Día 251 | Daniel 3 – 4
Fidelidad bajo fuego
Daniel y sus amigos fueron consecuentes con lo que creían y cómo vivían, por esto ganaron el respeto de muchos. Pero como nos enseña La Palabra que: «toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo»,otros buscaban la forma de hacerles caer.
Como nos enseña el relato, el mismo rey que vimos reconocer al Dios de dioses y Señor de los reyes olvidó quién es realmente el Único que debe ser exaltado. De nuevo usa el poder delegado para auto engrandecerse por medio de una colosal estatua de oro, ostentando así sus riquezas, y de treinta metros de alto (lo que casi mide un edificio de 10 pisos), alardeando ahora su grandeza. Todo el pueblo debía asistir a la dedicación de la estatua, y luego postrarse ante ella.
Sadrac, Mesac y Abed-Nego, firmes y fieles a sus principios, son denunciados por unos caldeos ante …
Fidelidad bajo fuego
Daniel y sus amigos fueron consecuentes con lo que creían y cómo vivían, por esto ganaron el respeto de muchos. Pero como nos enseña La Palabra que: «toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo»,otros buscaban la forma de hacerles caer.
Como nos enseña el relato, el mismo rey que vimos reconocer al Dios de dioses y Señor de los reyes olvidó quién es realmente el Único que debe ser exaltado. De nuevo usa el poder delegado para auto engrandecerse por medio de una colosal estatua de oro, ostentando así sus riquezas, y de treinta metros de alto (lo que casi mide un edificio de 10 pisos), alardeando ahora su grandeza. Todo el pueblo debía asistir a la dedicación de la estatua, y luego postrarse ante ella.
Sadrac, Mesac y Abed-Nego, firmes y fieles a sus principios, son denunciados por unos caldeos ante el rey por su negativa a reverenciar la estatua. El castigo: ser echados al horno de fuego.
Al ser presentados ante Nabucodonosor, y este hacer las preguntas de lugar, estos valientes jóvenes aplicaron la verdad que nos enseña Hechos 5:29: «Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres».
La respuesta que ellos dan es un desafío a la fe de todo creyente: «No es necesario que te respondamos sobre este asunto» –3:16. Dejan bien claro que el Dios Soberano a quien ellos servían, podía librarlos de la muerte, y si permitía que murieran «achicharrados», esa realidad nos les haría cambiar de opinión.
El airado rey haciendo calentar el horno siete veces más, da la orden y son echados en él. Pero ¡oh sorpresa! Aparece un cuarto personaje «semejante a hijo de los dioses».Esa aparición es conocida como una «Cristofanía», es decir una aparición del Cristo preencarnado.
Ante la liberación de estos jóvenes, nuevamente el rey debe reconocer: «Bendito sea el Dios de ellos… que envió a su mensajero y libró a sus siervos que confiaron en Él, y no cumplieron con el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios». ¡Qué palabras! ¡Aún aquellos que no creen, cuando ven los portentos de Dios y la fidelidad de los Suyos no tienen otra opción sino reconocer que definitivamente Dios es quien dice ser!
Otro peligro del poder: perder la cordura
El capítulo 4 podemos llamarle el testimonio de Nabucodonosor. Este nuevamente tiene un sueño que le espanta. Se llama a los magos y nada pueden hacer hasta que llega Daniel (Beltsasar) en quien el rey reconoce que mora «el espíritu de los dioses santos».Cuando Daniel recibió el significado del sueño quedó atónito y turbado como por una hora. Las noticias que le daría al rey no eran nada buenas, tanto así que Daniel desea el cumplimiento para sus enemigos.
Nabucodonosor fue engrandecido y fortalecido de una manera muy especial. Sabía quién le había hecho alcanzar sus logros. Había sido testigo del obrar de Dios de muchas maneras, y con su propia boca le había alabado.
Sin embargo, cuando osó atribuirse dichos logros por medio de su fuerza, poder y gloria, de inmediato el sueño se hace realidad y es echado por siete años con las bestias del campo.
Cuando la razón le es devuelta y reconoce que:«El Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien Él quiere», bendijo, alabo y glorifico «al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno y su reino por todas las edades».
Ya restituido, hace una de las declaraciones más impresionantes que nunca el ser humano debería olvidar.
- Que todo habitante de la tierra es como nada.
- Que Él hace como le place en los cielos y en la tierra.
- Que nadie puede detener Su mano.
- Que nadie puede cuestionar Su proceder.
Vivir a la altura de la fe de los amigos de Daniel. Ser consecuentes en la fe y práctica. Entender y aplicar las conclusiones a las que Nabucodonosor llegó, muchas veces se nos hace difícil porque nosotras creemos ser las «soberanas de nuestras vidas».
Sí, escogemos vivir por sentimientos más que por principios (lo cual debilita la fe). Sí, atribuimos los logros alcanzados a nuestra inteligencia, fuerza, poder o dones, olvidando que todo lo hemos recibido de pura gracia. Por igual, sí, olvidamos quien nos creó y sostiene, no recordando que somos meras criaturas puestas en el tiempo para hacer Su Voluntad y darle la gloria a Su Nombre, sin darnos cuenta estaríamos trillando senderos de locura.
- ¿Cómo aplicarás estas enseñanzas a tu vida?
- ¿Obedeces a Dios o a los hombres?
- ¿Qué harás para mantener tu cordura y perspectiva bíblica?
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