Día 257 | Oseas 10 – 14
Israel era fructífero, tenía con él la bendición de Dios, sin embargo, no reconoció que esta abundancia era dada por el Señor, se olvidó de Él y solo buscaba con avidez sus bendiciones, así que vendría entonces su caída bajo el yugo de los asirios.
Oseas una vez más, les daría el mensaje de Jehová, buscando que Israel se arrepintiera. Ya comparándolos con una tierra seca, les decía que era tiempo de dejar la dureza de corazón y arrepentirse. Apelaba a que buscaran a Jehová y Su justicia.
Este mensaje es parecido al que pronunciaría Juan el Bautista:«Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado… Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento». –Mateo 3:2, 8. Solo la convicción de pecado podría eliminar la dureza de su corazón para que la Palabra germinara bajo la lluvia enviada del cielo. Pero no se arrepintieron, y Asiria fue la herramienta en las …
Israel era fructífero, tenía con él la bendición de Dios, sin embargo, no reconoció que esta abundancia era dada por el Señor, se olvidó de Él y solo buscaba con avidez sus bendiciones, así que vendría entonces su caída bajo el yugo de los asirios.
Oseas una vez más, les daría el mensaje de Jehová, buscando que Israel se arrepintiera. Ya comparándolos con una tierra seca, les decía que era tiempo de dejar la dureza de corazón y arrepentirse. Apelaba a que buscaran a Jehová y Su justicia.
Este mensaje es parecido al que pronunciaría Juan el Bautista:«Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado… Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento». –Mateo 3:2, 8. Solo la convicción de pecado podría eliminar la dureza de su corazón para que la Palabra germinara bajo la lluvia enviada del cielo. Pero no se arrepintieron, y Asiria fue la herramienta en las manos de Jehová para hacer justicia.
Su Dios les recordaba una y otra vez las veces que desde Egipto con Moisés, Él les había buscado para tener una relación con ellos como Su pueblo, pero ellos caían en idolatría una y otra vez.
Oseas les hacía ver como Efraín no reconoció el cuidado de su Dios y se alejó a pesar del tierno amor mostrado por Dios. Este y muchos otros episodios les fueron recordados como Deuteronomio 32:5 e Isaías 1:2-4, donde Dios se muestra una y otra vez como su Padre, quien los cuidó y los amó incondicionalmente; pero Israel como hijo rebelde, se negó a amarlo y obedecerlo.
Recordemos este episodio del Génesis 50:20 donde podemos ver que fue el Señor en Su soberanía, que había enviado a José a Egipto muchos años antes, a través de diferentes circunstancias, para que a su tiempo, Israel fuera alimentado. ¡Wow, así es el cuidado de Dios! No solo los libró de la esclavitud, sino que paso a paso fue mostrando que siempre estuvo ahí para ellos, para cumplir Su propósito de amarlos. Así, mientras desplegaba su cuidado hacia Su pueblo, mostraba Su gran poder, haciéndole saber a todos sus enemigos, cuán temible era.
A su amado pueblo le mostró Su ternura y cuidado en su camino en el desierto y les alentaba, recordándoles la herencia que estaba por delante. Desde este pequeño inicio en el exilio, los llevó hasta llegar a ser una gran nación, hasta darle su gran esplendor a Jerusalén. Aun con todo esto, el pueblo de Israel se olvidó de su Dios.
Dios pudo haberlos destruido en varias ocasiones pero era Su pueblo elegido, así que decide ser tardo para la ira y paciente para con ellos. Oseas 11:8 dice «¿Cómo podré abandonarte, Efraín? ¿Cómo podré entregarte, Israel?», ¡cuánta compasión hay en el Señor para un pueblo infiel! Según la ley judía, el hijo rebelde debería ser apedreado igual que la mujer adúltera, ambos apedreados hasta la muerte, pero Dios… (esta es mi frase favorita en la biblia, aunque a veces confrontante).
Pero Dios muestra Su compasión, que fue tal, que siglos más tarde, (aunque ya planeado desde antes de la fundación del mundo), Dios enviaría a Su Hijo Unigénito a morir por los pecados de este pueblo infiel, por estos Sus ingratos e infieles elegidos (en los que tú y yo estamos incluidas). Dios había hecho un pacto y no lo rompería.
En este momento me viene a la mente Efesios 1:3–14, que nos describe ese amor que este pueblo no entendió, y que tú y yo de pronto olvidamos. Somos incapaces de entender tanto amor derramado en una cruz y la fidelidad de Dios a un pacto sempiterno.
Aquí vemos a Oseas mencionando los pecados de Israel contra su Padre amoroso, y ellos llenos de soberbia y autosuficiencia. Les anunciaba que el Señor los humillaría, los disciplinaría, ellos sufrirían por su pecado, se rebelarían una vez más y entonces, de nuevo le buscarían en su desesperación y le olvidarían en la prosperidad, no tendrían arrepentimiento sincero. Su pueblo se apartaría nuevamente.
¿Y sabes qué hizo Dios? Él les mandaría profetas, uno tras otro, Él seguiría siendo su ayuda, les profetizarían juicio y promesas, con el fin de que le buscarán de todo corazón, pues sabrían quien era Su Dios.
Y mira lo que les promete (14:4)«Yo sanaré su apostasía, los amaré generosamente», otra versión dice; «Yo los sanaré de su falta de fe, mi amor no tendrá límites, les haré florecer, tendrán raíces profundas, vivirán bajo mi sombra, crecerán y serán como olor fragante, y si dejan a sus ídolos, contestaré sus oraciones y los cuidaré, haré que tengas fruto».
«Quién es sabio, que entienda estas cosas; Quién es prudente, que las comprenda. Porque rectos son los caminos del Señor, Y los justos andarán por ellos; Pero los transgresores tropezaran en ellos». –Oseas 14:9
Mi amada hermana, no puedo decir nada más. Si necesitabas o anhelabas una carta de amor, aquí la tienes. Cierro por el momento este libro, arrepentida de las veces que no he entendido cuanto Él me ama y me retiro extasiada de saberme amada de esta manera tan inmerecida y sublime.
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