Día 232 | Lamentaciones 1 – 2
Jeremías «el profeta llorón» como le llaman, es el autor del libro de Lamentaciones, que es un poema formado de acrósticos, que expresan el dolor profundo del profeta ante la devastación y destrucción de la gran Jerusalén. Los judíos se enorgullecían por estar en el monte de Jehová y tener el majestuoso templo de Dios, el cual creían indestructible.
Con este poema Jeremías expresa con numerosos símiles y metáforas, el sufrimiento y destrucción de Jerusalén a manos de Babilonia. Esta devastación a manos de su enemigo, no es más que muestra de la ira de Dios provocada por la constante rebelión y desobediencia de Su pueblo ante un Dios justo y santo. Judá confió en dioses falsos y cerró sus oídos y corazón al verdadero Dios.
Leemos mucho que Dios es temible, y lo es, pero ellos no creyeron, ¿lo crees tú? ¿Temes a Dios como dice Mateo 10:28, que …
Jeremías «el profeta llorón» como le llaman, es el autor del libro de Lamentaciones, que es un poema formado de acrósticos, que expresan el dolor profundo del profeta ante la devastación y destrucción de la gran Jerusalén. Los judíos se enorgullecían por estar en el monte de Jehová y tener el majestuoso templo de Dios, el cual creían indestructible.
Con este poema Jeremías expresa con numerosos símiles y metáforas, el sufrimiento y destrucción de Jerusalén a manos de Babilonia. Esta devastación a manos de su enemigo, no es más que muestra de la ira de Dios provocada por la constante rebelión y desobediencia de Su pueblo ante un Dios justo y santo. Judá confió en dioses falsos y cerró sus oídos y corazón al verdadero Dios.
Leemos mucho que Dios es temible, y lo es, pero ellos no creyeron, ¿lo crees tú? ¿Temes a Dios como dice Mateo 10:28, que debemos temer a «Aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno»? No esperes a que haga justicia, abre tus oídos y tu corazón a Su palabra mientras hay esperanza.
Jeremías tuvo un ministerio de 40 años durante el cual el profeta se dedicó a amonestar al pueblo por su desobediencia e infidelidad a Jehová. Jeremías se lamentaba ahora pensando que su ministerio había sido infructífero pues el pueblo no respondía ante su mensaje.
Judá tenía tres ídolos en los que depositó su confianza: la dinastía de David, el templo en Jerusalén, y la ayuda que vendría de Egipto. Todo esto los llevó a olvidarse de su Dios y de que su único socorro vendría de Jehová. Ahora, Dios usaría a su enemigo para humillarlos.
La fidelidad de Jeremías al abrazar su difícil llamado nos deja ver la bondad, misericordia y paciencia de Dios para con su pueblo, mientras Jeremías esperaba en Él. A pesar de su fe, también el profeta se lamenta y llega a preguntarse si Dios se ha olvidado de su pueblo, ¿Por qué tanta ira sobre Judá, acaso ya no lo amaba? (Salmo 137), sin embargo, reconocía que Jehová había hecho lo que tenía determinado (2:17).
- ¿Tú estás creyendo en la soberanía de Dios sobre tu historia, a pesar de las circunstancias que puedas estar enfrentando? Recuerda las maravillas que el Señor ha hecho contigo y no olvides como lo hizo Judá (Salmo 103:2).
Jeremías sufrió en su ministerio siendo rechazado, burlado y maltratado; igual que Cristo sufrió el suyo. Jeremías fue desterrado pero Jesucristo fue crucificado, cumpliendo las promesas en las que Jeremías esperó. Ambos sufrieron oprobio por amor al pueblo al que amaron, pero solamente en Uno hay Salvación.
En estos poemas Jeremías nos presenta sus lamentos por el dolor y la angustia personal, pero sobre todo, nos guía a la esperanza que tenemos en Dios, sin importar lo desesperanzadora que pueda ser nuestra situación.
Te invito a que leas Apocalipsis 1:4-8 y medites:
- ¿Cuál es la esperanza más grande que tenemos frente a nosotros?
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