Día 239 | Ezequiel 18 – 20
El Señor continúa hablando a través del profeta Ezequiel y él, obedientemente, era el vocero de Dios. Las personas seguramente se reían de él, y llegaron a decir, «¡él solo habla en enigmas!» –20:49 (NTV).
Muchos creerán lo mismo de nosotras cuando compartimos nuestra fe. Muchos consideran que hablamos cosas sin sentido, porque «la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos es poder de Dios». –1 Corintios 1:18. Sigamos adelante ayudadas por la gracia y el poder de Dios.
Algunos conceptos que quiero resaltar de la lectura de hoy:
1. Cada cual es responsable ante Dios de sus elecciones y actos (Capítulo 18).
Personalmente viviremos las consecuencias del camino que elijamos. Cada cual debe rendir cuentas a Dios. Los hijos no pueden contar con la justicia de sus padres como tampoco deben ser castigados por los pecados de ellos. De igual …
El Señor continúa hablando a través del profeta Ezequiel y él, obedientemente, era el vocero de Dios. Las personas seguramente se reían de él, y llegaron a decir, «¡él solo habla en enigmas!» –20:49 (NTV).
Muchos creerán lo mismo de nosotras cuando compartimos nuestra fe. Muchos consideran que hablamos cosas sin sentido, porque «la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos es poder de Dios». –1 Corintios 1:18. Sigamos adelante ayudadas por la gracia y el poder de Dios.
Algunos conceptos que quiero resaltar de la lectura de hoy:
1. Cada cual es responsable ante Dios de sus elecciones y actos (Capítulo 18).
Personalmente viviremos las consecuencias del camino que elijamos. Cada cual debe rendir cuentas a Dios. Los hijos no pueden contar con la justicia de sus padres como tampoco deben ser castigados por los pecados de ellos. De igual manera, no podemos pretender que nuestros hijos sean cristianos solo porque son nuestros hijos.
Pero… hubo Un Justo que sí sufrió el castigo de los pecadores:
«Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, muerto en la carne pero vivificado en el espíritu». –1 Pedro 3:18
Cada persona es responsable de sus pecados y debe ponerse a cuentas con Dios, y poner su fe en Jesucristo para la salvación de sus pecados y disfrutar de una vida eterna junto a Él.
¿Estás viviendo las consecuencias de haberte desviado de los caminos de Dios? Confiesa tus pecados y ven a Cristo. Él es fiel y justo para perdonarte y librarte de toda maldad (1 Jn 1:9).
2. El Señor no quiere que nadie se pierda.
Si bien es cierto que no todos serán salvos, en el corazón de Dios está el deseo de que todos se arrepientan y escojan el camino de la reconciliación con Él: «¿Acaso me complazco Yo en la muerte del impío», declara el Señor Dios, «y no en que se aparte de sus caminos y viva?» –v. 18:23
«[El Señor] es paciente para con ustedes, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento». –2 Pedro 3:9
Dios envió a Su Hijo al mundo para que todo aquel que en Él crea no se pierda, sino que tenga vida eterna (Jn 3:16).
3. No nos corresponde juzgar a Dios. Es Dios quien nos juzga a nosotros.
Muchas veces nos confundimos. Aún como cristianos juzgamos la Palabra, la ponemos en tela de juicio, o juzgamos los actos de Dios («Dios no haría esto o aquello»). Pero la realidad es que no somos Dios. Es una verdad que debemos recordarle a nuestra alma una y otra vez. ¡Ubiquémonos!
«Y ustedes dicen: “No es recto el camino del Señor”. Oigan ahora, casa de Israel: ¿No es recto Mi camino? ¿No son los caminos de ustedes los que no son rectos?». –v. 18:25
4. Aun líderes pueden estar ciegos y endurecidos por su pecado.
Los líderes de Israel vinieron a Ezequiel buscando algún mensaje de parte del Señor (v. 20:1-3). De cierto modo reconocían que había un Dios pero sus corazones estaban tan lejos de Él y ni siquiera se daban cuenta.
Examina tu corazón. Cuando tenemos un patrón de desobediencia en nuestra vida se va creando una dura coraza en nuestro corazón que no nos permite ver hasta dónde nos hemos desviado.
Dile a Dios como el salmista: «Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno». –Salmos 139:23-24
5. Dios es misericordioso y nos busca una y otra vez.
No deja de sorprenderme las veces que Dios corrigió y advirtió al pueblo a través de sus profetas. Una y otra vez enviaba mensajeros. En el capítulo 20 Ezequiel resume la historia del pueblo, su rebelión y el trato de Dios con ellos. Dios cumplió Su promesa de esparcirlos por las naciones debido a su idolatría, recordándoles que Él es el Señor. Sin embargo, por amor a Su nombre, Él les mostraría compasión (vv. 20:39-44). Él había hecho un pacto con ellos como Dios redentor que cumple Sus promesas de generación en generación. Cuando fueran restaurados ellos adorarían a Jehová en lugar de adorar a sus ídolos.
Por amor a Su nombre, Dios trata con nosotros, nos disciplina, nos perdona, y nos guía. Nuestra respuesta lógica ante tan grande e inmerecida misericordia es rendir nuestras vidas a Él, entregarlas como sacrificio vivo y vivir para el honor y la gloria de Su nombre.
- ¿Cómo has visto la misericordia de Dios manifestada en tu vida?
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación