dios.
En estos dos capítulos hay tanto que podemos desenterrar. Esto solo es la punta del iceberg, ¡sigue buscando!
Reflexiona
- ¿Qué revelan tus prioridades acerca de tu amor por Dios?
- ¿Te esfuerzas más en proveer para tus deseos o te ocupas diligentemente en amar y servir a Dios donde Él te ha colocado? ¿Necesitas que Dios te conceda el arrepentimiento?
- ¿Vives a la luz de la presencia de Dios en tu vida y le honras en tu andar?
- Pide a Dios en oración que te ayude a considerar tus caminos y corre al trono de Su gracia.
- ¿Piensas a menudo en la eternidad? Establece recordatorios que alimenten tu corazón de esperanza por la gloria que nos espera.
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