Día 26 | Éxodo 38 – 40
«Cómo Jehová había mandado a Moisés».
En estos capítulos me encontré no menos de 10 veces esta frase… lo cual me llamó mucho la atención. Resulta evidente que hay un énfasis en seguir al pie de la letra lo que el Señor quería que el pueblo hiciera.
Hoy terminamos el libro de Éxodo y no encuentro una mejor forma de poder cerrar este libro, que entendiendo el principio de la obediencia que Dios nos quiere puntualizar aquí. Si bien es cierto que hoy no tenemos que seguir los rituales expuestos aquí para acercarnos a Dios, no es menos cierto que sí debemos hacer las cosas como Dios nos ha dicho y más aún cuando tiene que ver con las cosas de Dios.
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¿Cómo ha estado tu obediencia a lo que Dios te ha mostrado en Su Palabra? Lee Juan 14:15, ¿cómo el amor te lleva a obedecer a Dios?
Cuando …
«Cómo Jehová había mandado a Moisés».
En estos capítulos me encontré no menos de 10 veces esta frase… lo cual me llamó mucho la atención. Resulta evidente que hay un énfasis en seguir al pie de la letra lo que el Señor quería que el pueblo hiciera.
Hoy terminamos el libro de Éxodo y no encuentro una mejor forma de poder cerrar este libro, que entendiendo el principio de la obediencia que Dios nos quiere puntualizar aquí. Si bien es cierto que hoy no tenemos que seguir los rituales expuestos aquí para acercarnos a Dios, no es menos cierto que sí debemos hacer las cosas como Dios nos ha dicho y más aún cuando tiene que ver con las cosas de Dios.
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¿Cómo ha estado tu obediencia a lo que Dios te ha mostrado en Su Palabra? Lee Juan 14:15, ¿cómo el amor te lleva a obedecer a Dios?
Cuando llegamos al capítulo 40, hacia el final, vemos algo impresionante y es que cuando ya todo estaba hecho, cuando cada cosa estaba en su lugar: el altar, el tabernáculo, los utensilios, todo, vemos cómo de repente una nube cubrió el tabernáculo y cómo no se podía entrar porque la gloria de Jehová lo llenaba... ¡Guau!
Este evento aquí descrito me recuerda otro gran evento que marcó un antes y un después en el mundo, cuando todo estaba listo, cuando el sacrificio fue hecho sobre el altar y fue consumado todo, una gran oscuridad cubrió la tierra y ese mismo velo que vemos descrito aquí en Éxodo al escuchar las palabras «consumado es», se rasgó marcando un nuevo pacto entre Dios y el hombre; cuando Su Hijo murió en la cruz siendo ese sacrificio que una vez y para siempre iba a cubrir tu pecado y el mío, dándonos vida y entrada permanente a ese trono de la gracia, a ese lugar santísimo.
Y así mismo, como esa nube y esa columna de fuego acompañó al pueblo a partir de ese momento, esos elementos que significaban para ellos la presencia de Dios, hoy día también podemos descansar en que Su presencia nos acompañará donde que quiera que vayamos porque Él nos prometió que nunca nos dejaría y que estaría con nosotros hasta el fin del mundo.
«Enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo». –Mateo 28:20
Te animo a buscar en tu Biblia al menos cinco versículos más donde vemos la promesa de que Dios nunca nos va a desamparar y que siempre estará con nosotros.
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